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Una Luz ha nacido


“La luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo. (Juan 1:9) De su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia, porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.” (Juan 1:16-17)


1. En la ciencia física la luz tiene un carácter dual ya que se comporta a veces como una onda y otras veces como una partícula. Como onda ella transfiere energía eléctrica y magnética.


2. A la luz, como partícula, los científicos le han dado el nombre de fotón. Estos fotones no tienen masa y contienen la cantidad más pequeña de energía que puede ser transportada de un lugar a otro. Y viajan a aproximadamente 300 mil kilómetros por segundo.


3. Los científicos no saben la razón por la cual la luz se comporta algunas veces como una onda y otras como una partícula. La luz también contiene energía radiante y la energía ha sido definida científicamente como la capacidad de hacer trabajo.


4. En la primera epístola universal del apóstol San Juan leemos: “Dios es luz y no hay tinieblas en él.” (1Juan:1: 5) Esta declaración pone de manifiesto claramente que Dios y la luz son esencialmente lo mismo.


5. Metafísicamente hablando, la luz es símbolo de la santidad, la verdad y la vida, y las tinieblas, símbolo de pecado, la mentira, y la muerte. (1 Juan 1:5 nota i)


6. Cuando Juan declara que Dios es luz y no hay tinieblas en él, nos está diciendo que Dios es Perfecto, la Verdad y la Vida.


7. Estos tres aspectos nos recuerdan la Santa Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y la luz contiene tres aspectos, onda, partícula sin masa (fotón), y movimiento energético.


8. Observa que podemos establecer una correspondencia entre la naturaleza de Dios como se presenta en la Santa Trinidad y la Luz como la describe Juan con la luz como la define la ciencia. Padre: Onda; Hijo: Partícula (Fotón) y Espíritu Santo (actividad de Dios): Movimiento energético.


9. De la misma manera que el Padre, el Hijo (Cristo) y el Espíritu Santo viven en cada uno de nosotros, la luz también está en nosotros. Podemos decir sin lugar a equivocarnos que originalmente somos luz


condensada en la forma.


10. Adán y Eva en el principio eran luz condensada en la forma pues no había tinieblas en ellos hasta que cedieron a la tentación y cometieron el error de desobedecer la Ley Divina.


11. Espiritualmente hablando la luz también es el “principio que nos da comprensión y sabiduría sobre todas las cosas. Y en el orden divino la luz siempre viene primero a la consciencia. Cuando Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12), Él quiso decir que Él era el que expone, interpreta y declara la Verdad en todos sus aspectos.” (LPR p. 138 parafraseada)


12. En el hombre de hoy no regenerado hay luz pero también hay tinieblas en él. Hay tinieblas porque en él encontramos pecado que es error, mentira y muerte.


13. Para que no haya tinieblas en él su alma tiene que ser purificada y el nacimiento de la luz que celebramos en esta época del año vino al mundo a enseñarnos cómo purificar nuestra alma.


14. La luz vino al mundo “pero el mundo no la conoció” mas lo que la conocieron vieron en ella vida eterna.


15. Hay una luz interna en cada hombre y viene


directamente del Padre. En ella se encuentra la Divina Trinidad y la Verdad y todo hombre debe volverse a su luz interior para levantarse de su presente estado no regenerado.


16. Lo que he dicho es el proceso de levantamiento espiritual al que todos estamos divinamente destinados a seguir.


17. Un factor determinante en nuestro proceso de levantamiento espiritual es el cambio y la transformación. Por medio del cambio nos transformamos de mortales a inmortales.


18. Y la luz desempeña un rol importante en este proceso de transformación. La luz como fuente dadora de comprensión tanto espiritual como intelectual nos abre el camino para una realización completa de nuestra divinidad.


19. La luz representada por Jesucristo nos demostró la mecánica, por así decirlo, de este proceso de cambio y transformación. Y también nos demostró cómo podemos ser una influencia o fuente de luz para los demás.


20. Cada uno de los discípulos de Jesús representa los pasos que debemos dar en consciencia para disipar toda oscuridad o tinieblas en nosotros. Cada uno de ellos tiene un rol específico en el proceso de limpieza y purificación de nuestra alma.


