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Arrepiéntete y no peques más

“Entonces dijo Jehová: «No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne… Vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra y se arrepintió Jehová de haber hecho al hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.”(Génesis 6:3, 5,6))


Cuando leí esta cita pensé en que desde temprano en la historia de la humanidad la maldad ha estado muy cerca del hombre.

El dominio y el campo de acción de la maldad está en el comportamiento del hombre. Si tu comportamiento sigue el orden divino y actúas conforme a la Ley Divina estas en el bien. Si por el contrario, tu comportamiento se aleja del orden y la Ley Divina, actúas de una manera ignorante y utilizas el único poder de manera equivocada causando condiciones inarmónicas y a esto se le llama el mal.


El relato bíblico de donde saqué esta cita bíblica que ampara el mensaje de hoy explica “que cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la tierra (Gen. 6:1) lo hicieron de una manera inapropiada y “el pecado en el mundo y la corrupción creciente en el género humano” (Gen. 6:2 nota a) provocaron que Jehová decidiera borrar “de la faz de la tierra a los hombres que había creado…” porque se arrepintió de haberlos hecho.


En esta historia aparece el personaje de Noé que “halló gracia ante los ojos de Jehová” y fue Noé y su familia y sus animales los únicos que se salvaron del diluvio universal que destruyó a todo ser viviente en la tierra. Dicen las Escrituras: “Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, todo lo que había en la tierra murió.” (Génesis 7:22)


Este relato bíblico contiene un mensaje muy importante para cada uno de nosotros. Trata con el tema del arrepentimiento, el pecado, la muerte y la vida. Y es una ilustración o un escenario externo de un proceso de desenvolvimiento espiritual interno en cada uno de nosotros.

Se ha dicho que mientras more el rencor, la violencia, el deseo de venganza y la corrupción en nuestros corazones no hay arrepentimiento, y el pecado, que es error, morará en nuestros corazones.


Jehová es el YO SOY. “En algunas versiones de la Biblia, ‘Jehová’ se ha traducido como [el] ‘Señor’. Señor significa un gobernante externo. Los estudiantes de la Biblia dicen que Jehová significa el Uno, el que existe por sí mismo, el YO SOY. Así que en lugar de leer ‘Señor’ debemos leer YO SOY. Hay una gran diferencia cuando pensamos en el YO SOY, [que es] auto-existencia interna, o en el ‘Señor’ [que se refiere a un] amo externo.


Toda la Biblia muestra que Jehová significa lo que Dios le dijo a Moisés que significaba: YO SOY. “Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos. (Éxodo 3:15)”(LPR p. 122) Jehová o el YO SOY es Cristo, el Cristo morador, el hombre espiritual que vive en cada uno de nosotros. Jesús lo llamó “el padre, que vive en mí” (Juan 14:10). Cuando Jehová se dio cuenta de la maldad en los hombres decide borrarlos de la faz de la tierra, entonces la muerte sobrevino y acabó con todo lo que tenía vida en la faz de la tierra. Dentro de cada uno de nosotros vive el Cristo morador que es puro y perfecto en su naturaleza. La voluntad personal y la falta de comprensión espiritual nos llevan a caer en el error.


La carne siendo débil nos conduce a entrar en relaciones impuras y todo este comportamiento causa discordia en la mente lo cual ocasiona una separación entre el espíritu (YO SOY, Jehová, Cristo) y nuestro cuerpo. Como resultado de esta separación se produce la muerte del cuerpo templo. “Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna.” (Ro. 6:23) Este proceso se describe en el relato de Noé y el diluvio, cuando se dice que Jehová borró “de la faz de la tierra a los hombres que había creado…”. La muerte de nuestro cuerpo templo llegará tarde o temprano mientras no hayamos terminado el proceso de purificación de nuestra alma, que es nuestra mente.

He aquí la importancia de arrepentirnos y no errar (o pecar) más. Arrepiéntete y no peques más es el llamado del Cristo en cada uno de nosotros.


