Prospera dando gracias
“… mas el que confía en Jehová prosperará”. (Proverbios 28:25)
Las Escrituras son un relato de la historia de la humanidad y de la evolución de la relación del ser humano con Dios.
Y desde el mismo Génesis se nos dice que Jehová prosperará al ser humano si sigue sus instrucciones.
Por ejemplo en la historia de José se cita: “Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano.” (Génesis 39:3)
Y a medida que tú y yo vamos desarrollando una relación más estrecha con Dios llegamos a la inevitable conclusión de que Dios es la Fuente de nuestra prosperidad. No importa cuán apretadas puedan estar tus finanzas en este momentos de tu vida comienza a prosperar dándole gracias a Dios por su abundante provisión.
No importa la magnitud de las deudas que tengas en este momento de tu vida debes reconocer y dar gracias a Dios por ser la Fuente que proveerá abundantemente para el pago de todas tus deudas. Debes mantener la fe y el enfoque en Dios porque Él y solo Él es el que te sacará de todos tus aprietos económicos. Pero no te olvides de pedirle sabiduría en el manejo de tus recursos porque la sabiduría viene de Dios así como las riquezas también.
Y una manera práctica de comenzar a reconocer a Dios como la Fuente de nuestra prosperidad y sabiduría es dando una décima parte de nuestros ingresos a la obra de Dios. Si después de haberme escuchado decir esto pensaste que esto era imposible para ti porque apenas lo que ganas te da para cubrir tus gastos y tienes un déficit presupuestario mensual en tus finanzas personales, permíteme decirte que conozco personas que han estado en esa misma situación y que con fe tomaron la decisión de reconocer a Dios como lo que es; la Fuente que proveerá abundantemente para el pago de todas tus obligaciones económicas.
Te puedo asegurar que no importa cuán apretadas estén tus finanzas, si pones a Dios primero verás que podrás cumplir con todas tus obligaciones financieras de una manera que no podrás explicarte. Y poco a poco el camino se irá allanando y podrás respirar un poco más. Pero para prosperar debes hacer de esta práctica un hábito sistemático; y dar gracias a Dios.
Y aunque no sepas como vas a enfrentar los gastos o las deudas que tienes por delante; créeme, Dios se encargará de guiar tu camino a tu libertad financiera.
Podrías estar pensando en este momento, “pero es que mis deudas son tan grandes, imagínese si comienzo a diezmar esto empeorará mi situación económica todavía más”. Podrías seguir pensando de la manera siguiente: “Bueno, yo he hecho mis cálculos y he llegado a la conclusión de que haciendo un gran sacrificio podré pagar mis deudas en cuatro años.”
Si estás pensando así y no has reconocido que la ley de dar según fue pronunciada por el Maestro Jesucristo es una ley universal inexorable, e inevitable, ya es hora de que reconozcas esta ley por lo que es, y comiences a dar gracias por una nueva comprensión de la verdad.
Y si te mantienes centrado y das gracias por tu libertad financiera cada vez que das tus diezmos sistemáticamente te sorprenderás de que lo que pensabas que te iba a tomar cuatro años te ha tomado menos tiempo y ahora podrás dar testimonio de la verdad de la ley que el Maestro Jesús pronunció cuando dijo: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada y remecida”. (Lucas 6:38)
Créeme, si eres diligente, disciplinado y sistemático en tu dación a Dios, Dios pondrá a tu disposición recursos financieros para saldar tus deudas que jamás sospechaste que ibas a tener. Y con la sabiduría que Dios te dará podrás disponer sabiamente de esos recursos para saldar todas tus deudas y proclamar con un espíritu de gratitud: “gracias Dios por mi libertad financiera.”
En la parte humana de nosotros cada vez que nos encontramos con retos financieros nos enfocamos en el problema y no en la solución. Nos confundimos y no entendemos que el problema se resuelve dando, dando a Dios primero y reconociéndolo como lo que es.
Se nos olvida que muchas veces hemos contraído grandes deudas porque nuestro enfoque ha estado más en recibir que en el dar. Claro no todos los casos son iguales, pero el enfoque ha estado más bien en adquirir, en el recibir y no en el dar.
