Abundancia por derecho de consciencia
“Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia.” (Proverbios 21:5)
El domingo pasado hablamos de los pasos que tenemos que dar para demostrar abundancia. Dijimos que teníamos que tener fe y actuar con fe; demostrar determinación y compromiso; en unidad de propósito establecer claramente nuestras prioridades; imprimir el sentimiento de crecimiento, expansión y mayor vida en donde quiera que estemos; y por último, desarrollar una conciencia de abundancia.
Hoy hablaremos en más detalle sobre este último paso. Cuando hablamos de obtener abundancia por derecho de consciencia nos referimos al hecho de que nuestros pensamientos son precursores de la vida que demostramos.
Sabemos que no es suficiente tener un conocimiento intelectual acerca de la abundancia, tenemos que expresar abundancia si queremos disfrutar de una vida abundante. Y como nuestros pensamientos son precursores de la vida que demostramos dijimos que es necesario que tu primer pensamiento al levantarte todas las mañanas sea visualizar a Dios en ti como Fuente de plena abundancia en tu vida.
Y es importante que entendamos esto en toda su dimensión y amplitud. La fuente de nuestra abundancia material no es nuestro empleo, o nuestro negocio. La fuente de una vida sana y saludable no son las vitaminas, o la medicina o las pastillas que tomamos diariamente. La fuente de la paz en el mundo no son las instituciones que promueven y trabajan para el establecimiento de la paz en el mundo; ni la fuente de armonía no son melodías armoniosas por doquier y gente allá afuera llevándose bien con otras personas.
La fuente primaria de todo eso es Dios realizando sus propósitos divinos y eternos en y a través de cada uno de nosotros. Todo eso que hemos mencionado son canales mediante los cuales llega la abundancia de Dios en todos los órdenes de la vida. “Debemos mantenernos en la alta vigilia”, decíamos en la clase del pasado jueves. Y la palabra vigilia tiene muchos significados. Y uno de ellos es: estado de quien se halla despierto o en vela; y otro es: abstinencia.
Para desarrollar una consciencia de abundancia debemos mantenernos despiertos todo el tiempo en observación de los pensamientos y sentimientos que pasan por nuestra mente y nuestro cuerpo, especialmente aquellos de naturaleza contraria a la abundancia.
Como pueden ver esto es un proceso interno de auto-observación, tal vez un poco difícil para muchos de nosotros ya que esto no es algo que hacemos diariamente o habitualmente. Podrías preguntar: ¿cómo comienzo a observarme? El primer paso práctico es vigilando tus palabras, lo que dices. Busca abstenerte de todo aquello que no exprese abundancia en tu vida. Y el segundo es, observando lo que piensas.
Nuevamente, el pensamiento es precursor del sentimiento, y de la palabra. Con la palabra moldeamos nuestro mundo. Palabras de alabanza y la acción de gracias aumentan el fluir de la sustancia todo-proveedora de Dios.
Procura que tu primer pensamiento al levantarte en la mañana sea un pensamiento de alabanza y acción de gracias a Dios por las bendiciones que derrama sobre tu vida. Y por las noches dar gracias por las lecciones que has aprendido para continuar expresando abundancia en tu vida.
Puedes decir: “Gracias Dios porque este como todos los días Tú colmas mi vida de abundantes bendiciones y soy prosperado en todos los órdenes de mi vida.”
Afirmaciones como estas deben estar a flor de labio pues “…por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado.” (Mt 12:37)
Piensa en esto: en el mundo en que vivimos, gran parte de nuestro trabajo es expresar; y los medios que tenemos para expresar son nuestras palabras y nuestras acciones. La vida es divina, su naturaleza es espiritual, es la expresión de Dios que se manifiesta en cada uno de nosotros como ánimo, actividad y vigor. En el mundo físico la vida es el generador de la energía que pone todo en movimiento; Dios manifestándose como vida es la fuente de la energía que expresamos.
