El poder de dar gracias
“Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros… ” (1 Tesalonicenses 5:16-18)
Cuando damos las gracias por un favor recibido, o un servicio que nos brindan expresamos agradecimiento.
Y cuando verdaderamente estamos agradecidos expresamos un sentimiento de aprecio por el favor que se nos ha hecho o por el servicio que se nos ha brindado.
Igualmente, cuando recibimos una placa o algún tipo de reconocimiento por la labor que hemos realizado, damos las gracias.
Pero, ¿por qué decimos que hay poder en dar gracias? Porque cuando damos las gracias no solo expresamos un sentimiento de gratitud, sino que ponemos en movimiento un fluir a través de cada uno de nosotros una energía causal capaz de hacer grandes cosas.
Esta energía causal o divina es energía de Dios saliendo y fluyendo a través de cada uno de nosotros estableciendo armonía, paz, orden divino y el bien de Dios en todo el universo.
Es energía divina que sale y hace un trabajo sanador y prosperador volviendo a nosotros bendecida y multiplicada. Puedes que estés o no consciente de esta gran verdad pero, la ley de gratitud trabaja de una manera tan exacta como la ley de causa y efecto.
No hay límite para las bendiciones que recibimos cuando tenemos un corazón agradecido.
Hay veces que nos parece difícil dar gracias cuando enfrentamos situaciones retadoras. ¿No es así? Sin embargo, al dar gracias a Dios nos movemos del problema que estamos enfrentando a la solución de dicho problema. Hay un cambio de enfoque, soltamos mentalmente el problema para enfocarnos en Dios.
Jesús nos da un ejemplo claro y contundente del poder de dar gracias cuando resucitó a Lázaro. Él dijo: “—Padre, gracias te doy por haberme oído.” (Juan 11:41)
Él no se enfocó en el hecho de que hacía ya cuatro días que Lázaro había muerto y su cuerpo en avanzado estado de descomposición despedía un olor muy malo y desagradable.
Jesús dio gracias a Dios y de esta manera afirmaba una gran verdad, que es la eternidad de la vida espiritual que es la fuente de toda manifestación física de vida corporal.
Estas palabras de gratitud abrieron el camino para que fluyera la vida espiritual que se encontraba estancada en Lázaro manifestándose en su cuerpo y animándolo una vez más.
Estas palabras de gratitud por parte del Maestro Jesucristo es un reconocimiento del poder de Dios para traer el bien a manifestación. Y esta es la voluntad de Dios para cada uno de nosotros, que Lo reconozcamos como lo que realmente es en todos nuestros caminos.
En nuestras vidas ocurren situaciones que no apreciamos y mucho menos agradecemos. Y cuando alguien nos dice que busquemos el bien detrás de esa situación decimos para nosotros mismos: “Sí claro, para ti es muy fácil decir eso porque no estás en la situación que yo estoy pasando.”
Y cualquiera que dice eso tiene razón porque todos sabemos que es muy fácil darle un consejo a otro o tratar de decirle al otro qué tiene que hacer en tal o cual situación.
Pero cuando se trata de nosotros mismos, de aconsejarnos a nosotros mismos, ya eso es arena de otro costal. La cosa no es tan fácil como creemos. Se requiere disciplina mental para abrir nuestra mente y estar receptivo a la ayuda de Dios. Se requiere fortaleza y fe y sobre todo un corazón agradecido a Dios.
Y esta disciplina mental la adquirimos cuando desarrollamos el hábito de dar gracias diariamente, por un nuevo día cada vez que nos levantamos, por el cumplimiento exitoso de todas nuestras tareas y actividades durante el día, y en la noche, por un sueño profundo y reparador antes de acostarnos a dormir.
Dar gracias nos ayuda a establecer armonía y paz en nuestro ser que es el fundamento de una mente y un cuerpo saludable.
Si bien recuerdan el mensaje de este mes, les dije que estoy agradecido a Dios por esta comunidad espiritual a la cual sirvo, y Dios nos ha bendecido a mi esposa y a mí en maneras que jamás pensamos que íbamos a ser bendecidos.
La ley dice que lo que siembras habrás de cosechar. Y un corazón agradecido siembra todos los días semillas de gratitud en todas partes, dondequiera que está y dondequiera que va.
Los frutos que recogerás llenarán tu vida de bendiciones ilimitadas porque todos sabemos que la buena semilla da buen fruto.
Una de las cosas que más nos ayudan a ver el bien de Dios manifestándose en nuestras vidas es cuando comenzamos a contar nuestras bendiciones.
