La semilla de la abundancia
“El sembrador salió a sembrar; y, al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino… Otra parte cayó en pedregales…Otra parte cayó entre espinos… Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó creció y produjo a treinta, a sesenta y a ciento por uno. (Marcos 4:3-8)
1. Estas eran las palabras de Jesús mientras enseñaba a una multitud por medio de parábolas. Y cuando terminó personas cercanas a Él incluyendo sus discípulos le pidieron que les explicara esta parábola del sembrador.
2. Jesús les explicó que la semilla es la Palabra de Dios; se predica a todos pero no todos la reciben, por diferentes razones. Razones que tiene que ver fundamentalmente con su estado de consciencia.
3. Pero hay quienes deseosos de conocer la verdad, “oyen la palabra, la reciben y dan fruto a treinta, a sesenta y a ciento por uno.” (Marcos 4:20) Esos son los que representan la “buena tierra” en donde la semilla que cae echa raíz, brota la espiga, crece el tallo salen las hojas y da fruto, fruto en abundancia.
4. Por ejemplo, todo aquel que se congrega aquí en nuestra comunidad espiritual, para escuchar la palabra, viene porque o tiene inquietudes espirituales o su alma por alguna razón busca nutrición espiritual.
5. Y es bueno nutrirnos espiritualmente, pero no es suficiente para obtener mayor desenvolvimiento espiritual, pues tenemos que dar fruto. De lo contrario sería como aquel asiste a un banquete come de toda cosa buena y luego se acuesta a dormir cayendo eventualmente víctima de la pereza.
6. Y en cuanto a esto las Escrituras nos dicen: “Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás del sueño?” (Proverbios 6:9) Y añade: “… así te llegará la miseria como un vagabundo, la pobreza como un hombre armado.” (Proverbios 6:11) “El perezoso desea y nada alcanza, mas los diligentes serán prosperados.” (Proverbios 13:4)
7. Y el diligente es aquel que oye la Palabra, la recibe, la siembra en su consciencia, y espera que ella haga su trabajo, brota la raíz, y luego la espiga y en su movimiento ascendente da fruto.
8. De modo que no es suficiente nutrirnos espiritualmente sino que tenemos
que dar fruto. Ser “esa buena tierra” no solo consiste en recibir la semilla sino que tiene que germinar echando raíz y luego la espiga.
9. La semilla es la Palabra de Dios, nuestra consciencia es el terreno fértil. La Palabra debe primero arraigarse en nuestra consciencia, literalmente tenemos que comerla para que se constituya en parte integral de nosotros para luego, “hacer brotar la espiga” que significa comenzar a movernos y actuar y vivir conforme a la Palabra para convertirnos en un ejemplo que otros puedan seguir. Y especialmente un ejemplo que nuestros hijos y seres queridos puedan seguir.
10. Y a medida que el tiempo pasa, crecemos, nos desarrollamos, nos fortalecemos y damos fruto, fruto en abundancia. El fruto son los buenos resultados de nuestro trabajo, que ayuda a enriquecer la vida de otros y de igual manera enriquece nuestra propia vida.
11. La Palabra de Dios es la semilla que transforma toda nuestra consciencia y nos ayuda a apreciar y a valorar los dones espirituales que Dios nos ha dado. Y esa actitud apreciativa es la chispa que enciende en cada uno de nosotros un corazón agradecido, un sentimiento de gratitud por las bondades que Dios nos da o mejor, por el Bien que es Dios en nuestras vidas.
12. Escrito está: “Si te vuelves al Omnipotente, serás edificado y alejarás de tu morada la aflicción. Tendrás más oro que tierra: como piedras de arroyo… ¡El Todopoderoso será tu oro y tendrás plata en abundancia! Entonces te deleitarás en el Omnipotente y alzarás a Dios tu rostro. Orarás a él y él te oirá y tú cumplirás tus votos.” (Job 22: 23-27)
13. “Vuelve ahora en amistad con Dios y tendrás paz; y la prosperidad vendrá a ti.” (Job 22:21)
14. Palabras de verdadera gratitud al Omnipotente establecen un fluir de riquezas espirituales y materiales a través de cada uno de nosotros. Si quieres prosperar comienza a dar gracias.
15. Tus palabras de gratitud van transformando tu consciencia de ese estado negativo de “yo no puedo”, “yo no quiero” o “yo no tengo” a un estado positivo que afirma “Yo puedo” y si puedo “yo quiero” y como quiero “yo tengo”.
16. Mucho se ha hablado del poder de la gratitud. Realmente las palabras de gratitud son energía causal, porque causan cambios positivos y preparan el terreno para una vida abundante y próspera.
17. Cuando nos damos cuenta del poder prosperador de la gratitud y
actuamos conforme a la palabra no hay manera alguna en que nuestra prosperidad no llegue a nosotros.
