¿Quién es el Hijo de Dios?
“—De cierto de cierto os digo: Antes que Abraham fuera, yo soy”. (Juan 8: 58)
En esta época navideña todos esperamos con gozo y alegría la celebración del nacimiento del niño Jesús. Sin embargo, muchos dicen que el que nace es Cristo.
La palabra “Cristo” viene del griego Khristos (ungido)y este es una traducción del hebreo Mesías (el que ha sido ungido con aceite para ser declarado rey.) http://etimologias.dechile.net/?Jesu.s
Nosotros en Unity creemos que el que nace es Jesús, el hijo de María y José. Sabemos acerca del nacimiento virginal de Jesús porque aparece el relato en la Escrituras. Pero no hay duda de que Jesús, el Nazareno, era uno como nosotros, que tuvo que vencer tentaciones y retos en Su vida. Jesús fue el Maestro que nos reveló la Palabra de Dios, en el sentido de que Dios habló a través de Él.
Dios hizo con Jesús lo que hizo con Moisés. A Moisés le dijo: “Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.” (Éxodo 4:12)
Y así mismo como hizo con Jesús y con Moisés hará contigo y conmigo si le permitimos hacerlo. La raza humana estaba muy separada de Dios. Dios es Mente y es Fuente de Ideas Divinas. Cuando nuestros pensamientos están en Dios estamos conectados con la Fuente de todo bien y todo lo que pensamos es conforme a la Verdad, el Bien Absoluto. Pero cuando pensamos al azar, o sea de manera aleatoria, nos desconectamos de la fuente primaria de las ideas divinas y estamos propensos a caer en creencias erróneas y cometer errores.
Este era precisamente la condición en la que se encontraba la raza; una condición de total separación de Dios, totalmente sumergida en el error que es el pecado. Jesús escogió cumplir el plan que Dios había diseñado para Él, un plan de salvación para la humanidad. Y así como Jesús había venido con un plan muy especial que Dios tenía para Él, también Dios ha puesto en nuestros corazones un plan muy especial para cada uno de nosotros.
Nuestro es el privilegio de descubrirlo, abrazarlo y llevarlo a manifestación. Pero muchos son los llamados y pocos son los que responden al llamado. Jesús fue llamado como hemos sido llamado tú y yo. Y a diferencia de nosotros, Él decidió responder al llamado y se dedicó por completo a llevar a cabo el plan que Dios había diseñado para Él. Y desde pequeño reconoció la importancia de envolverse en los asuntos de Dios y realizó consecuentemente un gran descubrimiento. Descubrió que Dios y Él uno eran. Lo reconoció como Padre y en este reconocimiento reconoció Su naturaleza espiritual como Hijo de Dios.
Y este reconocimiento fue trascendental porque logró encarnar al Hijo de Dios, Cristo, expresándolo plenamente de una manera tal que todavía nos falta mucho a ti y a mí para llegar a expresar el Hijo de Dios, Cristo, como Él lo expresó. Muchos creen que Jesús fue Dios hecho hombre, pero nosotros sabemos que Jesús fue un hombre que se hizo uno con Dios. “El cristianismo ha perdido de vista este aspecto humano de Jesús y ¡Lo ha venerado! Pero Jesús decididamente no quiso que fuera así. Recuerda, Jesús nunca puso el énfasis en Sí mismo. Siempre —siempre— lo puso en Dios.” (La Búsqueda p. 69)
“—Mi Padre hasta ahora trabaja y yo trabajo.” (Juan 5:17) “…nada hago por mí mismo, sino que, según me enseñó el Padre, así hablo…” (Juan 8:28) “Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre, que vive en mí él hace las obras.” (Juan 14:10)
Y a uno que se le acercó llamándolo Maestro bueno le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno: Dios.” (Mateo 19:17)
En esto vemos que Jesús, de cuya boca salen estas palabras, es en efecto el reflejo externo del Hijo de Dios, el Cristo, que proclama Su divina filiación con Dios Padre. Y el Cristo en Jesús, es el mismo Cristo que mora en ti y en mí, el Cristo morador, el Hijo de Dios.
Y a ti te digo, que ciertamente hay Espíritu en ti y ese mismo Espíritu hace que entiendas estas cosas espiritualmente. De manera que lo que un hombre logró otro también puede lograrlo; pues el mismo Jesús afirmó esta gran verdad cuando dijo: »De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él también las hará; y aun mayores hará…” (Juan 14:12)
Cristo es eterno, nunca muere ni murió en la cruz. Cristo en ti es la vida eterna que mora en ti potencialmente. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna…” (Juan 3:36)
—Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: —Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” (Mateo 15-16) Y ese mismo Cristo dijo: “—De cierto de cierto os digo: Antes que Abraham fuera, yo soy.” Y estas son las Buenas Nuevas que El Maestro Jesús a través del Cristo en Él nos trajo al mundo. La salvación y la vida eterna vienen a través de Cristo, del Cristo que mora en ti; por esto, que tu eterna búsqueda sea la unificación con tu propio Cristo, solo así vencerás la muerte y alcanzarás vida eterna.
Recuerda que fue el Cristo en boca del Nazareno quien dijo: —“Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.” (Juan 14:6)
Dios te bendice si sabiendo estas cosas las haces.
¡Amén!