Jesús y la oración
“—Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar y, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: —Señor, enséñanos a orar.” (Lucas 11:1)
Este mes la dedicaremos al tema de la oración. Y quiero comenzar este mensaje diciéndoles que la oración es fundamental para el desenvolvimiento de nuestro potencial espiritual.
Desde mi propia naturaleza puedo decirte que el ser humano es un enigma y poco se conoce a sí mismo. Y esto nos lleva a reconocer que la oración es la herramienta básica con la que contamos para lograr conocernos cada día más.
Hay una pregunta que debes hacerte y es la siguiente: ¿quién soy yo? Podrías contestar: —Yo soy un hijo de Dios. Y estás en lo correcto, pero si no te sientes satisfecho con esta respuesta podrías seguir preguntándote: ¿Quién realmente soy yo?
Y en el intento de buscar la respuesta a esta gran interrogante muchos han ido al pasado buscando revivir vidas pasadas para encontrar su verdadera identidad. Y si estás haciendo esto te sugiero que no lo sigas haciendo porque esto es un intento fútil que no te conduce a ninguna parte.
Porque si hoy no sabes quién eres, ¿quién te puede asegurar que en tus vidas pasadas sabías quién realmente eras? No hay razón para pensar que antes lo sabías cuando hoy todavía no lo sabes.
En realidad. la mayoría de nosotros vivimos con un desconocido en nuestro interior un ser con el que nos hemos relacionado muy poco. Y ese ser que eres tú mismo es tu propia divinidad.
Ese ser que mora en mí es mi propia divinidad, con la cual yo necesito estar más frecuentemente en contacto para así conocerme mejor. Y en la medida en que me conozco más puedo abrirme a la influencia positiva de ese yo que vive en mí mismo como yo mismo.
Pero no soy yo, es mi divinidad. Y en la medida que me voy conociendo a mí mismo estoy receptivo a la influencia positiva de mí propia divinidad. Y cuando esto ocurre se me revela claramente mi misión en este planeta y el propósito divino que me trajo nuevamente a vivir en esta morada.
Recuerda que el Maestro dijo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay.” (Juan 14:2) Y este planeta es una de las muchas moradas que hay en la casa de Dios que es todo el Universo manifestado, tanto materialmente como espiritualmente.
Todo ser humano en algún momento de su existencia ha clamado a un poder superior por algún tipo de ayuda. Y te diría que ese instinto humano-divino es parte de nuestro DNA, aunque no pueda probarlo.
Pero aunque no pueda probarlo puedo sentirlo como una verdad. Porque así como el DNA define lo que es el ser humano la oración define aquello en cada uno de nosotros que es divino y que busca conectarse con la Divinidad.
Y esta es la importancia de la oración y establece la razón por la cual debemos aprender a orar. Los discípulos se acercaron a Jesús y le pidieron que les enseñara a orar.
Recuerda quién eran estos hombres, ellos eran personas comunes así como tú y yo, y así como el Maestro se conectaba, ellos también sentían el deseo al igual que tú y yo de conectarse con la Fuente.
Tal vez ellos no tenían el conocimiento que tenemos hoy día acerca de la Divinidad en cada uno de nosotros, pero sí podemos decir con certeza por la pregunta que le hicieron a Jesús, que ellos sentían esa necesidad de encontrar su propia divinidad.
Jesús le contestó enseñándoles el Padrenuestro. Puedo visualizar esta escena como una clase en donde el Maestro les decía algo así y cito: “—Les voy a enseñar cómo yo oro y hagan ustedes lo mismo. Estas son algunas de las palabras que yo usé esta mañana cuando estuve orando: “Padre nuestro que estás en los cielos….” Pero ustedes pueden usar sus propias palabras y hablarles al Padre con palabras que salgan de vuestros corazones.”
Cuando Jesús dijo: “Las palabras que yo hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre, que vive en mí, él hace las obras.” (Juan 1410), hizo un reconocimiento exacto de la Divinidad que moraba en Él.
Esto es, Jesús el hombre, hizo el gran descubrimiento de la Divinidad morando en él. Y optó por unificarse y expresarla de manera tal que se convirtió en la viviente Palabra de Dios.
Entonces este reconocimiento de Su propia Divinidad lo llevó a conocerse a sí mismo y esto se confirma cuando dirigiéndose a Sus discípulos “les preguntó: —Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: —Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” (Mateo 16:16)
Entonces Jesús añadió: “—Bienaventurado eres, Simón hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 16:17)
No hay duda alguna que Jesús, el hombre, sabía quién era realmente. Y la oración en Jesús reafirmaba una y otra vez Su divina filiación con el Padre.