Te parecerá una tontería lo que te voy a sugerir; pero si quieres enriquecer verdaderamente tu vida espiritual y aumentar tu bienestar personal en todas las fases de tu vida comienza a hacer una lista de todas las bendiciones que has recibido este año.
Procura llevar tu lista de bendiciones hasta la culminación de este año, y en la despedida da gracias a Dios por el año que ha pasado y por el nuevo año que se avecina.
Acostúmbrate a Dar gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros.
Uno de los momentos más difíciles de nuestra vida es cuando perdemos un familiar muy cercano y querido. Son momentos de tristeza, angustia y pesadumbre.
Pero a medida que comenzamos a dar gracias y a reconocer que “esta es la voluntad de Dios para con nosotros” reconocemos que esa voluntad de Dios es el bien para cada uno de nosotros y entonces veremos con claridad que detrás de cada momento de tristeza hay gozo en el Señor.
Y así se cumple la promesa del Maestro Jesucristo cuando dijo: “De cierto, de cierto os digo que vosotros lloraréis y lamentaréis… pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo.” (Juan 16:20)
Hay verdadero poder en un corazón agradecido. “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo…” es el llamado para cada uno de nosotros.
Hay veces que nos relacionamos, ya sea porque son familia o porque son amigos, con personas que sabemos que nos aman profundamente pero que nunca nos lo han dicho o expresado verbalmente.
Tal fue el caso con mi querido padre que hoy se encuentra en otro plano de desenvolvimiento espiritual.
Cuando escribí este mensaje pensé en el gran amor que mi padre sentía por mí y también pensé en lo mucho que me admiraba. Hoy quiero delante de todos ustedes decirle que lo amo con amor eterno y le doy gracias por haberme forjado en lo que soy.
A esas personas que en silencio nos aman con amor eterno tenemos que bendecirlas y dar gracias a Dios por estar presentes en nuestras vidas. Son grandes maestros, dispuestos a darnos amor incondicionalmente.
La gratitud y el amor van uno de la mano con el otro; pero para que tengan poder tiene que haber sinceridad en nuestro corazón.
El llamado es a estar siempre gozosos, a orar sin cesar y a dar gracias en todo. Porque cuando mostramos agradecimiento por lo que tenemos atraemos más bendiciones en nuestras vidas.
Dr. Demartini en su libro “Count your Blessings” (Cuenta tus Bendiciones) nos relata una historia interesante. Un día recibió por correo un sobre grande de una mujer llamada Rosalyn, a quien él nunca había tenido la oportunidad de conocer personalmente. En el sobre había un acta de nacimiento, una fotografía de un bebé y una carta dando las gracias que lee como sigue:
Querido Dr. Demartini:
Mi esposo Bruce y yo queremos darle nuestras más expresivas gracias por su participación en el nacimiento de Christopher, nuestro bebe milagro. Deseábamos de todo corazón tener un hijo, pero según nuestro doctor teníamos muy pocas posibilidades de concebir uno sin el uso de drogas fertilizantes. Yo no deseaba consumir esas drogas y mi reloj biológico estaba a punto de llegar a los cuarenta y cinco.
Mi cumpleaños número cuarenta y cinco fue un viernes y decidí tomarme un día de vacaciones para disfrutar un fin de semana de tres días. Mi esposo Bruce me sorprendió llevándome el desayuno a la cama y decidí ver que había en la televisión mientras desayunaba. Mientras cambiaba de canales usted captó mi atención. Usted era el invitado en un programa de salud y le estaba diciendo a una mujer en la audiencia que “todo deseo amoroso es posible.” Mientras escuchaba comprendí que la mujer estaba teniendo los mismos problemas de infertilidad que yo tenía. Su historia era tan similar a la mía que se me hizo un nudo en la garganta y comencé a llorar. Sentí que usted me estaba hablando directamente a mí cuando le dijo a ella que contara sus bendiciones todas las mañanas y todas las noches sin parar hasta que ella sintiera que su corazón se abria al amor incondicional y a la guía de su alma. Y usted dijo: “Cuando estás agradecida por lo que tienes, atraes mayores bendiciones a tu vida.”
Mi marido y yo tomamos su consejo, y tres meses más tarde descubrí que estaba embarazada. Christopher tiene un mes de nacido, está muy saludable y es una bendición mucho mayor de lo que anhelábamos que fuera.
Muchas Gracias,Rosalyn, Bruce & Christopher
Por esto y por mucho más te digo: “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros…”
Dios te bendice si sabiendo estas cosas las haces.
Amén.