¿Qué hacer Cuando no estás Creciendo?
“Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo ni el que riega, sino Dios que da el crecimiento.”(1 Corintios 3:6,7)
Las palabras crecer y aumentar son sinónimos. Si hablamos de un ser orgánico nos referimos a un aumento en su estatura. (DRAE) Pero si nos referimos a una persona, el crecimiento se da de distintas maneras en las diversas fases de su vida. ¿No es así?
Por ejemplo, los comerciantes están enfocadas en crecer el negocio, aumentando sus ingresos, y sus gancias. Los intelectuales están enfocados en cómo aumentar sus conocimientos. Los que son del cuerpo, se enfocan en desarrollar su musculatura, robustecerse y aumentar la fortaleza de su cuerpo. Y los espirituales se enfocan en cómo desarrollar su consciencia en su aspecto espiritual.
De alguna manera todos estamos enfocados en nuestro crecimiento y desarrollo. Pensamos que nuestro crecimiento, sea el que sea, es producto de nuestro esfuerzo personal.
Se nos olvida rápidamente que el crecimiento es el resultado de una actividad, la actividad de la vida expresándose en las distintas fases de nuestra existencia. Y aún más, se nos olvida que la vida en su esencia es intangible e invisible y tiene su origen en Dios. Dios es la esencia de la vida.
Y por esta razón Pablo dijo que: “Dios da el crecimiento.” Por consiguiente, es importante que nos mantengamos siempre conscientes de esta gran verdad en todos nuestros emprendimientos.
Ahora bien, debido a que somos esencialmente seres espirituales, tenemos que ligar todo crecimiento a nuestra naturaleza espiritual; reconociendo que en el centro de nuestro ser está el Cristo morador, el Unigénito de Dios, por medio del cual la vida original de Dios se individualiza y se expresa en cada uno de nosotros.
Dios como vida, no solo fluye en nuestra consciencia sino que también fluye en todo nuestro cuerpo, y el deseo innato de Dios en nosotros es expresarse cada día más como nosotros mismos en el cumplimiento del plan de vida que Él mismo ha dispuesto para cada uno de nosotros.
En nuestra alma, Dios quiere mayor pureza de pensamientos y sentimientos y el desarrollo de una mayor consciencia crística, que significa evolucionar así como evolucionó la mente de Jesús.
En nuestro cuerpo, Dios es salud, vigor, fortaleza, actividad en expresión, haciendo las tareas y laborando en el quehacer de la vida cotidiana.
Pero bien, a medida que vivimos la vida que tenemos por delante, encontramos períodos en donde nos sentimos estancados, o en un callejón sin salida porque no nos estamos desarrollando ni mucho menos creciendo.
Algunos experimentan un fracaso tras otro y caen víctima de la frustración y la depresión y se preguntan: —“¿Qué sentido tiene mi vida?”
O ¿qué tengo que hacer para salir de este estancamiento? O, ¿qué debo hacer para crecer y progresar? Y muchas veces no encontramos una contestación a estas interrogantes. Pueden pasar días, semanas y meses, pero eventualmente la luz llegará y saldremos de ese estado cuando el enfoque de nuestra mente abandone el problema para entrar en un nuevo ciclo de actividad.
Lamentablemente hay sufrimiento a medida que pasamos por este proceso. Y yo te diría que en el sufrimiento hay progreso si aprendemos la lección y reconocemos el bien subyacente que trae la experiencia.
Pero las buenas noticias es que no hay que esperar que se dé y se complete todo este proceso porque realmente ahí mismo donde estamos podemos hacer muchas cosas para romper el estancamiento y comenzar a crecer nuevamente.
Hoy vamos a presentar siete mandamientos que debemos seguir para crecer y desarrollarnos.
Pero antes de comenzar debo señalar que hay un elemento común en todo este proceso de crecimiento, y es que tienes que estar dispuesto a hacer cosas nuevas, cosas que nunca antes habías hecho.
De manera que el primer mandamiento para crecer y desarrollarte es: Perdonarás setenta veces siete. Debes reconocer que la falta de perdón es una camisa de fuerza que te impide crecer y desarrollarte. Y mientras albergues en tu corazón la ira, el odio el rencor y la venganza, solo conseguirás retrasar tu progreso y desarrollo; no solo espiritual sino material también.
Esto requiere un gran esfuerzo de tu parte especialmente si eres de esos que tienen un ego grande que todo lo toman todo personalmente. Toma el ejemplo de Jesús y verás que Él nunca se consideró una persona especial, sino que siempre demostró humildad y nos demostró que estaba dispuesto a perdonar todo el tiempo. Lo hizo porque sabía que era necesario perdonar para el poder seguir desarrollando Su consciencia crística y para que tú y para demostrarnos cómo es que tú y yo tenemos que perdonar.
Y para aquellos que desean prosperar en todas las fases de su vida se ha dicho que el perdón es la piedra angular de la prosperidad en todas sus dimensiones. El perdón es el pre-requisito para entrar por la puerta ancha de la vida abundante que el mismo Jesús nos prometió. Escuche lo que Dios tiene que decirte…
El segundo mandamiento es: caminarás por donde nunca antes has estado. Esto requiere fe de tu parte, receptividad y obediencia a la inspiración y a la guía de Dios. Debes caminar dispuesto a enfrentar los obstáculos que se te presenten delante de ti, ya sea un abismo, o un océano que debes cruzar. Si Dios te ha llevado frente a ellos Él mismo te dará los recursos para que puedas superar dicho obstáculo.
