top of page

La Clave de un hogar próspero


“Bienaventurado el hombre que teme a Jehová...Bienes y riquezas hay en su casa, y su justicia permanece para siempre.”(Salmo 112: 1, 3)


1. Hoy celebramos en nuestro país el Día de los Padres y el tema es la Prosperidad en el hogar.


2. Durante el transcurso de la semana ustedes recibieron varios mensajes exhortándoles a las mujeres de nuestra congregación a que trajeran a sus parejas y a las casadas, a sus maridos.


3. Y lo hice por varias razones: primero, porque no hay muchos hombres en nuestra comunidad espiritual, segundo, pienso que muchos de los padres ausentes tienen responsabilidades en el hogar que no están cumpliendo a cabalidad y es necesario que se les recuerde el rol que ellos desempeñan en el establecimiento de un hogar próspero.


4. Existe una gran cantidad de padres de familia, entiéndase hombres que creen que su único rol en la familia es mandar, traer el pan a la mesa, proveer ropa, y proveer para las necesidades económicas del hogar.


5. Pero les cuesta entender que en la sociedad en que estamos viviendo ya las cosas no son como antes, porque tanto el hombre como la mujer tienen que trabajar para proveer el dinero necesario para pagar las facturas y todo lo que conlleva el mantenimiento del hogar además de otras necesidades como la educación de los hijos y otras más.


6. Es muy fácil para nosotros los hombres llegar a la casa y desentendernos y dejarle toda la administración del hogar a la mujer. Hoy día esto es una responsabilidad compartida. Y es responsabilidad de la mujer hacerle consciencia al hombre de que su rol ha cambiado y ponerse de acuerdo en que va a hacer cada cual en el hogar manteniendo siempre flexibilidad y cooperación porque después de todo están unidos en un propósito de vida y es desarrollar el hogar y educar a los hijos en el desarrollo de su consciencia, en desarrollo de buenas relaciones interpersonales, de sus talentos y habilidades y mucha otras cosas más.


7. Y existen cinco cosas de suma importancia que tienen que existir en todo hogar próspero y que el hombre tiene un papel importante que desempeñar.


8. Primero es el reconocimiento de la Presencia de Dios en el hogar. Josué en sus últimas palabras exhortó al pueblo a servir, a guardar los

mandamientos y a amar a Jehová. “Ahora, pues, temed a Jehová y servidlo con integridad y verdad… escogeos hoy a quién sirváis;… pero yo y mi casa serviremos a Jehová.” (Josué 23:14,15) “Guardad, pues, con diligencia vuestras almas, para que améis a Jehová, vuestro Dios.” (Josué 23:11)


9. Eso quiere decir que en el hogar debe haber una reconocimiento diario de la Presencia de Dios y esto se consigue apartando un tiempo para orar juntos, toda la familia. Pero eso no se queda ahí, de la misma manera que muchos padres envuelven a sus hijos en el deporte, debemos envolvernos todos en actividades que sirvan a los propósitos de Dios, y el amor a Dios.


10. Actividades tales como en participar en grupos de oración, participar en la educación espiritual de nuestros hijos, tomar clases de enriquecimiento espiritual, en fin, participar más activamente en las actividades de su iglesia o comunidad espiritual. El padre de familia tiene que ser el líder junto a su esposa.


11. Cuando invocamos la Presencia de Dios en nuestro hogar nos hacemos más conscientes de las bendiciones que Dios derrama diariamente en nuestras vidas y asuntos. Con respecto a esto así habló el salmista de Jehová Dios: “Abres tu mano y colmas de bendición a todo ser viviente.” (Salmo 145:16)


12. Segundo, y también primero, porque decimos que la primera ley del Universo es el Orden, ¿no es así? Pues en cuanto al manejo del hogar la primera ley que debe ser establecida es el orden. Esto hace tiempo que dejó de ser un rol exclusivo de la mujer. El hombre tiene que tomar esto como un proyecto personal y procurar que cada cosas esté en su lugar y que haya un lugar para cada cosa.


13. Pero esto tampoco se queda aquí, el padre de familia tiene que estar diligentemente procurando que sus pensamientos estén en orden y ayudar a que los miembros de la familia expresen sus pensamientos y se conduzcan en orden. Esto ayuda a establecer prioridades claramente y define cursos de acción específicos para el logro de las metas y objetivos en el hogar. Un hogar ordenado es un hogar próspero. Pablo nos recuerda esto cuando dice: “…hágase todo en orden y decentemente.” (1 Corintios 14:40 parafraseado)


14. Comenzamos ordenando nuestros pensamientos, luego nuestro entorno inmediato que es nuestro hogar y luego nuestras actividades cotidianas. Acostúmbrate a organizar tus actividades y tareas cotidianas. Sé que esto requiere disciplina pero paga un gran dividendo.


15. En el hogar deben repartirse las tareas y los hijos deben tener tareas

asignadas para que se acostumbren desde pequeños a cumplir con sus responsabilidades. Pues el desorden nos lleva al fracaso.


16. Y cada cual debe tener un área de responsabilidad, por ejemplo, hay que enseñarles a los hijos a recoger sus habitaciones y mantenerlas limpias. A las niñas enseñarles a cocinar desde pequeñas, en fin orientar a los hijos en el manejo de un hogar ordenado. Todos deben participar en las tareas del hogar. De esa manera los niños se sentirán útiles y van asumiendo responsabilidades.


17. Esto convierte a todos los miembros de la familia en un equipo de trabajo ganador en lugar de entidades o islas independientes sin ninguna comunicación. Lamentablemente muchos hogares son así.