Cuando hablamos generamos ondas de sonido; estas ondas de sonido van cargadas de energía para hacer un trabajo. Si somos coherentes y diligentes, esto es, cuidadosos y prestos a actuar, trabajamos en unidad de propósito; nuestras acciones respaldarán nuestras palabras y así le damos forma a nuestro mundo.
Y todo esto surge de nuestros pensamientos que no son otra cosa que la acción de la mente. Por eso podemos decir: “Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia.” (Proverbios 21:5)
La verdad es que Dios ha creado un Universo abundante, hay abundancia en todas partes pero para verla tenemos que desarrollar una consciencia de abundancia. Felipe hablaba de los estereogramas. La palabra estereograma viene la palabra estereografía que es el método de representar objetos tridimensionales en un plano de dos dimensiones, por medio de sus proyecciones, de forma que aparenten tener volumen.
Y ciertamente desde este punto de vista podríamos decir que la vida es un estereograma. La diferencia es que contrario al estereograma típico que cuando desenfocas la mirada ves una ilusión óptica, cuando desenfocas tu consciencia de las apariencias entonces ves la verdad que siempre ha estado presente en todas partes. Esto es la vida aparenta ser una cosa pero cuando nos desenfocamos de las apariencias vemos la verdad subyacente en toda forma.
Y la verdad subyacente es que en este Universo que vivimos no hay carencia de nada. La verdad es que existe una abundancia omnipresente. Busca ver abundancia en todas partes. No te identifiques con nada menos que abundancia. Nunca mires lo que te falta, alaba y bendice todo lo que tengas y verás abundancia en todas partes. Una consciencia de abundancia exige que mantengas el enfoque correcto todo el tiempo y en todo lugar.
Y esto fue precisamente lo que hizo Jesús cuando se encontró de frente con solo 5 panes y dos peces para alimentar a una multitud hambrienta de cinco mil personas. Él no se enfocó en lo poco que tenía a mano sino en esa Toda Suficiencia en todas las cosas que es Dios.
Luego diligentemente les indicó a Sus discípulos “que hicieran recostar a todos por grupos sobre la hierba verde, ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta.” (Marcos 6:39)
Y con una actitud de gratitud dio gracias antes de llevar a cabo la demostración. Con esta acción Jesús reconoció que había abundante provisión para cada una de las personas allí congregadas. Y al bendecir la comida y repartirla, la provisión se puso en circulación evidenciando así la abundancia existente detrás de toda apariencia de carencia.
Si estás enfrentando un reto de carencia, organiza tus pensamientos reconociendo esa situación como lo que realmente es; una apariencia que ha de pasar. El tiempo y duración de esta situación son cosas que tú mismo puedes ir manejando. Recuerda que tus pensamientos son precursores de la vida que vas a demostrar, asegúrate que mantienes el enfoque correcto. Organiza todas tus pertenencias y da gracias por un uso prudente y sabio de tus recursos.
Y verás poco a poco, paso a paso cómo comienzas a ver la situación que estás enfrentando desde una nueva perspectiva como una oportunidad para cambiar y mejorar tu estado. Y a medida que practicas diariamente mantener tu enfoque en Dios tu consciencia se transformará viendo abundancia en todas partes. Y si eres diligente y consistente en esto a ti te digo las palabras del salmista una vez más: “Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia.” (Proverbios 21:5)
Jesús se encontró con el estereograma de la vida una y otra vez. Vivió una vida turbulenta en tiempos tormentosos de gran turbulencia económica y social pero supo encontrar paz en la tormenta, vio y vivió la paz y expresó esa paz que sobrepasa todo entendimiento.
Jesús se enfrentó al estereograma de la muerte física pero se enfocó en el elemento de vida eterna que estaba detrás de la apariencia de muerte.
Nuevamente la vida es un estereograma. Mi pregunta a ti es; ¿dónde está tu enfoque? Allí donde esté tu enfoque estará tu consciencia.
Dios te bendice porque sabiendo estas cosas las haces.
¡Amén!