18. Y en cuanto a prosperidad se refiere hay ciertos fundamentos para vivir una vida prospera. Todos y cada uno de ellos son de naturaleza espiritual. Y todo comienza con un sentimiento de gratitud y bienestar espiritual.
19. Luego le sigue una clara comprensión de la naturaleza de Dios como Fuente de nuestra abundante provisión y entonces un cambio de consciencia; esto es, tiene que haber una transformación en la mente, en tu mente, donde puedas concebir nuevas posibilidades, y fe para que te atrevas a lanzarte en busca de cada una de ellas.
20. Tus palabras son las semillas que debes regar y tus acciones son las espigas que deben brotar para que surjan delante, alrededor y dentro de ti un jardín que de muchos frutos, frutos en abundancia.
21. Pero tú eres el agricultor, tú recibes las palabras y a ti te toca regarla en el suelo de tu mente y tienes que mantener la tierra fértil abonándola continuamente con palabras de agradecimiento. El resto es trabajo de Dios.
22. Sé agradecido, agradece a Dios, y mientras más agradeces, más te acercas a Dios y Dios se acercará a ti.
23. Recuerda siempre estas palabras: “Si te vuelves al Omnipotente, serás edificado y alejarás de tu morada la aflicción. Tendrás más oro que tierra: [oro] como piedras de arroyo…”
24. Acércate a Dios en todo lo que hagas, y de lo que tienes da alegremente y en abundancia, no le retengas nada a Él. No le des cabida en tu mente al pensamiento o sentimiento tales como “no tengo suficiente”, o “qué pasará cuando no tenga”.
25. Hablemos de estos dos estados de consciencia en más detalle. Decir, “no tengo suficiente” puede a primera vista ser una declaración correcta o cierta. Toda evidencia física y nuestros sentidos nos revelan claramente que eso que afirmas es correcto y cierto. Pero en espíritu y en verdad, lo que vez es aparente, hoy es y mañana no es.
26. Lo real es la Verdad. Y la verdad es que Dios es esa Toda Suficiencia en todas las cosas. Y que tu cuerpo es el templo del Señor y por consiguiente Dios vive en ti y si Dios siendo esa Toda Suficiencia en todas las cosas vive en ti tú no puedes carecer de nada.
27. Pero dices: “¿No ves que estoy pasando hambre?, y que si doy de lo que
tengo me quedo sin nada.” Y tienes razón. Te quedarás sin nada mientras no cambies esa actitud y manera de pensar. Y desafortunadamente, este tipo de pensamiento que predomina para todos aquellos que retienen las primicias de todos sus frutos y no dan al Señor la parte que le corresponde.
28. Lamentablemente, este estado de consciencia trae sus consecuencias. Y esta es la condenación: todos y cada uno de esas personas estarán condenadas a una vida llena de limitaciones, y en ese estado de limitación vivirán separadas en consciencia de Dios.
29. Puedes ir a la iglesia todos los domingos, puedes asistir a todos los estudios bíblicos, puedes orar todas las noches reconociendo la presencia de Dios en ti y en tu vida, puedes afirmar que Dios es tu salud, pero hasta que no reconozcas a Dios como Fuente inagotable de tu prosperidad, dando de las primicias de todos tus frutos con una actitud de gratitud, hasta que no reconozcas a Dios como la Toda-Suficiencia-en-todas-las-cosas, estarás separado en conciencia de Dios y no serás completamente feliz ni próspero.
30. Por otro lado, puedes tener todo el dinero del mundo, tener todo tipo de bienes materiales disponibles delante de ti, pero la aflicción estará sobre ti como una nube negra, separándote del gozo del Señor, hasta que no comiences a dar al Señor las primicias de todos tus frutos alegremente con una actitud de gratitud.
31. Nuevamente, recuerda lo que dice la Escritura: “Si te vuelves al Omnipotente, serás edificado y alejarás de tu morada la aflicción.” “Vuelve ahora en amistad con Dios y tendrás paz; y la prosperidad vendrá a ti.”
32. Reconócelo en todos tus caminos, en tu levantar y en tu acostar; en tu entrar y en tu salir. Todo comienza con un pensamiento-semilla; Dios es la Fuente de todo Bien, Dios es primero.
33. Todos tenemos una labor que realizar, y es sembrar esa semilla de la abundancia en nuestra mente, proveerle las condiciones necesarias para su desarrollo y darle las primicias de nuestros frutos a Dios en todo momento con una actitud de gratitud porque su obra está germinando en nosotros y a medida que nuestra consciencia y nuestras obras van dando fruto nos unificamos con la consciencia de Dios de manera tal que podamos decir: el padre y yo somos uno, “hasta ahora mi Padre trabaja y yo trabajo.” (Juan 5:17)
34. Meditemos…
35. Dios te bendice porque sabiendo estas cosas las haces.
36. Amén.