Tú también puedes ser próspero
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3 Juan 2)
En la Biblia encontramos muchas promesas de Dios acerca de los beneficios que obtenemos cuando obedecemos sus mandamientos y lo amamos con sinceridad y no de boca solamente.
Y el beneficio de las riquezas es uno de ellos. Por ejemplo: La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella.” (Proverbios 10:22)
Yo diría que en espíritu y en verdad, todos deseamos ser prósperos en el más amplio sentido de la palabra. O sea, queremos riquezas, pero deseamos más que riquezas; deseamos ser felices, deseamos vivir una vida significativa que nos entusiasme a vivir diariamente, porque estamos disfrutando lo que hacemos, estamos realizando nuestros sueños.
Pero no todos piensan que pueden ser prósperos. Es fácil venir aquí y decir que todos podemos ser prósperos, pero ¿estamos todos dispuesto a hacer lo que se requiere para ser prósperos?
Todo verdadera reforma comienza en tu interior. Y se requiere diligencia, disciplina y entrega total. Sin embargo, hay otros que son negligentes y perezosos.
Las Escrituras nos dicen claramente: “La mano del negligente empobrece, pero la mano del diligente enriquece.” (Proverbios 10:4)
Y estas son actitudes que tienen que reformarse antes de dar inicio a un cambio significativo en tu conciencia y en tu persona.
Hoy celebramos el día de las madres en nuestro país. Este es un gran día, pues yo opino que el día de las Madres se considera (por la sociedad) hasta más importante que el día de los Padres.
Tradicionalmente encontramos que la madre tiene el rol de la administración del hogar y de la crianza de los hijos mientras que el padre es principalmente el proveedor de la familia.
Pero todo esto está cambiando porque cada día vemos una cantidad creciente de mujeres que llegan a la Universidad y entran a ser parte del mercado laboral profesional. Cada día hay más mujeres en posiciones importantes dentro del mundo corporativo y empresarial.
Pero también mantienen su rol en la familia. Las mujeres y especialmente las madres que llevan a cabo su rol con responsabilidad tienen mucho que hacer. Y aunque tienen muchas responsabilidades también tienen grandes oportunidades. Tienen la gran oportunidad de moldear el estado de conciencia de sus hijos y el de influir significativamente en el estado de consciencia de su marido.
Y esto se logra con diligencia y laboriosidad, siendo un ejemplo para sus hijos, y un ejemplo para su marido, un ejemplo positivo que ellos puedan seguir. Recordando siempre que los hijos no necesariamente hacen lo que le decimos ni siguen nuestros consejos, sino que copian lo que hacemos.
Y una consciencia de prosperidad en la familia es posible si tú, que eres madre, te lo propones. Puedes mirar a cada uno de tus hijos a sus ojos directamente, y viendo el Cristo en cada uno de ellos, decirles: tú también puedes ser próspero.
Tú, querida madre, tienes la oportunidad de crear hábitos constructivos en tu hogar, pero tienes que empezar temprano. Todo comienza desde que adquieres consciencia de que estás embarazada. Comienza a enviarle pensamientos de amor y de buena voluntad, y cuando nazca, alégrate porque tienes la oportunidad de hacer de tu hijo un triunfador.
Pero si hasta ahora no lo has hecho, comienza a hacerlo. No le pongas etiquetas negativas a tu hijo, y mucho menos pregonarlas y hacer de éstas tema de conversación.
Procura darle a tus hijos tareas que les ayuden a adquirir mayores niveles de responsabilidad y sobre todo que te ayuden en las tareas del hogar. Pero de ti depende que esto se haga.
Habrán ocasiones que tendrás que convencerlos porque las cosas impuestas a la larga no funcionan.
Bendícelos diariamente, eleva una oración a Dios todos los días por el bienestar espiritual de tus hijos. Busca activamente hacer de la oración una actividad familiar cotidiana. Haciendo esto obtendrás la bendición de Dios.
A medida que haces estas cosas te darás cuenta lo importante que es vivir reconociendo la Presencia de Dios diariamente en tu vida y en la de tu familia.
No puedo dejar de enfatizar la importancia de mirarlos de frente a frente a sus ojos y decirles: tú también puedes ser próspero. Así acabarás con la falsa creencia de que la prosperidad es solamente para unos pocos.
Pero si por alguna razón no puedes acabar con esta creencia asegúrate de inscribir a tus hijos en el club de los prósperos. Ellos te lo agradecerán.
Enséñales a servir a Dios de una manera u otra, pero enséñales con el ejemplo. Edúcalos espiritualmente desde pequeños, como madre debes reconocer la importancia de una buena educación espiritual para tus hijos. Y serán ciudadanos decentes y útiles a la sociedad.
¡Qué maravillosa oportunidad te ha dado Dios de ser forjadora de hombres y mujeres prósperos y exitosos!
Por ejemplo, miren a esta comunidad espiritual; todos ustedes tienen el conocimiento para prosperar y tener una vida exitosa. Aquí se le han dado las herramientas y saben que si las utilizan van a tener éxito.
Pero, ¿están dispuestos a esforzarse y a tener el valor y la disciplina que se requiere para alcanzar esta meta? Ya eso puede ser arena de otro costal.
Y así es la vida. Todos quieren pero no todos están dispuestos a hacer lo que se requiere hacer para lograr la meta.
Y especialmente en cuanto a nuestra economía se refiere, muchos encuentran más fácil echarle la culpa al gobierno por su presente situación financiera.
Pero en cuanto a mí se refiere yo no tengo duda alguna de que cada uno de ustedes puede alcanzar plena prosperidad porque ya saben que toda reforma comienza en la mente.
Pero tienes que tener la disposición y el deseo de cambiar. Y a ti madre, tú también tienes que tener el deseo de hacer de tus hijos unos ganadores y no perdedores. Y yo sé que tú puedes hacerlo.
Pero hay una pregunta más, que es importante que te hagas y es la siguiente: ¿estás dispuesta a hacer de esto una prioridad en tu vida?
Te aseguro que si lo haces serás prospera porque tú también puedes ser una persona próspera.
Pon tu amor en todo lo que hagas y maneja bien tus finanzas. Has de tus hijos un equipo ganador, y convence a tu marido de que esto es una buena idea. Él entenderá y te apoyará. Y si no logra entender ni tampoco te apoya, es mejor que salgas de él porque su fracaso será el fracaso de la familia entera.
Pues el Maestro dijo claramente: “Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala y échala de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.” (Mateo 5:30)
Sírvele a tus hijos y a tu familia siempre teniendo en mente que en espíritu y en verdad no son tus hijos pues son tus hermanos menores porque uno es nuestro Padre, el que está en los cielos… y todos nosotros somos hermanos.” (Mateo 23:9,8)
Ayúdalos a ser autosuficientes y con sabiduría y buen juicio ve dándoles mayor grado de libertad conforme a su desarrollo y madurez.
Sírveles a tus hijos siempre pensando que son los hijos de Dios y que Dios te los ha dado para que los cuides y los ames y los trates bien.
Sírvele a Dios con todo tu corazón y diligencia y no te olvides de ponerlo primero en tu vida en todo lo que hagas y en todo lo que circule en tu vida.
Meditemos…
Dios te bendice porque sabiendo estas cosas las haces.
Amén.