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¿Por qué te ofendes?


“Y llamando a sí a la multitud, les dijo: —Oíd, y entended: No lo que entra por la boca contamina al hombre; pero lo que sale de la boca, esto contamina al hombre. Entonces, acercándose sus discípulos, le dijeron: —¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?” (Mateo 15:10-12)


1. Y la pregunta que sigue es: ¿Por qué se ofendieron los fariseos cuando oyeron esas palabras?


2. Y la contestación rápida es porque Jesús les dijo la Verdad. ¿No han escuchado a alguien decir: “fulano se ofendió porque le dijeron la verdad”?


3. Existen errores tan arraigados en nosotros que los damos por buenos y válidos sin ver lo que realmente son. Estamos tan llenos de tradiciones de hombres que pensamos que si no cumplimos con el ritual cometemos un pecado.


4. Por ejemplo: hay personas que piensan que si el miércoles de ceniza no van a la iglesia para que el cura le imponga las cenizas en la frente cometen una falta ante Dios.


5. Y cuando se reprende esta manera de pensar se sienten ofendidos. No se dan cuenta que este tipo de creencia se basan en tradiciones de hombres y no en los mandamientos de Dios.


6. Todo esto surge porque los fariseos y los escribas criticaron a los discípulos de Jesús porque estaban comiendo pan sin lavarse las manos y pensaron que estaban comiendo “pan con manos impuras.” (Marcos 7:2)


7. Los fariseos y los escribas le preguntaron a Jesús: “—¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos impuras? (Marcos 7:5)


8. Y la tradición de los ancianos es el conjunto de interpretaciones tradicionales que los rabinos daban a la Ley mosaica y que para ellos tenían tanta autoridad como la Ley misma. (Marcos 7:3 nota C)


9. Todo esto es error. Y el error consiste en hacer de estas prácticas un ritual o una costumbre y después declarar que si no se sigue tal o cual costumbre estamos violando la ley divina.


10. A estas personas que piensan así Jesús les dijo: “»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!, porque limpiáis lo de afuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis lleno de robo y de injusticia. ¡Fariseo ciego!, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera quede limpio.” (Mateo 25-26)


11. Y estas eran las verdades que Jesús declaraba que ofendían a los escribas y fariseos. Y yo a ti te pregunto, ¿te ofenderías si te dijeran hipócrita?


12. Y si te ofendes te pregunto: ¿Por qué te ofendes?, y lo más probable es que contestes: —porque está mintiendo. Y yo tu pregunto: —¿Es que acaso nunca has sido hipócrita, fingiendo ser pasivo y amoroso cuando por dentro estás rencoroso y vengativo?


13. Jesús dijo: “Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie. Y si yo juzgo, mi juicio es según la verdad.” (Juan 8:15) Y todos sabemos que hay verdades que duelen y ofenden. ¿No es así?


14. Y nos ofendemos porque dentro de nosotros sabemos que estamos fallando y estamos errando y por consiguiente estamos pecando.


15. Pienso en esas verdades que nos ofenden, pienso en las personas que son muy ritualistas, que piensan que cumpliendo una tradición están haciendo lo correcto ante Dios y pienso en las personas que creen que si comen carne en los viernes de cuaresma cometen un pecado.


16. Todo esto son tradiciones de hombres tan arraigadas en la conciencia mortal que cuando nos juzgan conforme a la verdad nos sentimos ofendidos.


17. Busquemos muy dentro en nuestros corazones, y examinemos a la luz de la verdad qué es lo que realmente nos motiva a hacer buenas obras; si realmente es por hacer la voluntad de Dios o por satisfacer nuestro ego.


18. Pienso en las personas que dan una donación para una justa causa, pero lo hacen ante las cámaras de televisión para que el mundo sepa que están haciendo estas cosas. Esta persona piensa que está haciendo lo correcto, pero si le dijeras: —¡Hipócrita! ¿Por qué tanto alarde de dadivoso cuando el otro día vi a un indigente hambriento acerarse a ti y no le diste ni un chele para su comida? ¡Hipócrita! ¿por qué aparentas ser tan desprendido y generoso cuando realmente estás lleno de egoísmo, avaricia y vanidad?


