¿Quieres sanar? Comienza a perdonar
“Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” (Mateo 5:39)
Cuando comencé a desarrollar este tema pensé que muchas personas podrían hacerse la siguiente pregunta: ¿qué tiene que ver la sanación con el perdón?
Tal vez un médico generalista podría hacerse esta misma pregunta; pues como profesional de la salud puede que no necesariamente vea la relación entre una cosa y la otra. Parte de la misión de Jesús cuando comenzó Su activo ministerio era sanar a los enfermos, y también perdonar los pecados. Palabras como “tus pecados te son perdonados” fueron usadas por Jesús más de una vez.
A Jesús le han llamado el Gran Médico porque vino a sanar a los enfermos y a perdonar los pecados y dijo: —porque “el Hijo del Hombre tiene poder para [sanar] y perdonar los pecados” (Mateo 9:6) parafraseado
Y es mi intención que tengas en mente que cualquier condición de falta de salud en el cuerpo está ligado a pensamientos y sentimientos erróneos acerca tu perspectiva de la vida en general y también del funcionamiento de tu propio cuerpo en particular.
A pesar de que existe una gran cantidad de médicos que practican la medicina tradicional, para curar enfermedades, la ciencia médica acepta cada día más que las verdaderas causas de nuestras enfermedades están en la mente.
Y que toda condición de limitación que experimentamos en nuestro cuerpo y entorno está sustentado por una creencia o un pensamiento sostenido en mente. Ya se acepta que cualquier condición causada por pensamientos erróneos tiene un efecto correspondiente en nuestro organismo. Cuídate de pensamientos y sentimientos tales como el enojo, los celos, el miedo, el odio, y la lujuria.
Cada día más y más personas están llegando al convencimiento de que no hay enfermedad incurable. Que toda enfermedad puede sanarse con un tratamiento espiritual que no es otra cosa que reconocer la Verdad acerca de nuestro cuerpo y de nuestro propio ser.
Y reconocemos la Verdad cuando expresamos nuestro potencial y poder espiritual en nuestras vidas. Pero esto no se puede lograr hasta que echemos fuera el error ya que éste no puede habitar en nosotros si realmente vamos a expresar nuestro potencial espiritual, y eliminamos el error pidiendo perdón y arrepintiéndonos de nuestro comportamiento y modo de pensar y actuar.
En palabras de Jesús diríamos “arrepiéntete y no peques más.” Esto es, suelta esa manera errónea de ver la vida, esa manera errónea de juzgar a los demás, esa manera errónea de concebirte a ti mismo y mejora tu auto estima.
Cuando te arrepientes, dejas de cometer los mismos errores, y “tus errores te son perdonados” y correspondientemente llegas a ser sano e íntegro. Todos tenemos la posibilidad de disfrutar de perfecta salud. Jesús nos hizo un llamado a todos cuando dijo: “Sed,… perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” (Mateo 5:48)
Normalmente estas palabras de Jesús se interpretan como implicando que debemos ser perfectos en nuestro comportamiento, pero Jesús no se limita solo a nuestro comportamiento. Jesús habla de nuestro ser íntegro, y esto incluye nuestro cuerpo también.
Para tener un cuerpo perfecto tenemos que tener una mente perfecta y para tener una mente perfecta tenemos que tener una mente sana. Y una mente sana es una mente pura. Y para tener una mente pura tenemos que ver el bien en todas partes.
Tenemos que saber que no ver el bien es tener un tipo de imperfección, es miopía o ceguera espiritual, porque estamos viendo lo malo en vez de lo bueno, estamos viendo la falso en vez de lo real, estamos viendo la mentira en vez de la Verdad.
Cualquier dolencia que tengas en alguna parte de tu cuerpo es una señal o mensaje de que debes ponerle toda tu atención, y preferiblemente todo tu amor. Todos ustedes conocen la historia de Myrtle Fillmore, cofundadora de lo que se conoce como Cristianismo Práctico y del Movimiento Unity; y la manera en que ella obtuvo sanación total de una enfermedad que en su tiempo era incurable.
Y una de las técnicas de sanación que ella utilizó muy efectivamente fue el perdón. Pidió perdón por subestimar las capacidades funcionales de las distintas partes de su cuerpo. De la misma manera en que tú y yo formamos juicios acerca de otras personas, también formamos juicios acerca de nosotros mismos y acerca de ciertas partes y órganos de nuestro cuerpo.
