Paciencia: fruto del Espíritu
“No te impacientes a causa de los malos… Espera en Jehová, guarda su camino, y él te exaltará para heredar la tierra.” (Salmo 37:1,34)
1. La palabra paciencia significa actitud o capacidad, de sobrellevar situaciones difíciles y conflictos de diversa índole. Se caracteriza porque quien la posee actúa con tranquilidad, es decir, que por más adversa que le resulte una realidad [o situación] no pierde la calma. Se relaciona generalmente con [la valentía], la madurez y la perseverancia. https://definiciona.com/paciencia/
2. Esta palabra proviene de la palabra ‘pati’, que significa sufrir, lo cual se relaciona con que para tener esta actitud, para esperar, hay que padecer, y se hace con la conciencia de que el beneficio llegará [de donde venga]. La palabra ‘patiens’, que es una forma verbal de ‘pati’ se vincula al castellano con la palabra paciente, que significa “el que sufre” y que directamente se refiere por ejemplo a quienes se hacen tratar en hospitales. https://definiciona.com/paciencia/
3. Para mí la paciencia es conocer, saber, y aceptar que todo en la vida tiene un orden divino y un tiempo para manifestarse.
4. Si analizamos la primera parte de esta cita bíblica: “No te impacientes a causa de los malos…” encontramos que lo malo (error) es causa de la impaciencia. Por ejemplo: ¿Nunca has visto a un padre perder la paciencia cuando después de haber orientado a su hijo acerca de un asunto en particular, lo ve cometer las mismas faltas o errores una y otra vez?
5. Podemos decir sin lugar a equivocarnos que el mal o el pecado (error) traen consigo sufrimiento. Pecamos o cometemos errores cuando nuestros pensamientos y actuaciones se apartan de la Ley de Dios. Y esto conlleva padecimiento y sufrimiento.
6. Todos sabemos lo que Jesús padeció en la cruz por causa del pecado de la humanidad y con paciencia se mantuvo firme y se entregó totalmente a la voluntad de Dios hasta que fue levantado.
7. Y, ¿quién de nosotros no ha padecido, o no ha sufrido, ni ha sentido impaciencia ante una situación desafiante en su vida? Por ejemplo:
¿cómo te sientes cuando tienes un hijo adicto a las drogas, o una condición de salud terminal, un hogar totalmente disfuncional producto de la discordia, o cuando andas solo y desamparado en un valle de sombra en tu vida?
8. Hoy estamos aquí para cultivar la paciencia y verla como una capacidad y cualidad espiritual del Cristo en cada uno de nosotros.
9. Es fundamental que entiendas que para progresar espiritualmente tienes que cultivar la paciencia. Y para lograr esto tienes que estar dispuesto a tratar directamente con la angustia y la desesperación y tener confianza en Dios, especialmente cuando estás transitando por el camino de la incertidumbre.
10. ¿Por qué nos angustiamos? Porque no tenemos fe en Dios y porque no sabemos esperar. Porque no entendemos que Dios trabaja de una manera ordenada siguiendo ciertos patrones y procesos predeterminados para manifestar Su bien.
11. Toma por ejemplo el nacimiento de un ser humano, hasta hoy la criatura debe estar nueve meses en la barriga de la madre, y si esto no ocurre, el bebé sale prematuro y entonces se completa el proceso en una incubadora.
12. ¿Crecemos de un día para otro? ¿Adquirimos madurez de la noche a la mañana? Todo es un proceso y cada proceso tiene una secuencia de pasos ordenados. Y cada paso toma un tiempo y por consiguiente tenemos que ser pacientes y saber esperar.
13. El error que hemos cometido, los errores en nuestra conciencia tienen que pasar por un proceso de transformación en donde tendremos que demostrar paciencia, y esto conlleva muchas veces sufrimiento, hasta que vamos soltando el error que nos ha mantenido en cautiverio para aceptar la verdad que nos hará libres.
14. Sí, libres de toda atadura emocional y física. Por esto dice la cita bíblica: “No te impacientes a causa de los malos…”. Y ¿Quiénes son los malos? Cada una de las condiciones inarmónicas o enfermedades en nuestra mente y en nuestro cuerpo.
15. Y cada de una de estas condiciones causa anormalidades en nuestros pensamientos, sentimientos y en nuestro organismo. Cada condición de por sí, cada padecimiento es una entidad, tiene una conciencia de error.
16. Y cada una de esas condiciones tiene que ser combatida con paciencia
afirmando la verdad tantas veces como sea necesario. Pero esto también es un proceso; porque para que la verdad crezca en tu consciencia el error tiene que disminuir porque los pensamientos son cosas y ocupan un espacio. Dos pensamientos opuestos no pueden ocupar el mismo espacio en nuestra consciencia.
17. ¿Cuánto tiempo le tomó a Myrtle Filmore, cofundadora de nuestro movimiento, erradicar de su consciencia y sanarse totalmente de una enfermedad que se decía ser hereditaria, en su caso la tuberculosis?
18. Tardó dos años. Tuvo que tener paciencia y tuvo que demostrar más de una vez su fe en Dios como el Bien en su vida y asuntos. Trabajó una y otra vez con la afirmación: soy una hija de Dios y por lo tanto no heredo enfermedad.
