top of page

Deja que Jesucristo te transforme


“El transformará nuestro cuerpo mortal en un cuerpo glorioso semejante al suyo, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.” (Filipenses 3:21)


Con estas palabras Pablo les habla a los filipenses de lo que Jesucristo hará por cada uno de nosotros si seguimos el camino que Él nos ha señalado.


Apenas comienza un nuevo año para cada uno de nosotros y este nuevo año será lo que deseemos que sea. Cierto es, que habrán acontecimientos externos de los cuales no tendrás control alguno, pero tendrás absoluto control de tu mundo interior si no te dejas influenciar por lo que esté ocurriendo allá afuera.


Recientemente tuve la oportunidad de asistir a una reunión en donde se habló sobre ciertos círculos de poder en el mundo y sus planes para controlar el planeta. Me maravillé de la creatividad de algunos predicadores que hablan acerca de estos seres iluminados.


Pero lo que más me impresionó fue la ignorancia y la incredulidad acerca de la Verdad, acerca del Cristo y de las enseñanzas del Maestro Jesucristo. Es impactante ver con la facilidad que estas personas creen en estas teorías que para mí no son más que filosofías huecas sin ningún contenido real. Y cuando uso la palabra real quiero decir verdadero.


Lamentablemente muchas de estas personas dedican su tiempo a navegar por el internet e investigar y leer todo lo que se dice acerca de estos grupos de poder.

Hay tantas cosas pasando en este mundo que podemos dedicar toda nuestra vida a investigar lo que está pasando allá afuera y olvidar lo más importante que es, lo que está pasando dentro de cada uno de nosotros.


De manera que te invito seriamente a que cambies el enfoque de tu vida y dediques este nuevo año a descubrir lo que hay realmente dentro de ti. Eso es lo verdaderamente importante; y luego como sintonizarte con la Presencia de Dios en ti para que permitas que el Espíritu obre en y a través de ti y en tu vida. Y esta vida que estamos viviendo nos ofrece una gran oportunidad de transformarnos internamente; y Jesucristo es nuestro Ayudador, acude a Él y el hará en ti.


Jesucristo tiene todo el poder de Dios, y nos lo dejó saber claramente porque escrito está: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.” (Mateo 28:18) La palabra potestad significa: dominio, poder, jurisdicción o facultad que se tiene sobre algo. (RAE)


De modo que a Jesucristo se le ha dado todo el poder, dominio, facultad y jurisdicción sobre todas las cosas. Y te invito a que acudas a Jesucristo para que te ayude en tu proceso de transformación.


Cuando leemos las Escrituras vemos claramente cómo Jesús transformó a Sus discípulos en apóstoles. Tomemos el caso de Pedro; de un simple pescador a un predicador poderoso de la Palara de Dios, y de él se dice que poder sanador salía hasta de su sombra. Y lo más importante es que el hacía demostraciones no por su propio nombre sino en el nombre de Jesucristo.


Dicen las Escrituras: “Y los que creían en el Señor aumentaban más,…, tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos.” (Hechos 5:14-15)


Todo progreso viene como resultado de un cambio. Si quieres progresar espiritualmente tienes que estar dispuesto a transformarte. Y para que haya una transformación real en ti debes entregarte a Cristo y seguirlo incondicionalmente.

Para algunos de nosotros esto parecerá una tarea ardua, difícil y hasta imposible pero para Dios todo es posible. Una de las cosas que tenemos que ir pensando es en la construcción de nuestro propio templo para alabar, adorar y bendecir a Dios y a Su Hijo Jesucristo.


La constante de la vida es el cambio y nosotros tenemos que ocuparnos de crear un terreno fértil dentro de nuestra mente donde podamos dar paso a los cambios que tenemos que realizar en nuestra consciencia para lanzarnos al próximo nivel de desenvolvimiento espiritual.


Y esto requiere mantener nuestro enfoque en el Cristo de nuestro ser; para permitir que la Mente de Cristo Morador tome control consciente de nuestra vida.

