La gratitud en acción
“...porque todo lo que Dios creo es bueno y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias” (1 Timoteo 4:4)
Si deseas poner el poder de la gratitud en acción comienza cada día dando gracias a Dios por un nuevo día. Que tu primer pensamiento cuando te levantes de la cama sea un pensamiento de gratitud hacia Dios por todas las bendiciones que Él te ha dado y por todas las bendiciones que habrás de recibir.
Observa que las palabras actitud, aptitud y gratitud son muy parecidas. La palabra actitud significa en términos generales disposición de ánimo manifestada de algún modo. La palabra aptitud significa capacidad para operar competentemente en una actividad. (DRAE)
Todos y cada uno de nosotros deseamos lograr las metas que nos hemos trazado y ser exitosos en nuestra vida. Todos deseamos manifestar abundancia, salud y felicidad.
Y para esto se requiere que tengamos una actitud de gratitud hacia la vida en general y hacia las personas con las que nos relacionamos en particular.
Pero también requiere que tengamos una buena aptitud para alcanzar las metas y los objetivos que nos hemos trazado. Y para tener una buena aptitud debemos poner nuestra gratitud en acción aquí y ahora, dándole gracias a Dios por los recursos que necesitamos, el conocimiento que requerimos y el adiestramiento necesario para hacer las cosas bien hechas de manera que podamos alcanzar el éxito que anhelamos.
Ciertamente debemos orar sin cesar para mantener una conciencia de gratitud en acción todo el tiempo.
Pero quiero que observes algo más acerca de estos tres aspectos de nuestro ser. Para que logremos resultados positivos en nuestra vida estos tres aspectos, la actitud, la aptitud y la gratitud tiene que trabajar juntos en armonía. Es imposible expresar gratitud con una actitud pésima; y una mala actitud en nada contribuye a manifestar la aptitud para hacer las cosas bien hechas.
Jesús es un modelo que debemos seguir si deseamos poner la gratitud en acción por medio de una buena actitud y aptitud.
Por ejemplo, en el Sermón del Monte, Jesús nos explicó la conducta que teníamos que expresar para ser buenos cristianos y alcanzar el reino de los cielos.
Nos habló de que “no [había] venido a abolir la Ley o los Profetas; sino a cumplirla” (Mateo 5:17), y nos ofreció una interpretación más profunda y significativa de la Ley dada través de Moisés.
Nos habló de la actitud que debemos tener en nuestras relaciones no solo con los demás sino también con nosotros mismos. Nos habló acerca de la venganza, del amor hacia los enemigos, del caminar la milla extra y dar al que nos pide.
Nos ofreció un modelo de oración para pedirle a Dios las cosas que necesitamos. De manera que si necesitas mejorar tu actitud o aptitud pídeselo a Dios en oración que te enseñe lo que tienes que hacer y Él hará conforme a tu deseo.
El Sermón del Monte es toda una filosofía de vida que cuando la practicamos da resultados positivos de una manera tal que el fracaso es imposible.
Jesús termina Su sermón con las siguientes palabras: “A cualquiera… que me oye estas palabras y las pone en práctica, lo compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca. Pero a cualquiera que me oye estas palabras y no las practica, lo compararé con un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.” (Mateo 7:24-27)
Te sugiero que leas frecuentemente el Sermón del Monte y pongas las enseñanzas en práctica porque estas enseñanzas forjarán en ti la actitud que necesitas para expresar gratitud; y también desarrollarán en ti la aptitud que necesitas para tener relaciones excelentes y convertirte en un hombre prudente y sensato.
Piénsalo bien, porque esto no es un mero juego de palabras, detrás de estas enseñanzas esta la formación del carácter que se necesita para poner en acción la gratitud y obtener resultados positivos.
Jesús practicó lo que enseñó y Su vida fue testimonio de lo que la gratitud es capaz de lograr cuando se pone en acción.
Tú y yo tenemos una gran oportunidad en esta vida que vivimos. Y debemos aprovecharla siendo prudente, construyendo una casa que no caiga que es nuestra conciencia cuando descienda la lluvia, vengan las inundaciones y nos golpeen los vientos huracanados de la vida.
