¿Es posible resucitar?
“¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado.” (Lucas 24:5,6)
Un día como hoy celebramos todos los años la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Este es un acontecimiento que el mundo cristiano celebra con gran alegría, gozo y entusiasmo.
Ningún otro líder espiritual o maestro de la Verdad ha podido lograr lo que Jesús logró, esto es, vencer la muerte. Y por esto, pienso que el cristianismo es un movimiento espiritual muy especial.
La grandeza de Jesús, el Hijo de Dios, descansa en el hecho de que Él nació en la tierra, en medio de la raza humana, con todas las creencias erróneas, esto es, nació dentro del pensamiento de la raza.
Dentro de este escenario Jesús a través de Sus enseñanzas, nos trajo la Palabra de Dios, comenzando así una evolución y revolución en el pensamiento de la raza.
Jesús fue “El sembrador de la Verdad” en las conciencias de cada uno de nosotros. Por él conocemos las inmensas posibilidades de vida eterna a aquellos que le siguen en Espíritu y en Verdad.
Jesús fue el que nos enseño acerca de la vida eterna. Dijo: “De cierto de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna”. (Juan 6:47)
Muchos creen que la vida eterna es del alma, que el cuerpo se queda y que el alma sigue viviendo eternamente. Cierto es, el alma sigue viviendo eternamente, pero la vida eterna que Jesús demostró cuando resucitó al tercer día es mucho más que eso.
Jesús se levantó de la tumba y continuó Su ministerio antes de Su ascensión. Y esta es la resurrección que es requisito para entrar en la vida eterna. Jesús nos demostró cómo se logra esto.
En la cruz, Jesús dejó, y extinguió todo vestigio y atadura con la mente de los sentidos, la mente carnal. En la cruz entregó su ego y su personalidad para que la mente de Cristo se expresara en toda su plenitud y gloria.
Este proceso de crucifixión dio paso a un proceso de transformación en su ser. Una vez la mente de Cristo toma posesión en su totalidad del templo del Dios viviente, esto es de nuestro cuerpo, el viejo cuerpo que quedó crucificado, es restaurado con el Cuerpo de Cristo.
El cuerpo del que se levantó al tercer día de la tumba no era el mismo cuerpo del que murió en la cruz. Hubo una transformación por medio de la renovación de Su mente, y una dinámica orgánica ocurrió transformando partículas subatómicas, átomos, moléculas, células, tejidos, órganos y sistemas corporales. El cuerpo entero se refinó, espiritualizándose con la capacidad de aparecer y desaparecer.
La mente carnal en Jesús murió dando paso a la mente de Cristo expresada a través de Jesucristo. Este cuerpo resucitado es un cuerpo inmortal.
De aquí la gran lección que nos deja el Maestro Jesucristo acerca de la vida eterna. Charles Fillmore dice: La vida eterna significa existencia continua y consciente en el cuerpo.
El que se levantó al tercer día no fue un alma separada del cuerpo en un viaje ascendente a Dios. ¡No! El que se levantó al tercer día se levantó en espíritu, alma y cuerpo; levantado con una consciencia de vida y perfección que encontramos solo en Cristo.
Las tres fases del ser fueron levantadas, espíritu, alma y cuerpo. El espíritu se levantó “el Padre que mora en mí, el alma se levantó, la mente del Cristo morador, y el cuerpo se levantó, el cuerpo de Cristo en expresión.
El que se levantó al tercer día continuó existiendo conscientemente en su nuevo cuerpo. Esto es requisito para la gozar de la vida eterna.
Y así tú y yo necesitamos un cuerpo para expresarnos si queremos vivir eternamente. Eventualmente, evolucionaremos espiritualmente hasta llegar a un punto en donde nuestra meta sea única y exclusivamente la de alcanzar la vida eterna.
Esta fue la razón por la cual Jesús nos enseñó tanto acerca de la vida eterna y de cómo alcanzarla.
Así como Jesús revolucionó el pensamiento de la raza por medio de la Palabra de Dios, de igual manera tenemos tú y yo que romper estructuras de pensamientos cristalizados y erróneos acerca de la muerte para comenzar un proceso de resurrección a la vida eterna.
Afirmemos todos juntos tres veces:
Cristo en mí es el poder y fortaleza que me levanta triunfante de cada reto.
En unidad con Cristo, soy resucitado de la tumba de la materialidad a la vida eterna.
Cristo en mí es la resurrección y la vida.
El nombre del Cristo que mora en mí es Yo Soy
Yo soy el camino a la Verdad y a la vida eterna.
Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca tendrá hambre, y el que en mí cree nunca tendrá sed jamás.
Yo Soy la resurrección y la vida. El que en mí cree aunque muera vivirá.
Con estas afirmaciones si las haces creyendo comenzarás una revolución en tu consciencia para la gloria de Dios y para vida eterna.
Entonces nos queda por contestar la siguiente pregunta: ¿Es posible resucitar? Cada vez que fracasas y te levantas, resucitas, Cada vez que logras salir de la depresión, resucitas, cada vez que te arrepientes de alguna mala acción resucitas, cada vez que estás dispuesto a perdonar resucitas.
Pero, verdaderamente ¿puedes resucitar como lo hizo el Maestro a la vida eterna? ¿Puedes levantarte al tercer día como Él lo hizo? Eso todavía está por verse.
Puedes pensar lo que quieras, pero lo que ocurra conforme a tu fe ocurrirá.
Ahora bien, ¿cuál fue la respuesta que ofreció Jesús a esta gran interrogante de la vida?
La respuesta la encontramos en Juan 14:12: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará.”
Entonces nuevamente te haga la pregunta: ¿Crees que puedes resucitar a vida eterna? De ti depende.
Dios te bendice si sabiendo estas cosas las haces. Amén.