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La Regla de Oro

“Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan por vosotros, así también haced vosotros con ellos….” (Mateo 7:12)


Esta cita bíblica aparece en una porción del evangelio según San Mateo del 7:7 al 7:12 que se titula La oración y la regla de oro, es más bien un principio de justa acción que nos ayuda a establecer buenas relaciones interpersonales.

Detrás de este principio de justa acción no solo para con los demás sino también para con nosotros mismos, está el llamado a tomar iniciativas en el trato con nosotros mismos y con los demás.


Y es importante que entendamos la importancia de tomar iniciativas porque es a través de ellas que vamos progresando en el campo espiritual. El inicio es el primer paso en toda obra que realizamos. Y antes del inicio tiene que haber el deseo y la intención de iniciar una actividad.


Y en la medida que reconocemos que “Dios es el que en [nosotros] produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”(Fil 2:13); actuamos entonces conforme a la Regla de Oro. Esto es sirviendo y ayudando a otros según la voluntad de Dios que es siempre “agradable y perfecta.”


Es importante que nos detengamos en este punto y volvamos a mencionar un principio al cual nos referimos continuamente y es que la Vida se vive de adentro hacia afuera. Como seres humanos que somos viviendo en este plano estamos, por decirlo así, en el negocio de expresar. De hecho estamos expresándonos continuamente. Y ¿qué queremos decir con esto? Que continuamente estamos presionando de adentro hacia fuera en una gran diversidad de formas y maneras.


Por ejemplo, así como el impulso natural del corazón es bombear sangre al sistema circulatorio, el impulso natural de nuestra mente es a pensar. Este proceso de pensar produce pensamientos, que se vuelven en sentimientos, luego palabras y terminan generando acciones en el mundo que nos rodea. Ahora, como bien acabo de mencionar “el sentimiento siempre es externo al pensamiento y detrás de todo sentimiento o emoción existe un pensamiento, el cual es la causa directa.

Para borrar un sentimiento se requiere un cambio de pensamiento. Por ejemplo, si te sientes herido por alguna ofensa, o te sientes rencoroso, vengativo, envidioso, celoso, o culpable necesitas cambiar los pensamientos que están causando esas condiciones en tu alma y en tu cuerpo. Tienes que buscar pensamientos conciliatorios te ayuden en tus relaciones interpersonales.


Por ejemplo, si sientes celos podrías afirmar “no dependo de nada ni nadie para para sentirme feliz; pues mi felicidad y bienestar provienen de Dios.” Para poder cumplir cabalmente con la Regla de Oro tienes que deshacerte de estos sentimientos negativos. Tienes que estar en la disposición de servir a otros de la mejor manera posible todo el tiempo, incondicionalmente. Y cargando estos sentimientos negativos contigo no podrás hacer una buena labor en cuanto al cumplimiento de la Regla de Oro se refiere. Tienes que comenzar a orar para soltar los pensamientos que están sosteniendo esos sentimientos negativos. Y el soltar conlleva perdonar.


En la clase del pasado jueves estábamos precisamente hablando del perdón; y decíamos que el perdón es la piedra angular de la prosperidad. Porque cuando perdonamos nos libramos de cargas emocionales que impiden el establecimiento de las buenas relaciones con los demás.


Cuando puedas perdonarte a ti mismo lograrás establecer una mejor relación contigo mismo. Tal vez, todo lo que necesites hacer es saber que en el momento en que ocurrió ese evento que te causó el sentimiento de culpa, hiciste lo mejor que estuvo a tu alcance, con los conocimientos que tenías en ese entonces.


Aceptarnos a nosotros mismos, es tal vez todo lo que necesitemos para perdonarnos.

Y de igual manera, aceptar al otro tal y como es; es lo mejor que puedes hacer para perdonarlo; sabiendo que el perdón siempre favorece al que lo da más que al que lo recibe.


Y estas son iniciativas importantes que debemos tomar si realmente queremos mejorar nuestras relaciones interpersonales. Recuerda siempre que para establecer buenas relaciones siempre tienes que estar dispuesto a dar el primer paso.

En la clase también discutimos el tema de que muchas personas permanecen esclavizados en una relación. Personas que se convierten en víctimas producto del trato cruel o de amenazas que reciben de parte de la otra persona.


El derecho que nos ha sido otorgado por Dios es a disfrutar del libre albedrio y esto es la “libertad inherente en el ser humano para actuar según él lo determine.” (LPR p.135) No tenemos que permanecer en cautiverio por causa de otra persona. Si Dios nos dio libre albedrio quién puede coartarnos de esa libertad.