Todos deseamos tener una casa como esa, una consciencia cimentada sobre la roca que es la fe y todo comienza poniendo nuestra gratitud en acción.
Ahora bien, para poner la gratitud en acción se necesita algo más que todo lo que hemos dicho, se necesita tener un corazón agradecido, se necesita tener un sentimiento de acción de gracias.
El sentimiento de la acción de gracias es una emoción, una profunda acción y no una idea meramente. Tiene que venir de lo más profundo de nuestro corazón. Tienes que sentirlo saliendo de tu corazón.
Tiene que ser una expresión de plena confianza y fe de que Dios solo desea manifestar el bien en tu vida. Requiere que estés consciente de la profundidad que hay en ti y de tu capacidad o aptitud para vivir la vida de adentro hacia afuera.
Los sentimientos activan los poderes que llevan a cabo los cambios y que hacen el trabajo. Los sentimientos son el catalizador y el incentivo sostenedor de nuestras acciones. Entonces tu deber es encender el sentimiento de gratitud en ti. (La Búsqueda p. 339)
Una vez que se enciende el sentimiento de gratitud no lo dejes apagar; mantén la llama de gratitud encendida todo el tiempo. Verás cómo se pone en acción el poder de la gratitud de maneras que jamás soñaste.
Nuevas puertas se abren, nuevos recursos aparecen, todo comienza a fluir suave y libremente sin obstáculos. La gracia de Dios fluye libre y abundantemente en tu vida.
Si todavía no has tenido esta experiencia comienza a poner el poder de la gratitud en acción con un sentimiento legítimo que salga de las profundidades de tu corazón.
Pero podrías decir en este momento que me escuchas; “pero es que no tengo nada por lo cual estar agradecido.” Y tal vez tengas razón al no tener algún motivo por lo cual estar agradecido.
Tal vez pienses todo lo contrario, y te sobren motivos por lo cual no estar agradecido a la luz de las muchas experiencias desagradables que recuerdas haber tenido en tu vida. Y puedo ver cómo en medio de esas experiencias hayas exclamado ¡Y por qué esto me pasa a mí!
Pero el Maestro en el Sermón del Monte pronunció unas palabras eternas: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis… porque el que busca, halla” (Mateo 7:7)
Entonces comienza a buscar un solo motivo por el cual estar agradecido, pero busca donde tienes que buscar, dentro de ti en las profundidades de tu ser. Busca un motivo donde realmente te hayas sentido agradecido a Dios. Tráelo a tu mente consciente revive la experiencia y comienza a sentir la emoción que sentiste en tu corazón, comienza a revivir el sentimiento de gratitud.
Entonces a medida que lo revives piensa en alguna otra experiencia de la cual te puedas sentirte agradecido. Nuevamente vive el sentimiento de gratitud que acompañó esa experiencia. Y así permite que otras experiencias gratificantes vengan a tu mente. Vive cada una de ellas consciente y presente del sentimiento de gratitud que las acompaña.
Ahora que has revivido estas experiencias gratificantes puedes apropiarte del sentimiento que las acompaña y hazlo parte consciente de ti. No permitas que vuelva a esconderse en la oscuridad de tu mente subconsciente.
Entonces de ahora en adelante vive la vida de adentro hacia afuera buscando diariamente motivos para sentirte agradecido. Y a medida que van apareciendo en tu vida entonces tienes la gran oportunidad de poner tu actitud, aptitud y gratitud en acción.
Sigue buscando las bendiciones escondidas en toda experiencia “aparentemente” amarga, y tus ojos se aclararán al ver la vida desde una nueva dimensión, la dimensión de la gratitud.
Ver es vivir y vivir es sentir. Da gracias a Dios, alaba a Dios en canción y permite que el amor de Dios fluya a través de ti como un sentimiento de gratitud.
Atrévete a poner el poder de la gratitud en acción y verás las bendiciones de Dios inundando tu vida, y tendrás sobradas razones para dar gracias todos los días con un sentimiento de profundad gratitud. Dios te bendice si sabiendo estas cosas las haces. ¡Amén!