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El amor a los enemigos


“Pero yo os digo: Amad a vuestro enemigos, bendecid a los que os maldicen haced bien a los que os odian… para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos.” (Mateo 5:44))


Existen una gran cantidad de personas y líderes religiosos hablando continuamente del Enemigo o el Adversario. Tiene muchos nombres, le llaman la Bestia, el Diablo, el Maligno, Lucifer, Satanás. A este gran Enemigo se le atribuyen poderes extraordinarios, poderes sobrenaturales, y una capacidad de destrucción mayor que la bomba atómica.


Y por esta razón, una inmensa cantidad de personas viven atemorizadas por lo que este Enemigo les pueda hacer. Y buscando un refugio o protección se meten debajo de templos y carpas para así escuchar los discursos de los líderes que solo hablan de este gran Enemigo de sus engaños y fechorías y de cómo será destruido en la gran batalla al final de los tiempos.


Con la Biblia en la mano leen pasajes bíblicos para sustentar sus discursos. Por ejemplo, citan el capítulo 24 de Mateo donde Jesús habla del fin de los tiempos y de la venida del Hijo del Hombre. O citan Apocalipsis para hacer predicciones sobre la destrucción total del mundo.


Pero el que lee y estudia este capítulo se da cuenta inmediatamente que Jesús se refería a la destrucción de Jerusalén y a la profanación del templo por parte del ejército romano, lo cual tuvo lugar en el año 70 D.C.


Es lamentable que muchos líderes religiosos se aprovechen y utilicen lo que se dice en este capítulo de Mateo para engañar y amedrentar a muchos de sus seguidores y predicar acerca del fin del mundo como si estuviese a la vuelta de la esquina.


Nosotros en nuestro movimiento, no predicamos ese tipo de doctrina que se enfoca en la destrucción del mundo y el final de los tiempos. Nosotros creemos que estamos llegando al final de una edad, y que cada vez más nos acercamos a la edad de Cristo, esto es al establecimiento del Reino de Dios aquí en la tierra.


Pero eso vendrá como resultado de un proceso de evolución y transformación en la conciencia de la raza; un movimiento masivo en la consciencia colectiva que nos levantará a un nivel más alto en consciencia de unidad con Dios. Sin embargo, lamentablemente todos tenemos algún enemigo y todos tenemos muchos enemigos en común según hemos visto.


No hace mucho tiempo atrás el mayor enemigo de los comunistas era el capitalismo y viceversa. Hoy el enemigo de muchos es el terrorismo y para un demócrata en los Estados Unidos el enemigo a quien hay que derrotar son los republicanos y viceversa. Pero independientemente de lo que pueda estar escrito en la Biblia, o de lo que puedan decir ciertos líderes religiosos o políticos o de la índole que sean, yo pienso y creo que el mayor enemigo que tenemos es la ignorancia y la superstición.


Y ciertamente existe mucha ignorancia en la interpretación que se le da a las Escrituras. Ciertamente la Biblia da testimonio de la palabra de Dios. Y más que interpretar la Biblia en su aspecto literal como libro histórico debemos aprender a interpretarla espiritualmente.

“Una interpretación espiritual de la Biblia requiere que el significado de cada figura, tipo de personalidad, parábola y símbolo deba estar en armonía con los principios fundamentales del Ser.” (LPR p. 27)


Pero, preguntarás, ¿qué significa estar en armonía con los principios fundamentales del Ser? Estar en armonía con los principios fundamentales del Ser es comprender en Espíritu y en Verdad lo que Dios realmente es. Es comprender la naturaleza de lo que es verdaderamente Dios.


Dios es ley, no castigo; Dios es Principio, y como tal es Amor, Vida, Inteligencia, Substancia todo proveedora. Dios es el Bien absoluto. Dios es Espíritu y por consiguiente para entender la naturaleza de Dios tenemos que entenderla espiritualmente.


Dios es Creador y le ha impartido a Su creación todos Sus atributos espirituales. Y Dios como Principio Creador es “la causa y fuerza que se mueve en toda la creación.” (LPR p. 187). Toda la creación se fundamenta en Dios como Principio. Dios es Omnipotencia. Por eso decimos que HAY UNA SOLA PRESENCIA UN SOLO PODER EN TODO EL UNIVERSO, DIOS EL BIEN ABSOLUTO. No hay dos poderes, hay un solo poder y es Dios.


Entonces para hacer una interpretación espiritual de las Escrituras de manera responsable tenemos que aferrarnos y estar en armonía con lo que Dios es fundamentalmente.


Si Dios es el Bien absoluto y es omnipresente ¿dónde puede estar el mal? En el proceso creativo no hay evidencia alguna de que Dios haya creado el mal. Un río de agua dulce no puede crear agua salada. La lógica pura nos dice que si Dios es el Bien absoluto, entonces Dios no puede crear el mal.


La lógica pura también nos dice que si toda la Creación obedece a Dios como Principio y Dios es Amor y Bien entonces toda la creación es amorosa y es buena. Entonces, ¿de dónde surge este Adversario, el Maligno, Satanás, etc.?


