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Despertando al Cristo

“Jesús les respondió – ¿No está escrito en vuestra ley: “Yo dije, dioses sois”? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la escritura no puede ser quebrantada) ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: “Tú blasfemas” porque dije: “Hijo de Dios soy”?” (Juan 10:34-36)


Si tuviésemos la dicha de ser escuchados por la inmensa masa cristiana que componen el movimiento católico y evangélico no me asombraría de que la mayoría de ellos estuviesen protestando por el título de este mensaje.


Puedo visualizar en mi mente a algunos de ellos diciendo cosas como: “¿Cómo es posible que un líder espiritual este predicando que Cristo está dormido?” Y a otros diciendo: “¡Que blasfemia es esa contra el Señor Jesús!”


Muchos dirían: –“¿Cómo es posible que se diga que Cristo duerme cuando le cantamos, lo adoramos y lo bendecimos en nuestros cultos? Otros comentarían: “Cristo es el Señor, que fue crucificado, pero que al tercer día se levantó y subió a los cielos y está sentado junto al Padre, ¿cómo es que dices que duerme?”


De la misma manera que los judíos acusaron de blasfemo a Jesús, por las cosas que hacía y decía, muchos cristianos podrían acusarme a mí de blasfemo cuando digo que Cristo duerme.


Jesús es la encarnación de Cristo en toda Su gloria. Claro está, Jesús al igual que tú y yo fue un ser humano. Vivió, sufrió y padeció todas las tribulaciones o adversidades de la vida que nos acompañan a todos nosotros como seres humanos que somos y murió en la cruz.


Pero para entender quién es realmente Jesús tenemos que remontarnos a billones de años en el pasado y visualizar un universo como el que tenemos hoy “que cumplió su misión en la evolución de una raza superior de hombres y pasó dejando después como su fruto hombres dioses con poder creador.” (GCV p. 156)


“Jesús fue uno de los hombres dioses de aquella antigua creación y fue Su destino hacer surgir de las profundidades del Ser una raza de dioses potenciales; colocarlos en un ambiente donde pudieran crecer como el creció y volverse como Él, un Hijo de Dios.” (GCV p. 156)


Por esto Jesús evolucionó, se hizo uno con Dios, convirtiéndose en el Hijo de Dios, Cristo, con poder creador mucho antes de que se creara este universo en el que vivimos.


Y fue Su destino divino “hacer surgir de las profundidades del Ser una raza de dioses potenciales” y esa raza de dioses potenciales somos tú y yo; entonces “colocarlos en un ambiente donde pudieran crecer como el creció”, esto es en el mundo; en el planeta tierra “para volverse como Él, un Hijo de Dios” esto es, para expresar a Cristo en toda Su plenitud y gloria.


Pero cuando Jesús dice: “Antes que Abraham fuera, yo soy;” (Juan 8:58) no solo expresó la verdad de su ser sino que también afirmó su individualidad y su personalidad antes de la fundación de este universo que conocemos.


Su nombre, Jesús, le fue dado a María antes de darlo a luz y esto es prueba de que su nombre es desde antes, confirmando así su preexistencia como uno de esos dioses con poder creador.


Por esto Jesús no solo encarnó a Jehová-Cristo sino que es Cristo; Su personalidad e individualidad están unidos de manera tal que la separación entre Jesús, el hombre y Cristo, la plenitud de la divinidad corporalmente, es imposible.


Por esto Jesús no solo encarnó a Jehová Cristo sino que es Cristo y como Cristo a Él le adoramos, le alabamos y le bendecimos. Su nombre es Jesucristo, el Buen Pastor, pues toda la familia humana es Su manada, es Rey de reyes pues Su reino es eterno porque no tiene fin.


Ahora bien, así como aquella antigua civilización logró cumplir su misión y evolucionó, así mismo tú y yo tenemos que evolucionar espiritualmente hasta convertirnos en hombres dioses con poder creador. “¿No está escrito en vuestra ley: “Yo dije, dioses sois”?”


Entonces: ¿quién está a cargo de esta evolución espiritual de la raza humana? ¡Jesucristo está a cargo!


Entonces tú que me escuchas podrías preguntar: ¿por qué dices que Cristo duerme, si en realidad Cristo está activo en la figura de Jesucristo? Puedes añadir: “en todas partes encontrarás congregaciones multitudinarias adorando, alabando y bendiciendo a Cristo”.