Tal vez pienses, — ¿pero cómo puedo estar libre si estoy físicamente en la cárcel, desprovisto de toda libertad? Siempre tienes la opción de pensar libremente, y actuar como lo hizo Víctor Frankl cuando permaneció cautivo en un campo de concentración nazi. “Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.” (V. Frankl) “Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación nos encontramos con el desafío de cambiarnos a nosotros mismos.” V. Frankl


Pero también sucede que nos encontramos con personas que nos mantienen en cautiverio no porque ejerzan un control físico sobre nosotros sino porque se hacen las víctimas para que le cojamos pena y nos hagamos cargo de sus vidas.

En una ocasión anterior yo les hablé acerca de un familiar mío que declaró que su hermano estaba a cargo de su vida. Demás está decirles que esta persona ha sido todo un fracaso en su vida. Siempre ha querido ser la víctima y jamás ha asumido la responsabilidad de vivir su propia vida. Ha tenido varios matrimonios y todos han fracasado. Está al amparo de su hermano porque éste lo ha permitido.


Con estas personas lo mejor que podemos hacer no solamente por nosotros mismos si no por ellas mismas es hacer lo que hacen las aves con sus crías cuando es tiempo de dejar el nido. Las dejan caer desde lo alto para que aprendan a volar solas. Porque esta es la única manera en que pueden hacerse responsables de su propia vida.


Tarde o temprano nos llega el momento decisivo en que tenemos que soltar y dejar ir a aquellas personas que nos han mantenido en cautiverio haciéndose los indefensos o las víctimas para que le cojamos pena.


En el caso de mi familiar, Dios no lo quiera, si su hermano le falta, no sé qué será de ella. Tal vez aproveche la oportunidad para hacerse cargo de su propia vida o busque a otro familiar para que se haga cargo de ella.


Desde cualquier ángulo que mires esta situación ella vive en el pecado, se mueve en el pecado y tiene su ser en el pecado. Y si vive en el pecado es porque día a día está frustrando su propio potencial humano y espiritual.


Ella piensa que no es capaz y este modo de pensar bloquea constantemente la expresión de la sagrada actividad de Dios a través de ella porque es “Dios es el que produce en [nosotros] el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Y es nuestra responsabilidad darle paso a la expresión de ese potencial espiritual. Lo mejor que le puede pasar a ella es que asuma la responsabilidad de vivir su propia vida por su propio bienestar espiritual.


De la misma manera te digo que si te sientes frustrado en alguna relación donde no has podido expresar todo tu potencial humano y espiritual pídele a Dios que te indique el camino de tu libración para que vueles con tus propias alas.

La Regla de Oro dice trata a otros como te gustaría que te trataran a ti. Este principio de justa acción siempre se cumple. Es ley universal y como tal es infalible. Pero no esperes recibir lo que des del objeto de tu dación.


Puedes amar a alguien y no ser reciprocado en tu amor por esa persona. Tu trabajo es amar y dejar que cada persona disfrute de la libertad que Dios le dio. Después de todo cada cual debe asumir responsabilidad de su propia vida.

Pero podrías argumentar, “y si tengo un hijo drogadicto, ¿no debo hacer todo lo posible para hacer que él se aleje de las drogas, por amor a él? Inclusive si tuviese que meterlo en un hogar como los hogares Crea para que se rehabilite mi deber es hacerlo, ¿no es así?”


Puedes hacer humanamente todo lo que puedas y desees hacer, y por todos los medios hazlo. Pero si es reincidente y llega un momento en que no eres capaz de cambiar la situación debes considerar cambiar tu actitud, soltar y dejar ir. Suéltalo y permite que él comience a crecer por sí mismo porque en espíritu y en verdad se necesita un amor infinitamente mayor, más divino para aquietarte, estar en paz, y tener confianza y seguridad de que él ganará conocimiento por sí mismo cuando se queme las manos y toque fondo. Porque después de todo ¿quién eres tú para saber cuál es el bien que tiene Dios detrás de esa situación para él?


Perdona para que seas perdonado. Esa es la ley divina. A ti que me escuchas y eres parte de esta comunidad espiritual. Busca todos los días de mejorar tus relaciones interpersonales aplicando la Regla de Oro con tus compañeros. Busca fortalecer y unificar esta, tu comunidad espiritual.


Procura estar en unidad con los demás buscando siempre las cosas en común y ciertamente procura tu unidad con Dios sobre todas las cosas. Así podremos crecer todos juntos para la gloria de Dios.


Dios te bendice si sabiendo estas cosas las haces, Amén.

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