18. Tercero, es integridad. Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de integridad? Espiritualmente hablando, en nosotros, integridad es la “unificación y expresión perfecta del hombre como Espíritu, alma y cuerpo.” (LPR p. 119) Y la clave para la verdadera sanación, es ser íntegro.


19. La integridad tiene que ser un principio de justa acción en el hogar. Esto exige que siempre se hable la verdad. No hay espacio para las mentiras. ‘No se puede meter gato por liebre.’ El engaño no puede tener espacio en el hogar.


20. Afirmando que “nuestra mente, pensamientos, sentimientos, palabras acciones y reacciones expresan la verdad y nada más que la verdad.”


21. Para lograr integridad en el hogar tiene que prevalecer esta consciencia en todos los miembros de la familia. Y este concepto y principio tiene que extenderse a nuestro entorno en todas nuestras actividades cotidianas. El padre es el líder de la integridad.


22. Cuarto, para lograr prosperidad en nuestro hogar tenemos que establecer y fomentar principios y valores del hogar. Aunque cada cual debe ocuparse de establecer los principios y valores en su propio hogar te doy algunas ideas para tu consideración.


23. En adición, a la integridad, debemos fomentar el amor incondicional, aceptación de las personas como son, ayudar y cooperar los unos con los otros, esto nos lleva a ser solidarios, esto es, todos unidos en un solo propósito y es de hacer del hogar el mejor sitio para vivir, es hacer del hogar un lugar donde todos podamos prosperar.


24. Principios y valores como esto tienen que ser nuestro norte y el padre tiene un rol importantísimo que desempeñar en el establecimiento y en la práctica diaria de estos principios de justa acción.


25. Y esto que les voy a decir va a los padres en general, en la crianza de nuestros hijos y es lo siguiente: ellos no tienen el derecho a la privacidad. Los padres tienen todo el derecho de ver que están haciendo sus hijos especialmente en sus habitaciones, con quién están chateando, qué están viendo por internet y conocer con qué clase de personas se están juntando en sus actividades fuera de la escuela. Hay que meterse en las habitaciones de nuestros hijos ver “lo que se mueve en el caldero” y compartir con ellos orientándolos en toda buena y justa causa.


26. Les toca a los padres fomentar juegos donde participe toda la familia creando un ambiente de sana recreación.


27. Quinto y último y no menos importante; es responsabilidad del padre y de la madre desarrollar una consciencia de prosperidad en el hogar. Nuevamente, ¿qué quiero decir con ‘fomentar una consciencia de prosperidad’ en el hogar?


28. En nosotros, tenemos que cuidar nuestros pensamientos, nuestras palabras y acciones. Observarnos a nosotros mismos y examinar qué le estamos diciendo a nuestros hijos. ¿Los estamos asociando con algún hábito negativo, alguna limitación, carencia o enfermedad?


29. Por ejemplo, no podemos darnos el lujo de asociar a nuestros hijos con alguna condición de salud; diciendo cosas como: “mi hijo es asmático.” Cuando tu hijo oye esas palabras subconscientemente dice: “yo soy asmático.” Y con eso estamos profanando el templo del Dios viviente en ese ser y estamos violando el tercer mandamiento que dice: “No tomarás el nombre de Dios en vano,” que traducido a la prosperidad dice: “No hablarás palabras de escasez o limitación.” Cuando dices: “mi hijo es asmático” le estás imponiendo una limitación que es falsa. Nuestras palabras tienen que ser positivas, afirmando salud, vida, riqueza y felicidad.


30. El hogar, en espíritu y en verdad, es la morada de Dios y por tanto es sagrado. Tenemos que tener cautela con las palabras que salen de nuestra boca. Jesús hablando de lo que contamina al hombre dijo: “No lo que entra por la boca contamina al hombre; pero lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.” (Mateo 15:11) y añadió: Pues, “lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre, porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre.” (Mateo 15: 18-20)


31. El padre y la madre tienen que hablar palabras que afirmen la abundancia, y la vida que todos tenemos en Dios. La palabra “Dios” tiene que estar a flor de labios en todo momento. De esta manera afirmas la Presencia del Espíritu de Dios en tu hogar. Y tú, como padre y líder de tu hogar tienes que estar procurando el desarrollo espiritual de tu familia. Esto no es trabajo de la iglesia ni de la escuela, esto es tu responsabilidad.


32. Esto no es asunto de la mujer, esto es tu responsabilidad, responsabilidad con tus hijos, con tu familia y con Dios. Si no estás enseñando valores, si no estás dirigiendo y fomentando una vida espiritual en tu familia el mensaje que estás le enviando a todos es “esto no es importante.” Y te equivocas porque Dios es lo más importante, Dios es la vida.


33. Evita usar la palabra “imposible” ya que un hogar en donde se reconoce la Presencia de Dios, es un hogar bendecido, y sabemos que “lo que es imposible para el hombre, es posible para Dios.” (Lucas 18:27)


34. Observa a tus hijos, estimúlalos a que piensen creativamente, nunca coartes una idea por descabellada que parezca ser, dale la oportunidad a que tus hijos piensen creativamente y dale consideración a toda buena idea.


35. Y estas son las cinco claves:

· el reconocimiento de la Presencia de Dios en el hogar diariamente

· el orden

· la integridad

· fomentar principios y valores del hogar

· desarrollar una consciencia de prosperidad


36. En fin, querido padre, tú eres el líder si quieres asumir ese rol; y si lo haces con amor todos te seguirán con entusiasmo, pero de ti depende, es tu decisión.


37. Meditemos…


38. Dios te bendice porque sabiendo estas cosas las haces.


39. ¡Amén!




Destacados
Recientes
bottom of page