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Dad y recibid con acción de gracias


“…de gracia recibisteis, dad de gracia.”(Mateo 10:8)

Jesús “recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas…, predicando el evangelio del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.” (Mateo 9:35)

Y cuando vio a las multitudes que venían en pos de guía e instrucción se dio cuenta de que el trabajo era mucho y “los obreros pocos” (Mateo 9:37)


Entonces Jesús decidió tomar a sus doce discípulos y “les dio autoridad sobre los espíritus impuros, para que los echaran fuera y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.” (Mateo 10:1)


Entonces los comisionó y les confirió el título de apóstoles para que predicaran el evangelio del Reino de Dios y les dijo: “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.” (Mateo 10:8)


“De gracia recibisteis, dad de gracia” es el llamado que Jesús le hizo a Sus apóstoles y es el llamado que hoy nos hace a ti y a mí. ¡Cuántas cosas recibimos por la gracias de Dios y las damos por sentado!; sin reconocer que si de gracias recibiste debes dar de gracia.


Sin embargo, hay un momento en nuestras vidas en que nos hacemos conscientes de que la presencia de Dios en una constante en nosotros y es como un sol radiante que continuamente irradia Sus bendiciones en cada uno de nosotros. Y cuando realizamos esta gran verdad tenemos que reconocer que hemos, estamos y continuamos recibiendo de gracia.


Porque así como los rayos del sol son imprescindibles para la vida en nuestro planeta, la Presencia de Dios en nosotros es como un sol central que nos da vida y otros cosas más como son los dones y las facultades espirituales. Y el Espíritu Santo nos recuerda que si “de gracia recibisteis, dad de gracia”.


La gracia es el amor de Dios en acción, es la voluntad y el favor de Dios, el poder que nos ha dado Dios para transformarnos, redimirnos y salvarnos. (LPR p. 102)


Estamos en este planeta porque Dios ha dispuesto una encomienda y nos ha comisionado así como Jesús comisionó a Sus apóstoles para que predicaran el evangelio del Reino de Dios.

Podrías estar pensando, “pero yo apenas tengo para sobrevivir, ¿cómo es que Dios me ha enviado aquí para propósitos más grandes?


Lo primero que tienes que saber es que ahí mismo en la insuficiencia en que te encuentras hay una Toda-Suficiencia que tiene que descubierta y apropiada mentalmente por ti reconociendo que es parte de ti y tener fe en ella; porque Dios no nos da encomiendas que no podamos cumplir. Dios siempre pone los recursos para el pleno cumplimiento en toda obra.


Ahora bien, la fe se desarrolla con perseverancia, determinación y disciplina mental. Y estos tres atributos deben de estar ejercitados todos los días antes de que te levantes a hacer tus tareas y actividades cotidianas; reconociendo que estos atributos se te han dado para que los desarrolles y crezcas en consciencia de que puedes cumplir tu misión. Para cumplir tu misión tienes que levantar tu visión.


No puedes y no debes conformarte con una vida mediocre y una existencia insípida, para luego desaparecer en el olvido. Debes procurar tener una vida que sea testimonio viviente de que has dejado un legado llevando y predicando de alguna manera muy singular las verdades del evangelio del Reino de Dios.


Posiblemente en estos momentos estés pensando: —“este hombre se ha vuelto loco, mira lo que está diciendo.” Pero puedes estar seguro de que si estás hoy aquí escuchando (o leyendo) este mensaje no es por casualidad sino porque de cierto de cierto Dios ha preparado para ti grandes cosas y es tu responsabilidad espiritual darle paso al fluir divino y creador a través de ti.


Dios necesita que descubras tu propio esplendor aprisionado, que lo liberes y que te conviertas en un poder espiritual capaz de transformar vidas. Ya es tiempo de que dejes de ser oidor y te conviertas en un hacedor del plan y la misión que Dios ha preparado para ti.


Y no es necesario que renuncies en este momento a las cosas que has estado haciendo hasta el presente, pero sí es hora de que vayas introduciendo cambios importantes en tu estilo de vida para que comiences a hacer “la obra”; porque si de gracia recibiste, tienes y debes dar de gracia.


Y a medida que das, tus poderes espirituales se van desenvolviendo y desarrollando; y paso a paso, comienzas a caminar y a emprender el ‘viaje de las edades.’


No podemos negar que tenemos que satisfacer nuestras necesidades básicas, del diario vivir como es el alimento, y el dinero para pagar por los servicios recibidos, agua, luz, teléfonos, el pago del alquiler o la hipoteca, la educación de nuestros hijos, y muchas otras cosas más.


