Todo tiene su tiempo
“Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.”(Eclesiastés 3:1)
1. Esta misma cita bíblica fue la que utilicé en el mensaje que les escribí en el programa de actividades de nuestro Centro para este mes de agosto.
2. Porque en verdad la paciencia requiere tiempo y requiere tiempo desarrollar la paciencia. De hecho, ambos van de la mano.
3. Tu vida y la mía no es otra cosa que una serie de acontecimientos y eventos que se van desenvolviendo en forma secuencial. Eso es lo que comúnmente llamamos nuestra vida cotidiana.
4. El predicador nos señala, que todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Y gran parte de las cosas que queremos conllevan cierta preparación de antemano. Dios es un Dios de orden y lleva a cabo Sus manifestaciones siguiendo el proceso creativo.
5. Mencionamos en un mensaje anterior que Jesús posiblemente estuvo preparándose 18 años antes de comenzar Su Ministerio.
6. Hoy día para llegar a ser médico se requiere una preparación académica de más de 18 años comenzando desde la primaria. ¿No es así? Y para lograrlo el estudiante debe tener claridad mental, enfoque y trabajar con perseverancia y paciencia. Y así son la mayoría de las cosas que queremos debajo del sol.
7. El predicador en su escrito enumera una serie de actividades que el ser humano lleva a cabo en el transcurso de su vida “debajo del cielo.”
8. Por ejemplo, el nacer y el morir; el plantar y el cosechar; el edificar y destruir; el llorar y reír; tiempo de duelo (tristeza) y tiempo de bailar (alegría); el callar y el hablar; el amar y el aborrecer, la guerra y la paz y otras más.
9. Pero todas estas son acciones contrarias lo cual implica que no las podemos realizar al mismo tiempo, sino que cada una tiene su tiempo.
10. Y estas son acciones que tú y yo hemos realizado durante el transcurso de nuestras vidas y sabemos que han tenido su tiempo.
11. Pero si analizamos estas acciones conjuntamente vemos que nuestra vida es una dualidad sin sentido. Sin ánimo de complicar esta idea te pregunto ¿Qué sentido tiene para ti que durante un tiempo tú estés llorando y en otro estés riendo, o que en un tiempo estés amando y en otro estés odiando, o que en uno estés celebrando la vida y en otro sufriendo la amargura de la muerte?
12. Si para ti esto tiene sentido, para mí no lo tiene. Y a pesar de los vaivenes que la vida nos puede presentar, lo que sí tiene sentido para mí es saber que yo estoy donde estoy porque he venido con un propósito divino el cual tengo que descubrir, desarrollar y expresar. Y también saber que este propósito es de naturaleza espiritual, que nada tiene que ver con lo que tengo, sino con lo que soy.
13. Y esto tiene que venir como una revelación de nuestro interior a cada uno de nosotros. Y esto tiene también su tiempo, pues, “todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.”
14. Mi sabio Padrino, del cual algunos de ustedes han escuchado en mi manual “Prosperidad a través de los 12 poderes” me decía que normalmente hasta los 30 años estábamos aprendiendo; y que de los 30 a los 40 estábamos en la búsqueda de encontrar lo que queríamos dedicarnos. Y que de los 40 a los 65 años era el tiempo de producir.
15. Para él esto tenía un gran sentido. En mi caso particular la cosa no ha sido así. Como he dicho a cada uno se nos ha dado un tiempo pero a nosotros nos toca decidir el tiempo de cada una de nuestras actividades.
16. También sabemos que hay cosas que queremos debajo del cielo que no dependen enteramente de nosotros y esas son las que demandan más paciencia de cada uno de nosotros.
17. Dios desea hacer de nuestra existencia algo realmente significativo. No meramente una vida promedio como quien dice: “del trabajo a la casa y de la casa al trabajo”. Dios no desea hacer de nuestra vida una rutina fastidiosa y vana.
18. Lo que queremos es que nuestra existencia sea mucho más que una estrella fugaz, queremos que permanezca como una estrella brillante en el firmamento donde otros o sencillamente los que nos siguen, puedan mirar para ser guiados por ella.