“La palabra hebrea satán, de donde se ha formado el nombre propio «Satanás» (o Satán), significa «adversario», «enemigo», «opositor». En ese sentido general se usa en el Antiguo Testamento. En algunos casos este nombre puede tener un sentido judicial y designar una especie de fiscal o acusador de oficio. En el libro de Job 2:1 aparece con ese carácter y como uno de los servidores de Dios (literalmente, «hijos de Dios»). (Diccionario de la Santa Biblia Reina-Valera 1995 Edición de Estudio).


El ser humano impresionado por el mundo de los cinco sentidos ha personificado las cosas y los eventos y les ha puesto etiquetas. El ser humano le ha llamado mal o lo que no le gusta. Decimos de una bebida que no nos gusta “esa bebida es tan mala”. O de alguna medicina que no nos gusta “sabe malísima.”


Igualmente hemos hecho con las personas que nos rodean. Si éstas piensan y actúan como nosotros entonces son buenas. Si piensan y actúan de manera contraria a nosotros, o nos acusan por alguna razón, o nos inducen a hacer algo con lo que no estamos de acuerdo y nos vemos amenazados entonces decimos que son malas y les llamamos nuestros adversarios. De aquí surge el Adversario, Tentador o Diablo. Yo he escuchado a gente decir “ese es un diablo.”


Pero la vida no se puede vivir en ese estado de consciencia, pensando todo el tiempo que tenemos un Adversario o adversarios y que estamos en medio de un campo de batalla; ¡porque la vida es consciencia! Y eso a lo que llamamos mal es ignorancia y error; y surge como resultado de un estado de consciencia que se ha separado de la ley Divina, de Dios, pero cuando actuamos conforme a la Verdad el error desaparece, eso que llamamos mal se desvanece.


Un principio fundamental es: “Hay una sola presencia y un solo poder, Dios omnipotente, pero al ser humano se le ha dado el privilegio y la libertad de utilizar este poder según su voluntad. Cuando el ser humano lo utiliza erróneamente, causa condiciones inarmónicas; y éstas son llamadas el mal.” (LPR p. 139)


Por ejemplo, la energía es una sola, no puede ser destruida pero puede ser transformada de múltiples maneras. Puedes utilizar la energía nuclear para construir una bomba nuclear y aniquilar a miles de personas. Pero puedes optar en utilizar la energía nuclear para generar electricidad y alumbrar, proveer calefacción y todo tipo de comodidades a millones de personas.

El mal aparece en el mundo cuando el hombre decide actuar por cuenta propia sin una verdadera comprensión de la Verdad; y como resultado aparece la falta de armonía en su cuerpo y en su mundo.


¿Cómo podemos vencer el mal? Un paso importante en el vencimiento del mal es reconocer la verdadera naturaleza de Dios. Es reconocer su Omnipresencia, Su Omnipotencia y sobre todo saber que Dios es amor.


Tenemos que afirmar la verdad de Dios acerca de cada uno de nosotros; que Dios es amor y Dios mora dentro de cada uno de nosotros. Tenemos que practicar esta verdad diariamente escogiendo libremente amar al prójimo en vez de odiarlo. Tenemos que deshacernos del pensamiento adverso, de que tenemos un Adversario, o Diablo o como le quieras llamar.


Mas bien, piensa que tienes maestros que desean enseñarte una nueva manera de ver la vida. O busca ayudar a aquellos que se encuentren en el error tratando de enseñarles la Verdad que has aprendido.


Tenemos, que cambiar la perspectiva que tenemos de la vida. En lugar de estar enfocados en el aparente mal, el cual no tiene existencia por sí mismo, porque hoy es y mañana no es, debemos enfocarnos en ver el bien detrás de todas las cosas.


Charles Fillmore, creador y promotor del Cristianismo Práctico, en uno de sus libros le lanza al lector la siguiente pregunta de reflexión: “¿Dónde en la enseñanzas de Jesús encontraremos una fórmula para neutralizar, disolver, afrontar o nulificar la bomba atómica?” (GCV p. 44) Y yo añado ¿…y también la bomba nuclear?


“La encontramos en el décimo capítulo de Lucas y en el vigésimo segundo de Mateo. Esta es la fórmula: “Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.”” (GCV p. 44)


En tus relaciones con las demás personas busca aquello que los una y no lo que los separe. A medida que cambias tu enfoque de la vida, verás que la vida de por sí tiene su propia dulzura y es tu privilegio disfrutarla. A ti que me escuchas te digo reconcíliate contigo mismo, y comienza a amar a ese que está dentro de ti, pues esa es la única manera que puedes sujetarte a Dios como Principio de Bien y de Amor.


Cuando logres hacer esto contigo mismo y puedas lograr vencer a tu propio adversario tendrás la llave para amar a tus enemigos. Ya no habrá más separación sino que habrá un fluir constante del amor de Dios a través de ti.


“Entonces nacerá tu luz como el alba y tu sanidad se dejará ver enseguida; tu justicia irá delante de ti y la gloria de Jehová será tu retaguardia.” (Isaías 58:8)


Dios te bendice porque sabiendo estas cosas las haces. ¡Amén!



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