Pero enfocar nuestras vidas solamente en estas cosas es no dar en el blanco y dejar lo mayor por lo menor. Jesús nos da la clave cuando nos dice: “…porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo, pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de ellas. Buscad, mas bien, el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Lucas 12:30-31)


Sabemos que tenemos responsabilidades con nuestros seres queridos y nuestro deber es cumplir con esas responsabilidades. Pero el punto es que todos tenemos una misión que cumplir así como Jesús vino a cumplir su misión. Y todo aquel que ha escuchado el llamado del Espíritu y ha sido obediente a ese llamado, ha satisfecho todas sus necesidades cotidianas y ha cumplido con sus responsabilidades para con sus seres queridos.


Comencemos con Jesús, nuestro modelo por excelencia. Estando en la cruz, cumplió con su responsabilidad hacia su madre cuando le encargó a Juan, su discípulo amado, el cuido de su madre.


Pero Jesús cumplió su misión porque supo poner Sus prioridades correctamente sirviendo a Dios primero. Dios se encargó de suplir todas sus necesidades. Y créanme esto que les estoy diciendo es una dura lección, y aunque hemos oído miles de veces que debemos servirle a Dios primero, no lo creemos. Seguimos pensando en “qué comeremos, o qué beberemos, o que vestiremos” y nos angustiamos y nos preocupamos aun sabiendo que Dios conoce todas nuestras necesidades y que proveerá abundantemente para todas y cada una de ellas conforme a nuestra fe.


Porque dudan, “hombres de poca fe,” “si de gracia recibisteis, dad de gracia.” Cuando Jesús comisionó a Sus apóstoles para que predicaran el evangelio del reino les dio instrucciones de cómo iban a llevar a cabo esta encomienda.


Y antes de partir les dijo que les iba a enviar el Consolador que es el Espíritu Santo. “…él os guiará a toda verdad…” (Juan 16:13)


Y les dijo a Sus discípulos que ellos conocían al Espíritu Santo: “…pero vosotros lo conocéis, porque vive en vosotros y está en vosotros.” (Juan 14:17)


Y todo el que sigue este camino es un discípulo de Jesús y conoce el Espíritu Santo. Pero hay quienes todavía no lo conocen porque han puesto su enfoque primordialmente en las cosas del mundo, las cosas que vienen y se van; las cosas que hoy son y mañana no son.


Piénsalo bien, piensa en estas cosas y decide por ti mismo que clase de existencia deseas para ti. Si estás aquí escuchando estas palabras es porque el Espíritu Santo te ha traído aquí para que tomes la decisión en favor de una vida de gracia; una vida que sea bendecida por tus obras. Una vida de obediencia a la voluntad de Dios para ti.


¿Estás dando tanto como quisieras recibir? “… porque Dios ama al dador alegre.” (2 Corintios 9:7) Ve a tu interior y el Espíritu de Verdad te revelará tu misión en esta dimensión de vida. Entonces comienza a relacionar tus acciones diarias con tu propósito divino. Eso fue lo que hizo Jesús y por no desviarse ni un milímetro a la izquierda o a la derecha recibió la bendición eterna de Dios.


Charles Fillmore propulsor del Cristianismo Práctico fue informado de su divina misión en un sueño. Charles había llegado a Kansas City en el 1884 buscando fortuna. No había en la nación un lugar mejor que Kansas City para invertir en bienes raíces y eso fue exactamente lo que Charles hizo. también había invertido en una mina de plata en Colorado.


Pero vino el colapso del auge en bienes raíces y la vena de plata de la mina colapsó. “Charles y su familia quedaron absolutamente sin recursos financieros y en efecto tenían deudas.” (Historia de Unity p. 41)


Fue durante ese periodo de depresión donde Charles tuvo un sueño extraño donde se le recordó que tenía un trabajo que realizar en Kansas City y cuando despertó Charles recordó que había tenido ese mismo sueño y lo había olvidado.


En 1892 Fillmore escribieron una dedicación y convenio dedicando todo su tiempo, todo su dinero y todo lo que tenían y esperaban tener al Espíritu de Verdad.


Por esta dedicación pidieron paz mental, salud corporal, sabiduría, comprensión, amor, vida y provisión abundante sin hacer de ninguna de ellas el objeto de su existencia. “Los Fillmore se asieron a su ideal. No hicieron el trabajo de Dios para enriquecerse, sino porque creían en Dios y querían ayudar a otros a encontrarle y a encontrar Sus bendiciones.” (HU p. 119)


Los Fillmore fueron personas como tú y como yo. Se levantaron prácticamente de la bancarrota, no para hacer dinero nuevamente sino para servir a Dios incondicionalmente. El trabajo de los Fillmore dejó un legado y ese legado es testimonio


de las bendiciones espirituales que recibieron. Demás esta hablar de las bendiciones materiales.


La gracia de Dios se derrama sobre ti todos los días así como los rayos del sol alumbran el nuevo día. Busca servir a Dios todos los días, haz de esto tu norte, tú puedes hacerlo, y si tú puedes, tú debes hacerlo.


Pruébame ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” (Malaquías 3:10)


“Pues si de gracia has recibido, dad de gracia.”


Dios te bendice si conociendo estas cosas las haces.

¡Amén!

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