Pero de ti depende tener la fe y la confianza de que Dios nunca falla. De ti depende recordar y nunca jamás olvidar que los grandes logros son aquellos que trascienden el tiempo y el espacio y que dependen de un trabajo que hacemos en íntima asociación con Dios. Que cada uno de nosotros tiene una parte que hacer en esa obra de crecimiento y desarrollo y que Dios tiene Su parte correspondiente.
Jesús es nuestro Ayudador. Jesús anduvo todo el camino desde lo humano a lo divino, y abrió el camino para que tú y yo y toda la humanidad hiciera lo mismo. ¿Significa esto que tenemos que morir en una cruz? De ninguna manera, ya Él hizo esto por todos nosotros. Significa que tenemos que seguir sus mandamientos y enseñanzas al pie de la letra para así lograr una transformación de nuestra consciencia.
Tercer mandamiento: No te apegarás a nada ni a nadie, solo te apegarás a tu Cristo. Afirmarás y llevarás a la práctica: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Deberás estar dispuesto a aprender cosas nuevas que antes desconocías. No te esclavizarás a ninguna condición ni dependerás de nadie. Solo dependerás de la instrucción y la guía de Cristo.
Así como un organismo crece por sí mismo aumentando su propio tamaño y estatura, así también nosotros tenemos que crecer por nosotros mismos. No hay duda que necesitamos alimentarnos y el alimento puede venir como resultado de una ayuda externa. Pero nadie puede digerirlo por nosotros, ya que ese es un trabajo que tenemos que realizar para nuestra propia alimentación y crecimiento físico.
El alimento espiritual es la Palabra de Dios. Debes leer y conocer la Palabra de Dios. Pídele al Maestro Jesucristo que te guíe en el estudio de La palabra.
Cuarto mandamiento: Contarás diariamente tus bendiciones y reconocerás que eres luz del mundo. Al levantarte en las mañanas darás gracias a Dios por un nuevo día lleno de inmensas posibilidades y de oportunidades para servir a los demás y por las bendiciones que vendrán ese día. Visualizarás el Bien de Dios en todos y en todo, tu ojo será bueno y todo tu cuerpo estará lleno de luz. Tu luz resplandecerá dondequiera que vayas y en cada experiencia buscarás la bendición que Dios te da.
Jesús fue muy enfático en esto y afirmó para Él mismo: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas.” (Juan 8:12) Y de ti y de mí dijo: “Vosotros sois la luz del mundo;… Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (Mateo 5:14,16)
Quinto: Honrarás el poder magnético del amor. Recordarás que el amor todo lo puede, y no permitirás que nada de ti se interponga en el libre fluir de tu amor hacia tu prójimo.
Para esto dedica diariamente un tiempo de reflexión para eliminar de tu corazón todo sentimiento de antagonismo con personas que consideras tus enemigos. Y comienza a visualizarlos envueltos en tu amor. Dales una sonrisa aunque no te la contesten. Deberás estar dispuesto a ayudarles en cualquier momento que sea necesario. Trabaja día a día para limar las asperezas y eliminar las diferencias que tengas con las personas que te rodean incluyendo también aquellos que se consideran tus enemigos. Si piensas que no hay nada más que puedas hacer, busca establecer un puente en donde ambos estén de acuerdo con el desacuerdo.
Ocúpate día a día en trabajar en armonía con la ley del amor divino: “Ama a tu prójimo como a ti mismo y a Dios sobre todas las cosas.”
Pero para amar incondicionalmente tienes que olvidar, sí tienes que olvidar, para que puedas borrar de tu conciencia el rencor, el odio, la condenación y la venganza. Todo eso es error, solo necesitas ver la luz en los demás.
Sexto: Pondrás en circulación todos tus talentos y fluirás libremente por medio de cada uno de ellos. Una de las mayores bendiciones es dar de lo que tenemos. Cuando damos al suelo la semilla, éste se encarga de desarrollarla y crecerla y hacerla fructificar. Este es un excelente ejemplo que la naturaleza nos da para que usemos nuestros talentos y habilidades para el beneficio de otras personas.
Séptimo: Orarás todos los días pidiéndole que te recuerde Lo que Él es en tu vida: Esa-Toda-Suficiencia-en-todas-las-cosas.
Dios es todo lo que necesitas para crecer y desarrollarte. Dios es esa Infinita, Abundante, Toda Suficiente provisión para Todas tus necesidades, no solo físicas, sino también para tus necesidades emocionales, y del alma. Dios satisfará tu necesidad de consuelo, tu necesidad de compañía, porque no hay mejor compañero que Dios. Dios satisfará tus más íntimos anhelos, Dios satisfará tus necesidades físicas, sociales, y tu necesidad de auto realización como persona y también como ser espiritual.
Dios te hará millonario sin la necesidad de hacer del dinero el objetivo de tu vida. Dios te dará la vida abundante y la salud que tanto has deseado si lo reconoces en todos tus caminos como lo que Él es, la vida atómica que se mueve en todo tu cuerpo y nuestro Padre Celestial a quien le ha placido darnos todo lo que tiene.
Pero eso no se queda ahí, Él te dará aún más de lo que puedas pedir si eres fiel obrando conforme a Sus estatutos y mandamientos.
Meditemos y oremos…
Dios te bendice si sabiendo estas cosas las haces.
Amén!