Y estos juicios se convierten en concepciones y lamentablemente muchas de estas concepciones son erróneas. También en nuestra crianza y desarrollo recibimos mucho de los prejuicios de nuestros padres y los hemos incorporado como parte de lo que somos.
También aquí hay mucho error. Porque de la misma manera que juzgamos por las apariencias nuestros padres tampoco están exentos de cometer errores de juicio. Muchos médicos también cometen errores de juicio juzgando por las apariencias y no conforme a la verdad.
Solo Dios podría juzgarnos y no lo hace porque no ve mal en nosotros, lo que ve en cada uno de nosotros es el reflejo de Su propia creación que es perfecta y muy buena. Ve en cada uno de nosotros a “su hijo amado” y se complace en cada uno de nosotros. Busca glorificarse a través de cada uno de nosotros, y eso es prueba de que todos tenemos el potencial de perfección que necesitamos para la gloria de Dios. Solo un error de juicio impide ver ese triunfo de perfección espiritual que somos cada uno de nosotros.
Nos hemos juzgado mal, y esto es error. Y el único remedio infalible para sanar es por medio del perdón. Tienes que perdonarte por haber cometido un error de juicio acerca de la Verdad que tú eres. Y cuando uso o pronuncio la palabra ‘Verdad’ la uso con “V” mayúscula.
Y eso fue exactamente lo que hizo Myrtle Fillmore cuando empezó a tratar su enfermedad. Pronunció la Verdad acerca de ella misma, y pidió perdón a cada parte de su cuerpo por haber emitido un error de juicio, juzgando equivocadamente y menospreciando su verdadera capacidad como hija de Dios de expresar un funcionamiento perfecto de todos los órganos de su cuerpo.
Expresiones tales como “… yo siempre he padecido de tal o cual condición” o “yo soy diabético” deben desaparecer de nuestro hablar. Pero antes tienes que hacerte un examen de consciencia y perdonarte a ti mismo por haber juzgado mal esa parte de tu cuerpo. Tienes que saber que esa parte de tu cuerpo se siente rechazada por ti y solo te está pidiendo tu amor y tu aceptación como parte integral de lo que eres.
Y cuando entiendas la importancia de hacer esto, y sepas que cada parte de tu ser es un centro de consciencia con su propia inteligencia, pensamientos y sentimientos, comprenderás la importancia de tratarte con respecto y dignidad, no menospreciando lo que eres sino alabando y bendiciendo cada parte de tu ser.
Pero para esto tienes que comenzar pidiendo perdón por haberte subestimado por tanto tiempo. Y como estudiante de la Verdad que eres es tiempo ya que comprendas que la única manera de sanar, de ser perfecto y de vencer la muerte es perdonando.
Y, ¿no fue eso lo que hizo Jesús antes de resucitar? Una vez más te digo, para salvarnos y alcanzar la vida eterna tenemos que sanarnos y para sanarnos tenemos que perdonarnos.
Aquí está el meollo y la clave de todo este asunto. Si deseas disolver algún asunto en tu vida ya sea perdonando o sanando comienza ahora mismo y escribe en un papel esa condición que deseas sanar y/o perdonar camina al frente y deposita ese papel en este envase dándole una bendición y soltándolo de una vez por todas. Continúa negando esa condición y comienza a visualizar la pura y radiante vida de Dios fluyendo en ti como un río en primavera.
A medida que la radiante vida de Dios fluye en y a través de ti podrás sentir el poder unificador del amor de Dios haciendo un trabajo regenerador en cada parte de tu cuerpo a medida que tu mente sana viéndote a ti misma como lo que realmente eres, un ser sano puro y perfecto.
Y recuerda, cuando te perdones, tus pecados serán perdonados y jamás vuelvas a cometer errores de juicio acerca de ti ni de ninguna parte de tu cuerpo.
Sabe que la creación de Dios es perfecta y tú no solo eres parte de esa creación sino Su máxima creación y por lo tanto fuiste creado perfecto. El no verte sano y perfecto sencillamente es un error de juicio es ignorancia acerca de la verdad que eres.
Ya es tiempo de que pares de ver la malo y comiences a ver lo bueno acerca de ti mismo. Entonces, ¿quieres sanar? Comienza a perdonar.
Dios te bendice porque sabiendo estas cosas las haces. ¡Amén!