Eleva tu vida en oración
“Por tanto, les digo: Todo lo que pidan en oración, crean que lo recibirán, y se les concederá.” (Marcos 11:24)
El título de este mensaje parece sugerir que por medio de la oración podemos elevar nuestra vida. Pero, ¿qué queremos decir con elevar nuestra vida?
¿Significa esto que por medio de la oración llegaremos al aeropuerto a tomar un vuelo en un avión que nos elevará a 33,000 pies de altura sobre el nivel de mar?
Literalmente hablando, vivimos en una confluencia de posibilidades en dónde prácticamente todo es posible. Y un sin número de oraciones como esta han sido han sido contestadas. Pero ciertamente no es a esto a lo que nos referimos cuando decimos, “eleva tu vida en oración.”
Nos referimos a que eleves tu consciencia y el nivel de tus pensamientos. Nos referimos a que eleves la perspectiva en la que ves tu vida, nos referimos a que eleves tu calidad de vida. Cuando te elevas en conciencia te elevas a una altura espiritual donde puedes ver los acontecimientos de tu vida desde la más alta perspectiva.
Así como desde un avión puedes ver toda la ciudad, desde la más alta perspectiva puedes ver las cosas como Dios las ve. Puedes ver el cuadro completo; de manera tal que en vez de ver la adversidad, puedes ver la actividad de Dios moviéndose progresivamente para traer a manifestación solo el bien.
Yo le doy gracias a Dios porque en Jesús encontramos un ejemplo de lo que la oración puede hacer por cada uno de nosotros. En Jesús vimos que la oración fue la herramienta que levantó Su consciencia de unidad con Dios; a una altura espiritual extraordinaria.
Pero a diferencia de Jesús la mayoría de nosotros, incluyendo también a líderes espirituales de todo tipo de denominación, vacilamos entre nuestra humanidad y nuestra divinidad.
Y digo vacilamos porque nos movemos indeterminadamente desde el extremo humano al extremo del divino ser que somos.
En momentos de oración podemos ser muy espirituales, pero al menor descuido ya sea como resultado de nuestra conversación casual o producto de lo que nos dicen o escuchamos por los medios de comunicación podríamos caer en bajos estados de consciencia; ya sea criticando, condenando o caer en un estado de angustia y desesperación.
Ahora bien, entendiendo que la oración fundamentalmente es hablar con Dios, tienes que saber que también es escuchar a Dios.
Visto así, tus palabras son oraciones y por eso tienes que saber cómo hablas para elevar tu vida con tus palabras-oraciones.
Tomemos por ejemplo nuestro Ministerio de Oración; al que tan a menudo me refiero elogiándolo por la labor que ha estado realizando. Mis ojos han visto como ahora se han acercado más personas para unirse en oración.
El grupo está creciendo y estoy seguro de que si entrevistamos a sus integrantes, cada uno de ellos dará testimonio de cómo su vida se ha elevado por medio de la oración.
La oración te permite poner tu fe en acción; y la fe mueve montañas; y donde dos o más están reunidos en oración, un poder espiritual poderosísimo se genera para producir resultados positivos en todas las fases de la vida. Pero Dios necesita tu fe para poder obrar en y a través de ti. Oración, fe y acción son elementos claves que elevarán tu calidad de vida. Examinemos los factores que determinan una alta calidad de vida.
Según estudios realizados, la calidad de vida incluye el nivel de bienestar físico, bienestar material, bienestar social, el nivel de desarrollo personal, el bienestar emocional. (Wiki)
Y los economistas han creado índices para medir estos factores cuyos valores fluctúan entre 0 y 1.
Pero bien, como estudiantes de la verdad que somos sabemos que la vida se mueve de adentro hacia afuera, y esto implica que debemos trabajar en esa misma dirección si verdaderamente queremos elevar nuestra calidad de vida. Entonces hablemos de tu bienestar emocional. En esta área hablamos de tu salud mental, emocional, de tu autoestima y de tu espiritualidad.
En el mismo centro de tu ser reside esa Plenitud de la Divinidad, el Cristo morador. Por eso quiero comenzar hablando de nuestro bienestar espiritual. Aquí el trabajo consiste en hacernos más conscientes de esta gran verdad, despertarla y ponerla en acción en nuestras vidas.