19. Y tú que estás sentado ahí escuchando este mensaje podrías preguntarte ¿Y qué puedo hacer yo a estas alturas de mi vida para convertirme en una estrella brillante que permanezca en el firmamento y sirva de guía a otros o a mi descendencia?
20. Esta es una gran pregunta. Y solo tú podrás obtener la contestación a ella. Pero antes, recuerda las palabras del Cristo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida.” (Juan 14:6) Esto lo dijo el Cristo por boca del Nazareno, sí, el Mismo que está en el centro de tu ser.
21. Está a tu alcance, es tu decisión, solo tienes que comenzar a buscar dentro de ti, solo tienes que darle tiempo al tiempo, solo tienes que mantenerte firme, perseverar y con paciencia esperar en Dios.
22. Esto requiere un re-enfoque de tu consciencia. Requiere que veamos la vida desde una nueva perspectiva, desde una perspectiva más profunda. Tienes que comenzar a preguntarte, ¿cuál es el don que Dios quiere expresar a través de mí?
23. El salmista nos exhorta diciéndonos: “Aparta mis ojos para que no se fijen en cosas vanas; avívame en tu camino.” (Salmo 119:37)
24. Tienes que comenzar a buscar en tu interior, es tiempo ya de comenzar a emigrar hacia dentro. Y el tiempo es ahora.
25. Si pudiéramos realizar la gran verdad que encierran estas palabras dichas por el Cristo por boca del Nazareno: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” y dedicáramos el tiempo, nuestro tiempo a la realización plena de nuestra divinidad aquí mismo donde estamos, nuestras vidas dejarían de ser vanidad de vanidades y sacaríamos el máximo provecho de nuestra estadía debajo del sol.
26. Pero esto depende de ti; ¡sí!, depende de ti, como de ti depende tu propia existencia. Hay una frase famosa que dice: Dios te ofrece el regalo de la vida. Tu regalo a Dios es lo que haces con tu vida.
27. Y nuestro regalo a Dios, si es que decidimos reciprocar Su buena voluntad, se va formando día a día con nuestro trabajo, con nuestras acciones y nuestras relaciones con los demás y con Dios.
28. Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Y el tiempo llegará en que todo lo que quieras y desees debajo del cielo sea servir, ayudar, dar, amar, perdonar, inspirar, levantar consciencias y unidad con Dios.
29. Mírate a ti mismo, mira hasta dónde has llegado, y busca ahora hacia dónde quiere dirigirte Dios, y recuerda, no es cuestión de dinero es cuestión de consciencia.
30. Y el tiempo está maduro para levantarnos en consciencia. Pero tú debes descubrir que significa para ti “levantarte en consciencia.” Tú tienes que
dedicar tiempo a revaluar tus acciones y a hacer los ajustes necesarios para darle un nuevo rumbo de tu vida.
31. Nuestra comunidad espiritual es muy especial. No hay duda de que aquí se aprende mucho, especialmente en cuanto al valor que tiene nuestra divinidad y en cuanto a la importancia de nuestra relación con Dios.
32. Próximamente cerraremos o completaremos un ciclo de nuestra existencia, y muchos de ustedes, los que comenzaron esta jornada cuando se inició este ministerio, son sus propios testigos de la transformación que estas enseñanzas han hecho en cada uno de ustedes.
33. Yo también soy mi propio testigo. Yo creo que vamos por buen camino, pero hemos tenido que tener mucha paciencia, y tolerancia los unos con los otros.
34. En cada uno de nosotros ha habido una vida antigua y ahora estamos en los albores de una nueva vida.
35. Pablo nos exhorta a que nos vistamos, “pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia.” (Colosenses 3:12)
36. Esto es, re enfoca tu consciencia y sabe que Dios te ha escogido para que seas un instrumento de Su santidad, siendo tú mismo santo, amoroso, misericordioso, bondadoso, humilde, manso y paciente.
37. Mi consejo es que te propongas a amar cada día más a tu prójimo, sea quien sea, y todo lo demás vendrá por añadidura. Y Pablo lo confirma diciendo: “Sobre todo, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.” (Colosenses 3:14)
38. Esto también tiene su tiempo y su hora; y su hora es ahora.
39. Meditemos…
40. Dios te bendice porque sabiendo estas cosas las haces.
41. ¡Amén!