19. Y podrías decirme, pero yo conozco personas que se han sanado instantáneamente. Y a ellas les digo: ¡bendecidas son!, porque no sabemos a ciencia cierta la labor que venía haciendo el Espíritu Santo ni cuánto tiempo transcurrió para que ese llamada “sanación” ocurriese instantáneamente. ¿O será que le llamamos ‘instantáneamente’ porque desconocemos el proceso que antecedió a esta transformación aparentemente instantánea?
20. Las mismas Escrituras implican que hasta el mismo Jesús tuvo que pasar por un proceso de preparación para comenzar Su ministerio, proceso que tomó años y que terminó con 40 días en el desierto en donde tuvo hambre sintió tal vez soledad y se enfrentó a todo tipo de tentaciones.
21. El cultivo de la paciencia es un proceso que comienza en nuestro espíritu como fe en Dios, y disposición para esperar que el bien de Dios se manifieste.
22. El segundo paso es aprender a no resistir el mal. Aprende a bregar con las dificultades y los tropiezos.
23. Cuando una persona tropieza y se cae, el próximo paso es levantarse. ¿No es así?
24. Cuando te sale un chichón por algún golpe que te has dado en la cabeza, tú no lo resistes presionándolo para disminuir su tamaño. ¿Verdad? Tú te pones hielo y el hielo se encarga de hacer su trabajo y disminuirlo hasta eliminarlo. El hielo le da el toque leve.
25. Y este es el tercer paso. ¿Quieres cultivar la paciencia? Dale su toque leve, el toque leve de la verdad; haciendo declaraciones de la Verdad y
esperando que éstas hagan su trabajo en la consciencia. (En quietud y confianza).
26. El cuarto paso es aprende que no tienes que tener el control de todo. No es necesario estar presionando a otros para que las cosas ocurran. Deja que Dios tome el control de tu vida, pero eso sí; colaborando con Su divina voluntad. Deja de ser un controlador y conviértete en un colaborador.
27. Y no te desesperes si las cosas no salen como las has planificado. Dios sabe lo que hace.
28. Después de su experiencia mística Pablo se convirtió de controlador del Sanedrín a colaborador y promotor del evangelio de Cristo. Y se hizo grande. ¿Estás tú dispuesto a hacer lo mismo?
29. Quinto, aquiétate y aprende a permanecer en paz. Ya sea a través de la meditación, o de la respiración o de una afirmación como la que todos conocemos: nada ni nadie puede perturbar la serena paz de mi alma.
30. La paciencia radica potencialmente en el centro de nuestro ser. Para apropiarnos de ella tenemos que legar a ese lugar o aposento de paz en cada uno de nosotros. Se le ha llamado el lugar secreto del Altísimo en donde podemos encontrar descanso y paz.
31. Cuando moramos en este lugar secreto la paciencia se manifiesta en nuestra alma como un fruto del espíritu. Digo fruto porque es el producto de esa experiencia de comunión espiritual con Dios. Y cuando logras apropiarte de esta cualidad espiritual “por tus frutos te conocerán.” Dirán de ti que eres muy paciente, que sabes esperar, sin preocuparte, sin angustiarte y sin irritarte.
32. Esto nos lleva al sexto paso: esperar en Jehová. Y ¿qué es esperar en Jehová? Esperar en Jehová es sencillamente permanecer en un estado de receptividad a la inspiración, instrucción y guía aunque continuemos haciendo nuestras tareas cotidianas.
33. Y séptimo: sigue su camino; por largo y tedioso que te parezca porque es la manera de desarrollar verdaderamente la paciencia.
34. Hay un dicho que reza: todos los caminos conducen a Roma. Bueno pues esto no es cierto en cuanto a la paciencia, pues hay un solo camino que conduce al desarrollo de la paciencia y tu guía es el Cristo de tu ser.
35. Y no importa cuánto tiempo te tome. El tiempo no tiene importancia, lo que realmente importa es que llegues. ¡Sí!, que llegues a tu destino. Y
llegarás a medida que vas caminando y desarrollando tu paciencia. A medida que te vas cayendo y levantando, a medida que mantienes tu fe en el Bien Absoluto.
36. El modelo de la paciencia lo encontramos en nuestro Cristo morador, que con ilimitada paciencia espera en cada uno de nosotros la plenitud del tiempo cuando exclamemos ¡helo ahí!, en el centro de nuestro ser esperando con paciencia nuestro reconocimiento y aceptación como la Verdad de nuestro ser.
37. Así como la ostra va perlando cuando encuentra adversidades el Cristo en nosotros va tejiendo el tapiz de la paciencia la que a su tiempo hará su trabajo y nos levantará así como levanto a Jesús el tercer día a un plano de vida superior.
38. De modo que en la plenitud del tiempo la paciencia dará su fruto en cada uno de nosotros. Y su fruto es bueno, apetecible y refrescante para el alma y para el cuerpo.
39. Meditemos…
40. Dios te bendice porque sabiendo estas cosas las haces.
41. Amén.