No hay duda alguna que la oración realiza este trabajo en cada uno de nosotros. A medida que comienzas a orar reconoces que el potencial espiritual yace dentro de ti y por medio de tu fe lo pones en acción. Una vez comienza la acción una ola se forma en el océano interno de tu ser y comienza a moverse. A medida que la ola avanza comienza a levantarse la cresta. Sube tu entusiasmo, comienza a mejorar tu salud mental y emocional y comienza a subir tu autoestima.
Visualiza este proceso ocurriendo en tu interior e medida que oras.
A medida que haces de la oración una práctica cotidiana vas conociendo mejor la naturaleza de Dios mejorando así tu relación con Dios, contigo mismo y con los demás. Estas mejoras contribuyen a elevar tu bienestar social, pudiendo establecer relaciones más significativas y fructíferas con tu familia, con tus amistades y con la comunidad en general. A medida que te vas relacionando vas conociendo las necesidades de cada cual surgiendo así nuevas oportunidades de ayudar y servir a los demás. “Al que te pida, dale” (Mateo 5:42)
Y a medida que tu generosidad empieza a circular en tu vida, ésta te traerá beneficios materiales directos elevando así tu bienestar material. En la habitación de un hospital una persona postrada en una cama hacia su transición rodeada de sus seres queridos cuando otra persona entró y cantó mientras esto ocurría. Su canto consoló a los seres queridos que la rodeaban.
Luego esta misma persona fue invitada a cantar en un servicio de recordación y como recompensa recibió un cheque de 300 dólares; ingreso totalmente inesperado. A medida que continúas la práctica diaria de la oración llegas a la realización de que la Plenitud de la Divinidad habita corporalmente en ti y reconoces que tu cuerpo es “el templo del Dios viviente” y como tal debe ser respetado, cuidado y nutrido correctamente.
Esto hará que estés consciente de la necesidad de hacer ejercicios periódicamente y velar por una buena nutrición para tu cuerpo evitando así los excesos en las comidas. Sin lugar a dudas estas acciones elevarán tu bienestar físico.
Y a medida que vas elevando tu bienestar espiritual, emocional, social y físico te vas desarrollando personalmente y te conviertes en un ser más productivo contribuyendo más a la sociedad. Y todo comenzó con la oración. Pero esto no se queda aquí, a medida que te conviertes en una influencia positiva en tu vida ayudas a elevar el nivel de conciencia de la sociedad, y de esa manera contribuyes a elevar la calidad de vida de otras personas.
Grande es el poder de la oración. ¿No les parece?
Hace varios años cuando mi esposa y yo comenzamos a orar por otros muchas han sido las cosas que han cambiado en nuestras vidas de manera paulatina. Una de ellas y tal vez la más importante ha sido el estilo de vida. Ahora podemos decir que estamos disfrutando más de lo que se conoce como “la vida sencilla”. Acerca de la vida sencilla Fillmore explica que:
“Existe una gran diferencia entre la vida sencilla y la pobreza… La vida sencilla no implica pobreza y no es ascética [no busca purificar el espíritu por medio de la negación de placeres materiales]. Es tan diferente de lo austero como lo es del lujo desenfrenado. Es como la manera en que un niño vive su vida, natural y libre… es simplicidad e independencia de espíritu.
La vida sencilla es un estado de consciencia. Es paz, contentamiento y satisfacción en el gozo de vivir y amar; y se logra pensando en Dios [diariamente] y adorándolo en espíritu y en verdad.” (Prosperidad p118, 119 traducción Rev. Luis Molinary)
Sin lugar a dudas te puedo decir que nuestra vida se ha simplificado en comparación con lo que era antes. Y ciertamente nuestra calidad de vida se ha elevado.
Sin ningún tipo de reservas te puedo decir que siento que todo esto se ha logrado gracias al poder de la oración.
Tú también puedes elevar tu calidad de vida, esto es, tu bienestar espiritual, emocional, tu autoestima; tu bienestar social, material, físico y tu desarrollo personal, si te decides a llevar una vida de oración… pero tuya es la decisión.
Dios te bendice si sabiendo estas cosas las haces.
¡Amén!