Tenemos que soltar todo lo que no vaya con el propósito de transformar nuestra consciencia y nuestra mente.


Es lamentable como muchas personas se apegan a cosas y también a personas que en nada contribuyen a ayudarles en este proceso de transformación de nuestra alma.


Sin embargo, parte del trabajo que tenemos que hacer por nuestro progreso es purificar y espiritualizar nuestro cuerpo, y tratarlo con dignidad y respeto reconociéndolo como lo que realmente es, el templo del Dios viviente. Otra cosa que debemos hacer por nuestro progreso espiritual es comenzar a servirle a otros con alegría y amor.


Muy pocas personas piensan en la transitoriedad de la vida hasta que llegan a la tercera edad. Ahí ven claramente cuán rápido han pasado los años y como se van acercando rápidamente al término de su existencia física en este planeta.

Aquellos que están más inclinados por las cosas espirituales empiezan a darse cuenta que han perdido mucho tiempo esforzándose por lograr cosas que en nada contribuyen a su desarrollo espiritual. Y como diría alguien: así es la vida.


Pero la vida puede ser más que eso; puede convertirse en el medio por el cual logres expresar tu propia luz, la vida puede convertirse en la oportunidad para que puedas impactar cada alma con la que haces contacto; la vida se puede convertirse en la escuela que te enseñará a conocerte a ti mismo.


Pero lamentablemente muchas personas no le dan importancia al verdadero sentido de la vida y mueren sin saber realmente quienes son. Hoy te invito a que no seas uno de esos, te invito a que comiences a conocerte cada día más, te invito a que le des entrada en tu consciencia a la presencia de Jesucristo para que Él mismo te muestre el camino.


Escrito está: “Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y el conmigo.” (Apocalipsis 3:20) La invitación está hecha, nos toca a cada uno de nosotros abrir la puerta y permitir que la presencia de Jesucristo entre en nuestros corazones. Y si abres la puerta de tu corazón con receptividad y obediencia y te dispones a cambiar verás que habrá vencimiento internamente. Vencerás por medio de Jesucristo condiciones que humanamente eran imposibles de vencer.


Y la promesa escrita está para aquellos que logran vencimiento por medio de Jesucristo: “Al vencedor le concederé que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en Su trono.” (Apocalipsis 3:21)

Deja que Jesucristo te transforme. De modo que te invito una vez más para que establezcas una sola meta y es la de permitir que Jesucristo te transforme.


Y verás que si sigues a Jesucristo todo el camino no solo habrá transformación sino que habrá vencimiento. Y el vencimiento te llevará a la unidad con Dios, nuestro Padre celestial.


El otro día en un momento de reflexión, pensé el amor tan grande que mi madre y mi padre sintieron por mí. Ambos me amaron intensamente y me lo demostraron una y otra vez. Y en ese mismo momento sentí un gran amor por cada uno de ellos. Y en ese mismo instante le dije a Dios: ayúdame a amarte más de lo que amé a mis padres terrenales. No hay duda que el verdadero amor es sentimiento; pero es más que sentimiento, es cumplimiento.


Jesús dijo: “El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él.” (Juan 14:21) Y en segunda de Juan 1:6 leemos: “Y este es el amor; que andemos según sus mandamientos. La vida es consciencia y la constante de la vida es el cambio. Entonces a medida que vives debes ir cambiando tu consciencia. Tu transformación es un trabajo que comienza como un anhelo de tu corazón y termina con vencimiento.


Determina dedicarte este año a las cosas que son verdaderamente importantes para tu desarrollo personal y espiritual. Recuerda que el trabajo no lo puedes hacer solo, necesitas la ayuda del Espíritu.


Jesucristo está llamado a la puerta de tu corazón, ábrele las puertas, suelta todo tipo de orgullo y vanidad y con humildad resuelve obedecer y permite que Jesucristo haga la obra en ti y te transforme.


Meditemos…


Amén.

Destacados
Recientes
bottom of page