21. Pero, ¿cómo empezamos este proceso de permitir que ese esplendor aprisionado dentro de nosotros se libere?


22. Aunque cada cual es responsable de hacer que su luz alumbre, te presento a continuación algunos de los pasos que debes dar.


23. Primero, reconocer que esencialmente eres un hijo de la luz. No importa cuántos errores hayas cometido ni tampoco importa tu presente condición de vida, debes entender que eres un hijo de la Luz.


24. Segundo, debes comenzar a hacer algo que nunca has hecho y es afirmar diariamente que tu Cristo morador es la Luz que alumbra tu consciencia. Puedes decir: “El Cristo de mi ser es Luz en todos mis asuntos, sé que hacer, cuando hacerlo y cómo hacerlo.” (Repetir 2 veces)


25. Tercero, comienza a trabajar con la trinidad de la luz. Visualízate como una emanación de luz, o mejor como una onda de luz llevando comprensión y sabiduría en todas las cosas y en todos tus asuntos. Esto es un trabajo que comienza en la mente.


26. Cuarto, visualízate como una partícula de luz como un fotón, afirma: “Yo soy un centro radiante de luz; todo mi cuerpo está lleno de luz y amor. Dondequiera que voy llevo comprensión, armonía


y paz.” (Repetir 2 veces)


27. Quinto, visualiza el movimiento de la luz en ti a medida que entras en contacto con otras personas. Tu palabra de verdad se mueve llevando luz a dondequiera que va, y algo cambia y mejora en su trayectoria, porque escrito está, “así será mi palabra… que hará lo que yo quiero y será bendecida en aquello para lo cual la envié”. (Isaías 55:11parafraseado)


28. Estos simples pasos te ayudarán a cambiar tu presente auto-imagen y mejor dicho la concepción que tienes de ti mismo, convirtiéndote en eso que declaras diariamente. Tu naturaleza esencial y fundamental es luz.


29. La inmensa mayoría del mundo cristiano celebra en este período navideño el nacimiento del niño Jesús y por esta razón decimos que Una Luz ha nacido. La Luz que estuvo oculta por siglos, la Luz verdadera que alumbra a todo hombre, vino a este mundo y de su plenitud recibimos todos.


30. Con estas palabras los cristianos proclaman la llegada de Jesús el Cristo a este planeta. Pero nosotros, los estudiantes de la Verdad, vamos más allá y proclamamos le llegada del Cristo a nuestra consciencia. Y afirmamos que: “Cristo en mí es mi gloria.” Ciertamente, una luz ha nacido, sí, pero


en mi consciencia.


31. Ahora estamos conscientes de que somos luz. Sabemos que no importa la situación o la oscuridad en que estemos en algún momento de nuestra vida, que no importa el nivel de confusión que estemos experimentando, somos luz y como luz que somos en nosotros encontramos la sabiduría y la comprensión que necesitamos para salir de la oscuridad.


32. Ahora estamos conscientes que esa luz que somos, es en toda persona y todo lo que necesitamos es hacer contacto con su luz y todo lo demás viene por añadidura.


33. A medida que vas iluminando tu consciencia con tu propia luz, tu conciencia se convertirá en la pantalla donde la luz incida como onda, partícula o energía radiante.


34. Como onda, si deseas convertirte en una influencia positiva para los demás. Como partícula, si deseas ser luz en toda persona con la cual haces contacto o en energía radiante, si deseas que tu palabra haga un trabajo purificador y sanador.


35. Pero así como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son inseparables así también cada uno de estos tres aspectos de tu luz en inseparable y donde esté uno estarán los otros dos.


36. Si en este momento no te sientes satisfecho contigo mismo puedes levantarte reconociendo la luz que vive en ti. Puedes levantar tu autoestima afirmando lo que realmente eres.


37. Puedes decir: “La luz que vive en mí, alumbra mi camino y me levanta sobre toda limitación, enfermedad y tristeza. Yo soy un vencedor.” (repetir 2 veces)


38. Meditemos…


39. Dios te bendice porque sabiendo estas cosas las haces.


40. Amén.



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