Tú y yo tenemos que llegar a conocernos realmente así como Jesús se conoció a sí mismo. Y este lo logramos mediante la oración.
Y la pregunta a contestar no es realmente ¿quién somos?, sino ¿Qué somos? La palabra quién implica la existencia de una personalidad determinada. La palabra qué busca revelar la esencia de lo que somos.
Y la oración nos ayuda a revelar la esencia de lo que verdaderamente somos. Y a medida que hagas de la oración una práctica cotidiana en tu vida, el secreto de qué realmente eres te será revelado. Tu verdadera naturaleza te será revelada de una manera muy particular.
Esta revelación te hará total sentido a ti, tendrá vida en ti y te impulsará de manera sorprendente hacia delante para cumplir con tu destino divino.
Pero desde este lugar en donde estamos en consciencia al lugar donde tenemos que llegar en consciencia no hay otro camino que no sea el de la oración.
Las buenas noticias son que el Padre está dispuesto a darnos todo lo que necesitemos; dice “pide y se te dará” (Mateo 7:7 parafraseado). Dios proveerá los recursos que necesitas, porque Él sabe que tenemos necesidades que tienes que ser satisfechas.
Y hablando de necesidades, el jueves pasado en la última clase de Las Leyes Dinámicas de la Prosperidad hablábamos de La Antigua Ley de Prosperidad, el diezmo. Y decíamos que para recibir tenemos que dar. Decíamos que tenemos que aprender a dar de lo que carecemos.
Pues saben qué, cuando oramos por prosperidad, estamos pidiendo prosperidad, y cuando pedimos por prosperidad, Dios nos revelará que tenemos que comenzar a dar para que el fluir de la abundancia tenga un amplio cauce en y a través de cada uno de nosotros.
La oración nos ayuda a dirigir nuestras acciones por el camino correcto y cuando por medio de la oración nos abrimos para que la voluntad de Dios se haga a través de nosotros grandes cosas ocurren en nuestras vidas; nuestra vida toma un giro distinto.
El viejo hombre deja de existir y nos convertimos en un nuevo hombre; en palabras de Pablo, en una nueva criatura. Tal es el poder transformador de la oración.
Este ministerio, nuestra propia comunidad espiritual, no estaría donde está, que es a punto de celebrar su quinto aniversario sino fueran por las oraciones que hemos hecho pidiéndole a Dios que sostenga este ministerio tanto financieramente como en muchos otros aspectos más.
Estoy seguro, aunque nadie me lo dijo, que cuando comenzamos este ministerio, muchos pensaron que no iba a ser posible sostenerlo por más de tres meses por el alto costo que significa el alquiler del salón para tener nuestros servicios dominicales en un hotel porque las ofrendas no iban a dar para sostenerlo .
Sin embargo, la próxima semana celebraremos nuestro quinto aniversario. Cinco años consecutivos celebrando nuestros servicios dominicales aquí. Tal es el poder de la oración.
Una persona que contactó a Silent Unity solicitando ayuda escribió lo siguiente: “Recientemente llamamos pidiendo oración por nuestro sobrino que estaba muriendo de leucemia. Estaba desangrándose y los doctores no podían detener la hemorragia. Su tipo de sangre se estaba agotando en el hospital. Luego de que ustedes oraran conmigo me sentí segura de que él mejoraría, y a la mañana siguiente la hemorragia se detuvo. El doctor le llamó a esto un milagro. Especialistas de las afueras de la ciudad que vinieron a verlo sencillamente no podían creer lo que había ocurrido. Ayer recibimos los resultados de la última prueba de la médula ósea. Los doctores pensaron que seguramente se había cometido un error, ya que la prueba mostraba total remisión. Ellos están realizando otra prueba porque no lo pueden creer. Nosotros sí lo creemos y esperábamos esos resultados. Dios les bendice por su maravilloso trabajo.
Nuestro Ministerio de Oración también cuenta con testimonios que evidencian el poder de la oración.
Si no has hecho de la oración una práctica cotidiana en tu vida, este es un buen momento para comenzar a hacerlo. Los beneficios son inmensos y tu vida se enriquecerá de maneras que nunca antes habías soñado. Y sobre todo disfrutarás de una mejor calidad de vida.
No importa cuán grande sea el reto que puedas estar enfrentando lo que es imposible para ti es posible para Dios. Y el método de conectarnos con esa Gran Fuente en donde las imposibilidades se convierten en posibilidades y realidades, es a través de la oración.
Dios te bendice si sabiendo estas cosas las haces. Amén.