Sed perfecto como vuestro padre es perfecto es el llamado de Cristo, el YO SOY, Jehová en cada uno de nosotros. Y para ser perfectos debemos de arrepentirnos de la maldad que pueda morar en nuestros corazones. Y esta maldad tiene que morir para que de sus cenizas surja una nueva vida pura y perfecta. El apóstol Pablo dijo así a los Corintios: “Os aseguro…, que cada día muero.” (Corintios 15:31)


Arrepiéntete y no peques más es el llamado; y lo mejor que puedes hacer por ti mismo es comenzar a arrepentirte y no errar más. Créeme, te conviene y te aprovecha mucho en tu desenvolvimiento espiritual. Y todo esto es un proceso, que requiere auto observación. Tal vez nunca te hayas observado a ti mismo, pero siempre hay una primera vez. Y por algún lugar tienes que empezar; y es necesario que te observes a ti mismo para que puedas apreciar las fallas que cometes y puedas iniciar acción correctiva de inmediato.


Para muchas personas el arrepentimiento está íntimamente ligado a un sentimiento de culpabilidad. Muchas personas se sienten culpables de errores cometidos. Y esto da inicio a un proceso de arrepentimiento. Y así como decíamos en el mensaje del domingo pasado, este proceso no termina aquí tienes que perdonarte a ti mismo soltar y dejar ir. Pero si bien es cierto, esto no es menos cierto que el arrepentimiento también tiene mucho que ver con nuestros valores y el enfoque de nuestra vida en general.


Pero la vida es consciencia y por lo tanto el arrepentimiento tiene que ver con nuestros pensamientos, sentimientos y creencias particulares. Especialmente cuando estos pensamientos, sentimientos y creencias causan desarmonía y turbulencia en nuestro entorno y en nuestras circunstancias. Que en lo humano experimentemos un sentimiento de culpabilidad a medida que entramos en el proceso de arrepentimiento es completamente natural. Pero lo importante es saber que el enfoque debe estar en un cambio en consciencia y así comenzar a rectificar nuestros errores pasados mediante un comportamiento recto aunque comercialmente o socialmente dicho comportamiento se vea ignorante, estúpido, tonto o pusilánime.


Permítanme darles varios ejemplos:

  • Si tú sabes que debes un dinero, no busques excusas para no pagarlo; no comiences a mentir prometiendo que en algún período futuro le harás el pago cuando en realidad sabes que no tienes la menor intención de pagarlo. Tal vez esta forma de actuar y comportarte no te haga sentir culpable, pero eventualmente tienes que arrepentirte actuando rectamente. Esto es, admitiendo que en realidad debes el dinero y haciendo el compromiso de que harás todo lo posible para pagarlo en su totalidad.


  • Si vas caminando por un pasillo y ves que la persona va delante de ti se le cae un billete de cien dólares inadvertidamente tu deber es recogerlo y entregárselo. Si no lo haces y lo tomas has actuado incorrectamente y este comportamiento tiene que ser rectificado y en algún momento de tu vida tendrás que arrepentirte.


  • Si por el contrario te deben dinero “fuerte” esto no te da derecho a secuestrar a esa persona y a presionar a toda la familia de la víctima para que procedan con el pago de la deuda. Tal comportamiento tiene que rectificarse y en algún momento de tu vida tendrás que arrepentirte.


  • Si abusas del poder que se ha concedido para hostigar a otras personas habrás actuado erróneamente y en algún momento de tu vida tendrás que arrepentirte.


  • Si te dedicas a chismear para causar discordia y separación entre personas estás actuando erróneamente y en algún momento tendrás que arrepentirte y rectificar ese comportamiento.


  • ¡Ahora viene el sapo grande! Si tú sabes y sientes en tu corazón que es tu responsabilidad apoyar la obra de Dios dando el diezmo y no lo haces pudiéndolo hacer, estás actuando erróneamente y en algún momento de tu vida tendrás que arrepentirte y rectificar esa actitud y comportamiento.


Hemos dicho infinitas veces que la salvación es individual y depende de tu comportamiento como hijo de Dios. Mientras no haya salvación habrá muerte. El diluvio universal con el cual comenzamos este mensaje continúa cayendo sobre las vidas de las innumerables personas que continúan actuando en el error y en oposición a la ley Divina.


Todos perecen ahogados en el océano de la vida. Cristo es tan puro que no puede asociarse con nada que permanezca impuro. La única alternativa es la separación de nuestro cuerpo templo.


Mejor es morir cada día, mejor es que haya arrepentimiento y dolor en nuestro corazón, mejor es rectificar nuestro comportamiento cueste lo que cueste que continuar en el pecado. Por esto y por mucho más les digo: Arrepiéntete y no peques más. Dios les bendice si sabiendo estas cosas las hacen. Amén.

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