Aumenta tus bendiciones
“Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca.” (Salmo 34:1)
Cuando damos una bendición conferimos un bien a alguien o hacemos una declaración de que Dios le favorece de alguna manera u otra.
Igualmente cuando recibimos una bendición esperamos algo bueno de alguien o de Dios.
A muchos que se autodenominan ser cristianos les escuchamos decir constantemente “que Dios te bendiga” y a los estudiantes de Unity les escuchamos decir con frecuencia “Dios te bendice” o sencillamente “bendiciones”.
Recuerdo que cuando era niño los hijos le pedían la bendición a los padres como una costumbre cuando salían a algún lugar sin ellos.
Hoy día cuando mi hija está quedándose con nosotros y sale a la calle o va a alguna actividad, es costumbre yo darle mi bendición sin que ella la pida. Porque detrás de mi bendición hay una sincera intención de que ella se haga consciente de que el bien de Dios se manifiesta siempre en su vida y asuntos.
Algo bueno se puede y se debe estar moviendo detrás de estas palabras. Y prácticamente desde el inicio de la Escrituras encontramos la palabra “bendición” acompañando a un sin número de eventos e historias.
Por ejemplo, cuando Jehová Dios le dijo a Abram que dejara su tierra y su parentela y se fuera a la tierra que él (Jehová) le iba a mostrar le dijo: “… haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.” (Génesis12:2)
Y yo creo que aquí está la clave. Cada vez que digamos (en nuestro caso como estudiantes de Unity) “Dios te bendice” debe de haber en nuestros corazones una clara intención de hacer conscientes a la persona a la cual dirigimos nuestra bendición de que el bien de Dios se manifiesta en su vida siempre.
Ahora bien, opuesto a la palabra bendición está la palabra “maldición”. Y cada vez que hablamos en perjuicio de algo o alguien estamos maldiciendo; inclusive cuando somos implacables en nuestra crítica.
Y tú que me escuchas, es importante que tomes nota de esto porque muy pocas veces pensamos que cuando estamos criticando o juzgando a alguien, lo estamos maldiciendo. Y mientras mayor sentimiento envuelve la crítica mayor poder tiene la maldición. Lamentablemente la maldición tiene un efecto substractivo o negativo disminuyendo el bien en nosotros.
De manera que el primer principio que debes conocer para aumentar tus bendiciones es: Nunca hables en perjuicio de nada ni de nadie ni juzgues porque detrás de esto hay maldición.
Cuando hablamos de maldición en este contexto, estamos diciendo que nuestras palabras tiene la intención de producir un daño físico o emocional hacia otros o meramente dañar su imagen y/o prestigio.
Pero no se confunda esto con la frase que encontramos en la Escrituras: “la maldición de Jehová” ya que no es lo mismo. La maldición de Dios viene como resultado de romper la ley divina. El hombre trae mal hacia sí mismo cuando no obedece la ley divina; es ley de causa y efecto.
Por el contrario la alabanza y la acción de gracias tienen el poder de conferir aumento de bien a todo aquello a lo que dirigimos nuestra atención.
A medida que comienzas a bendecir la presencia de Dios en tu vida y en tus asuntos comienzas a hacerte más conscientes del bien omnipresente y por ley y derecho de consciencia todo aquello en lo que la mente se enfoca crece automáticamente.
El segundo principio para aumentar tus bendiciones es: alaba a Dios de una manera u otra todos los días. Cuando alabamos a Dios anticipamos y declaramos que solo el bien es verdadero y se manifiesta en las circunstancias de nuestras vidas.
En mis años en Unity he observado cierta aversión de parte de algunos hacia las alabanzas de corte evangélico en los servicios devocionales; pienso que es tal vez por el énfasis y adoración a un Dios eminentemente externo. Pero también pienso que en muchas ocasiones este tipo de espectáculo tiene como objeto entretener al público.
Debemos respetar las diversas formas y maneras en que alabamos a Dios. Aunque no tengo nada en contra de ese tipo de alabanzas pienso que cada ministerio, iglesia o centro tiene su propio estilo de alabar y adorar a Dios. En nuestro ministerio no tenemos la intención de entretener a nadie, nuestra intención es que por medio de la alabanza puedas lograr acercarte más a Dios en consciencia. Y cuando cantamos y alabamos todos juntos crecemos conciencia en unidad con Dios.
Y aunque en nuestro ministerio no tenemos ese tipo de alabanzas no estamos cerrados sabiendo que cualquier tipo de alabanza es mejor que ninguna alabanza.
Pienso que la mejor manera de alabar a Dios aquí en esta comunidad espiritual es tal y como hacemos todos los domingos, y esto es cantándole todos juntos a una sola voz.
Esto nos trae al tercer principio: mientras más alabas más bendiciones recibes, porque tanto la alabanza como la acción de gracias son acumulativas.