Y si dices esto, bien dices porque yo también lo he visto. Pero si Cristo está en todas partes ciertamente está dentro de ti. Y si está dentro de nosotros entonces en Él vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser; pues sin saberlo en nosotros está la plenitud de la divinidad corporalmente, Cristo en ti, esperanza de gloria. (Colosenses 1:27) Pues como Pablo dijo; “linaje suyo somos.” (Hechos 17:28)


Ahora nos toca crecer y volvernos como Él, un Hijo de Dios; pues Cristo está potencialmente en ti y es tu deber y tu responsabilidad darle expresión y movimiento (mediante obras) al Cristo que mora en ti.


Para esto es necesario despertar al Cristo de tu ser de ese sueño milenario. Pues si hasta ahora Cristo duerme en ti, a ti te digo: “Despiértate, tú que duermes y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo”. (Efesios 5:14).


Entonces: ¿cómo despertamos a Cristo de ese sueño milenario? Bueno, si todavía vives centrado en lo externo, en el mundo que se presenta ante ti con todos sus retos y limitaciones, te aconsejo que comiences a amar a Jesucristo.


Su nombre está en todas partes, escrito en la guagua, en el concho, en la pared, debajo del puente, en un letrero, en la televisión y en la radio.


Adóralo, bendícelo y cántale; y verás como a través del poder del amor te unificas conscientemente con Él. Es importante que comiences a crear conciencia de la presencia de Jesucristo en el mundo y especialmente en tu vida.


No estamos hablando de religión estamos hablando de tu progreso espiritual y de seguir el camino que te señala el Cristo de tu ser. Jesucristo es el Señalador del Camino, Cristo es el camino al Padre.


Comprométete a usar tu fortaleza, tu valentía y tu sabiduría; pon tu fe en acción y comienza a amarlo como Él te ha amado a ti, incondicionalmente.


Cada vez que decretes la verdad hazlo en el nombre de Jesucristo y serás testigo de un poder espiritual poderosísimo.


A medida que creas y desarrolles una conciencia de la presencia de Jesucristo en tu vida no te sentirás solo, puedes usar Su imagen humana para relacionarte con Él y aprender de Él lo que deberás aprender para alcanzar tu próximo nivel de desenvolvimiento espiritual.


¡Despierta tú que duermes! Y deja de afanarte tanto por la materialidad y la cotidianidad de la vida, porque como dice el salmista todo es vanidad y todo lo que hoy atesoras también pasará.


Pues “el verdadero objetivo de la vida no es hacer dinero o llegar a ser famoso, sino la formación de carácter, el traer a expresión las potencialidades [espirituales subyacentes] que existen en cada uno de nosotros.”(Prosperidad p. 178)


Si hoy te encuentras esclavizado por las cosas materiales, ya sea por falta de dinero, o por algún impedimento físico o por la razón que sea en Cristo encontrarás libertad.


Tú que me escuchas, tal vez te encuentras pasando por un gran reto y estás en medio de una crisis, puedes acudir a Cristo en la seguridad de que es tu salvación, permite que haga en ti una labor positiva, y no se lo impidas.


Y a medida que permitas que Cristo haga Su obra en ti afirmarás como Pablo: “Pero cuantas cosas eran para mi ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo… por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.”(Filipenses 3: 7,8)


Ciertamente si Cristo duerme en cada uno de nosotros, en nosotros tiene que estar la voluntad de despertarlo y de ganar a Cristo “olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndonos a lo que está delante… al supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” en cada uno de nosotros. (Fil. 3:13-14)


Tú tienes el llamado, todos tenemos un llamado de Dios a través del Cristo que mora en nuestros corazones, basta ya de ignorar ese llamamiento, levántate tú que duermes y asume tu responsabilidad espiritual.


Comprométete no tengas miedo, sigue adelante aunque el camino sea escabroso y desértico. Dios proveerá en el momento preciso, pruébalo en esto ahora y no te acobardes.


A medida que vayas adquiriendo una conciencia de la presencia de Jesucristo en tu vida y de la presencia del Cristo que mora en ti sabrás y tendrás la seguridad de que no importa la condición o situación que estés enfrentando, Dios está a cargo de tu vida.


Atrévete a abrir tu mente y tu corazón permite que Jesucristo y la acción del Espíritu Santo obren en ti despertando al Cristo que vive en ti, y este Hijo de Dios comenzará a hacer el trabajo regenerador de las edades desde la profundidades de tu ser.


Mirarás tu vida desde una más alta perspectiva, las apariencias externas no te impresionará como antes y estarás en una nueva y mayor disposición de comprometerte con el trabajo de Dios. Serás literalmente una nueva criatura en Cristo porque habrás despertado y conocido al Cristo que mora en ti.


Bienaventurado eres si sabiendo estas cosas las haces.


¡Dios te bendice!


Amen.

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