19. Si esto fuese la verdad, ¿no piensan ustedes que esa persona se sentiría ofendida?


20. Jesús les cantó las verdades a los escribas y fariseos y por decirles la verdad se ofendieron y querían matarlo.


21. Jesús les dijo a los fariseos y escribas que lo que contamina al hombre es lo que está en su corazón porque de ahí “salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lujuria, la envidia, la calumnia, el orgullo y la insensatez.” (Marcos 7:21-23)


22. Estas en un trabajo o empresa, laborando con un compañero con el cual has establecido una relación de gran confianza, de momento surge una situación y lo traicionas diciendo algo que le costó el empleo.


23. Alguien observó todo lo que ocurrió y en un aparte te dice que eres un traidor por lo que hiciste. ¿No te sentirías ofendido?


24. Pedro negó tres veces al Maestro y el Maestro lo perdonó. Jesús pudo haberse sentido ofendido. Pero Jesús comprendió que Pedro hizo lo que hizo por miedo, miedo a su seguridad personal y no lo culpó. El perdón de Jesús disolvió y liberó todo el incidente.


25. Y si realmente has cometido alguna traición en tu vida, ve a la raíz de tus motivaciones y perdónate a ti mismo. Y si encuentras necesario ir y pedir perdón a la persona traicionada, ve y haz lo que tu consciencia te dicte a hacer. Y no permitas que tu ego intervenga en esta transacción.


26. Si te sientes insuficiente, no caigas en el error de proyectar a otros que eres más que suficiente, porque estás fingiendo ser una cosa cuando realmente es todo lo opuesto.


27. Busca dentro de ti esa Toda-esa-Suficiencia-en-todas-las-cosas, Dios. Perdónate por haber menospreciado lo que realmente y efectivamente eres, un hijo de Dios con un potencial divino ilimitado; y esto es suficiente para hacer de ti un ser humano completo.


28. Procura que todas las buenas obras que hagas en lo externo sean una continuación de un corazón limpio, puro y lleno de amor por el prójimo y amor a Dios.


29. Cuida siempre lo que sale de tu boca porque del corazón sale. Sé vigilante de tus propias palabras y procura saborearlas antes de decirlas para que te asegures de que sean dulces y amorosas; de lo contrario, no las digas.


30. Cuida que tus palabras y tu corazón estén siempre unidos y examínate continuamente para evitar caer en el error.


31. En este tiempo de cuaresma reflexiona acerca de las cosas que te ofenden. Y llegarás a la inevitable conclusión de que siempre que te ofendes es por causa de tu personalidad.


32. Tu persona siempre carga su propio escudo buscando protección de las amenazas externas.


33. Pero cuando lees la historia de Jesús, notarás que Él enfrentó muchas amenazas pero siempre practicó la no-resistencia, y de hecho hizo de esta práctica una de Sus grandes enseñanzas cuando dijo: “No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.” (Mateo 5:39) ¡Dura enseñanza es esta!


34. Es importante que entiendas que una bofetada en la mejilla derecha se consideraba un insulto especialmente grave. (Mateo 5:39 nota W)


35. De modo que Jesús nos insta a no tomar insulto por nada que se nos diga o se nos haga en contra de nuestra persona. ¡Qué sencilla es esta enseñanza, pero qué difícil se nos hace ponerla en práctica! Especialmente cuando nos sentimos ofendidos por las cosas más mínimas y triviales que pueda decir o hacer alguien en contra de nuestra persona.


36. Por el contrario, el Cristo de tu ser nunca toma ofensa. Siempre está dispuesto a perdonar las acciones de tu propio ego, acciones que el ego lleva a cabo para defenderse de los ataques externos en supuesta defensa de su dignidad personal.


37. Eso pudo haber hecho Jesús cuando pisotearon Su dignidad personal abofeteándolo, escupiéndole en la cara, dándole latigazos, poniéndole una corona de espinas en su cabeza y crucificándolo brutalmente delante de todo el pueblo. Pero Él no tomó ofensa, sino que el Cristo de Su ser exclamó: “—Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas 23:34)


38. Y eso es todo lo que tienes que decir cuando por cualquier tontería tomes ofensa y pienses que han herido tu dignidad: ‘Padre perdónalo porque no sabe lo que hace.’


39. Y es dominando estos pequeños inconvenientes que vamos creciendo en conciencia de unidad con el Cristo de nuestro ser.


40. Meditemos…


41. Dios te bendice porque sabiendo estas cosas las haces.


42. Amén.


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