Y no pienses que Dios te está dando más bendiciones porque estás alabando más. Aunque podrías estar pensando esto, la realidad es que Dios te ha dado todas las bendiciones que necesitas.
Lo que hace la alabanza y la acción de gracias es abrir la llave para que comiencen a fluir a través de ti las bendiciones acumuladas en ti. Y mientras más alabas más se abre la lleva de paso.
Charles Fillmore escribe acerca de la alabanza lo siguiente:
“Aun las cosas inanimadas parecen entender las palabras de alabanza, pues responden de manera ordenada y obediente cuando antes parecían ingobernables. Una mujer usó la ley en su máquina de coser, la cual había estado afirmando que estaba en malas condiciones. Después de alabarla, no le causó más problemas. Un operador de linotipo recibió cierto tratamiento espiritual que le dio un sanador a cierta hora, y su linotipo, que había estado funcionando mal, inmediatamente comenzó a funcionar armoniosamente. Una mujer que vivía en un pueblo, tenía una vieja alfombra sobre el piso de la sala; por años había esperado reemplazarla por una mejor. Ella oyó hablar de la ley y comenzó a alabar la vieja alfombra. Para gran sorpresa suya, en dos semanas recibió una alfombra nueva que provino de una fuente inesperada. Estas son unas pocas ilustraciones de las posibilidades latentes de la alabanza.” —CC p.90-91
De manera que aquí tienes el cuarto principio: La alabanza es energía causal que influye confiriendo aumento de bien en todo lo que encuentra a su paso.
Si tienes problemas de salud comienza a bendecir tu cuerpo, especialmente la parte que te duele. Comienza a mimarte a ti misma, trátate bien, con cariño con consideración y respeto a ti misma. Reconcíliate contigo mismo y sentirás el fluir de la bendición de Dios a través de ti.
Esto nos lleva al quinto principio que es: Comienza a alabar todo lo que tienes con la expectativa de que Dios transformará tu consciencia para que veas mayor y mejor bien para ti en todo y en todos.
Alaba y da gracias por tu mente y visualízala en armonía y paz, igualmente con tus pensamientos. Claro está, para hacer esto tenemos que ‘practicar la presencia de Dios’ esto es aquietarnos e ir a meditación y al silencio.
La vida es como una gran ciudad donde tenemos la opción verla desde lo alto y tener una vista panorámica y admirar la gran belleza que hay en ella y experimentar todo tipo de bendiciones y oportunidades de progreso.
O podemos ver la vida como si estuviésemos viendo la gran ciudad desde el alcantarillado, con todo tipo de limitaciones, desperdicios y desechos.
Pero la experiencia, la vivencia y los relatos de personas que han pasado por momentos de aparente retos, o momentos difíciles en sus vidas siempre revelan que al final del día estos han venido para traernos una gran enseñanza y para bendecirnos.
El apóstol Pablo dio en el clavo cuando dijo: “Dad gracias en todo...” (1 Tesalonicenses 5:16)
Esto no significa que des gracias por tu fracaso económico, o la pérdida de tu hogar o la muerte de tu ser querido. Pablo no dijo: ‘Dad gracias por todo’ sino dijo: “Dad gracias en todo.”
Significando que aún en medio de las inconstancias y adversidades de la vida podemos dar gracias desde un corazón agradecido en la seguridad de que Dios nos guiará a nuestro mayor bien.
En un relato que hizo una estudiante pudimos ver precisamente como una experiencia desagradable en su vida la llevó a dar gracias desde un corazón agradecido porque sabía que esa experiencia la iba a llevar a una experiencia de mayor enriquecimiento espiritual en su vida.
Esto la llevó a ver su vida desde la más alta perspectiva viendo y sintiendo todo tipo de bendiciones y oportunidades de progreso. Y dicho y hecho.
Entonces para aumentar tus bendiciones:
Nunca hables en perjuicio de nada ni de nadie ni juzgues porque detrás de esto hay maldición;
alaba y bendice a Dios todos los días;
mientras más alabas más bendiciones recibes, porque tanto la alabanza como la acción de gracias son acumulativas;
la alabanza es energía causal que influye confiriendo aumento de bien en todo lo que encuentra a su paso.
Comienza a alabar todo lo que tienes con la expectativa de que Dios transformará tu consciencia para que veas mayor y mejor bien para ti en todo y en todos.
Y para terminar te pregunto: En este momento, ¿Desde dónde estás contemplando tu vida? ¿Desde la más alta perspectiva, o desde el alcantarillado? No importa en donde estés, siempre puede dar gracias desde un corazón agradecido en la seguridad de que Dios te guiará a tu mayor bien. La decisión es tuya.
Dios te bendice si sabiendo estas cosas las haces. Amén.