Permíteme darte un ejemplo de lo que estoy hablando. Hace apenas dos días tuvimos el Viernes Negro (“Black Friday”). Las tiendas se abarrotaron de personas que iban tras estos especiales.
Tal vez necesitemos hacer una encuesta, pero te puedo asegurar que la mayoría de esas personas usaron sus tarjetas de crédito para hacer sus compras. La mayoría se dejaron llevar por el instinto de adquirir, adquirir, adquirir. Muchas compraron cosas que en realidad no necesitaban pero que por el precio que tenían no podían dejar pasar esa oportunidad.
Pero se nos olvida que toda deuda contraída debe de pagarse tarde o temprano y que es nuestro deber ser prudente con lo que compramos y obtenemos.
Por eso tenemos que pedirle a Dios el sabio manejo de nuestras finanzas y saber que en Dios encontramos la solución a todos nuestros problemas especialmente los problemas financieros cuando nos proponemos a dar sistemáticamente la parte que le corresponde a Dios, porque esto es confiar en Dios, esto es tener fe en Dios y la promesa es que “…el que confía en Jehová prosperará”. (Proverbios 28:25) Pero es necesario hacer esto sin dejar de hacer lo otro y lo otro es dar gracias siempre por la buena voluntad de Dios para con nosotros. Pero las cosas tenemos que ganárnoslas y el principio de la prosperidad es dar. Toda buena ganancia comienza con una acción de dación.
Y recuerda una vez más que sobre toda ley está el fundamento del Cristianismo que es amar a Dios sobre todas las cosas. Y tal vez pienses que es muy difícil amar a Dios más que a tus propios hijos, o más que a tu pareja, o más que a tus padres, o más que a tu propio negocio.
Pero el mandato es amar a Dios sobre todas las cosas. Y una manera práctica de comenzar cumplir con este mandamiento es confiando en Dios, y teniendo fe en Dios; y un acto de fe y confianza es dar de las primicias del nuestro aumento. Cuando des tu diezmo siempre acompáñalo con un acto de acción de gracias, porque cuando haces esto estás haciendo un reconocimiento interno y en todo sentido estás adorándolo por lo que Él es en tu vida.
Recuerda algo muy importante, el diezmo es la décima parte de tus ingresos y aunque tus ingresos puedan variar de tiempo en tiempo, siempre es conveniente dar la décima parte de todo lo que ganes. Si no has diezmado nunca y sientes miedo, te recomiendo que empieces a diezmar. El primer paso para vencer el miedo es la acción, actúa con rapidez y determinación y comienza a diezmar.
Lo cierto es que cuando das sistemáticamente a Dios comienzas a recibir en medida buena, remecida y apretada.
Dios tiene grandes bendiciones para quienes tienen fe en Él y confían en su buena voluntad. Pero ni Dios ni yo te pedimos ni te exigimos que des nada que tú no desees dar a ésta, tu comunidad espiritual. En este respecto no hay ninguna obligación, ni tampoco deseamos que te sientas obligado a dar si no lo deseas.
Ahora bien si deseas prosperar puedes comenzar dando gracias a Dios y con una actitud de gratitud y gozo en tu corazón puedes probar la ley y ver por ti mismo los resultados de la ley. Pienso que si pones todo tu empeño, fe y amor, Dios te prosperará en maneras que nunca antes habías soñado. Dará abundante alimento en tu casa, disfrutarás de gran armonía y paz en tu hogar y en tu vida, te dará mucha sabiduría para manejar todos tus asuntos de una manera exitosa, podrás estar tranquilo y disfrutar del arte de vivir una vida de calidad superior. Pero todo tiene su precio y el precio es dar con amor y buena voluntad para que los propósitos divinos de Dios se cumplan en tu vida.
Si verdaderamente amas a esta tu comunidad espiritual debes apoyarla con amor. Y una manera es dando todo el diezmo, el diezmo de tu tiempo, tus talentos y tu tesoro.
Dios te bendice si sabiendo estas cosas las haces.
¡Amén!