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Cómo cancelar tus deudas


“Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba diciendo: “Señor, ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo.” El señor de aquel siervo, movido a misericordia, lo soltó y le perdonó la deuda.”(Mateo 18:26-27)

1. Con esta cita bíblica Jesús deja claro la importancia del tema de la deuda en nuestras vidas y nos da la fórmula de liberarnos de las deudas.


2. Como bien ustedes saben la vida es consciencia y todo tiene su origen en nuestra consciencia. Pero vamos a comenzar…


3. El diccionario define la palabra deuda como una obligación que alguien tiene de pagar, satisfacer o reintegrar a otra persona algo, por lo común dinero; obligación moral contraída con alguien; pecado, culpa, u ofensa. (DRAE)


4. Las palabras deuda, perdonar, ofensas, pecado y culpa están muy cercas entre sí. Por ejemplo en el Padrenuestro Jesús no exhortó a que perdonáramos a nuestros deudores para que nuestro Padre celestial perdone nuestras deudas.


5. Cuando Pedro le preguntó al Maestro: —“Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?” (Mateo 18:21)


6. Jesús le dijo: “—No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.” (Mateo 18:22) Y con esta contestación la intención de Jesús era establecer claramente que tenemos que estar siempre dispuestos a perdonar.


7. Pero, ¿quién es el que se ofende? El ego, nuestra personalidad. Y ¿quién es el que ofende? El ego, la persona, la personalidad. ¿Quién es que peca??Y quién es el que carga con la culpa o se siente culpable?Todo gira en torno al yo personal.


8. Y sabemos que para corregir un problema tenemos que ir a la raíz del mismo, justo en donde se produce la falla y corregirla. ¿No es así?


9. En este y en muchos casos el reino de las causas es invisible e intangible. Por ejemplo, ¿podemos tocar nuestro ego con nuestras manos? No. Lo que podemos tocar es nuestro cuerpo físico. ¿Podemos tocar nuestra personalidad? ¡Claro que no!


10. Cuando hablamos de personalidad generalmente nos referimos a “ese conjunto de cualidades que constituyen a la persona” (DRAE) Cualidades particulares de la persona y estas son intangibles. Por ejemplo, decimos: —¡ que amable es esa persona! ¿Podemos tocar la amabilidad?


11. Por estas razones si deseamos ir al meollo del asunto que es cómo cancelar nuestras deudas tenemos que trabajar con conceptos tales como, el perdón, la ofensa, el pecado y el error.


12. Por ejemplo, si yo violo un principio espiritual cometo una ofensa, y la ofensa es una acción errónea que se aparta del principio universal de justa acción.


13. Por ejemplo, existe el principio que dice: trata a otros como te gustaría que te trataran a ti. Jesús lo puso de la siguiente manera: “Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos.” (Mateo 7:12)


14. Cualquier acción de nuestra parte que se aparte de este principio de justa acción producirá una violación a ese principio, y el resultado será una ofensa, y por consiguiente una deuda.


15. Pero lo que va viene, pues la vida es un boomerang y el error, la ofensa y la deuda tiene que corregirse justamente donde se inició. Y ¿saben ustedes donde se inició? En nosotros mismos. Y la única manera de establecer un balance y un equilibrio es perdonando.


16. Por esta razón es importante que comencemos a perdonarnos nosotros mismos por nuestros errores, y luego cuando establecemos ese balance emocional y estamos en paz con nosotros mismos será mucho más fácil perdonar a los demás.


17. Espiritualmente hablando, la deuda es una contradicción del equilibrio universal, pues, no hay tal cosa como falta de equilibrio en todo el universo, así que no hay deuda en Espíritu ni en Verdad. (LPR. p. 65)


18. De manera que la deuda ocurre como resultado de nuestras acciones erróneas y tiene que ser corregida en el punto de origen. Por ejemplo, si yo trato a alguien con desamor incurro en una deuda de amor, y esa deuda tiene que ser saldada, con perdón y amor.


19. Cuando en la oración del Padrenuestro el Maestro nos exhorta a que perdonemos nuestras deudas para que Dios perdone las nuestras, se está refiriendo a Dios como ley de causa y efecto. Cada acción tiene su reacción que es lo que se nos devuelve. Y si no nos gusta lo que recibimos tenemos entonces que corregir lo que damos.


20. En la Parábola del siervo que no quiso perdonar noten que cuando el Señor se enteró que el siervo a quien él había perdonado no le perdonó la deuda a su consiervo lo llamó y le reclamó diciéndole: “Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?”


21. “Entonces su señor enojado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía.” (Mateo 18:34) El equilibrio tenía que ser restablecido justo en donde se produjo el desequilibrio. Y esto se consigue perdonando o pagando la ofensa o la deuda.


22. La moraleja de esta parábola es que toda deuda debe ser pagada, toda ofensa debe ser perdonada, toda culpa debe ser absuelta y todo pecado o error, tiene que ser rectificado. No hay de otra. Y si no lo hacemos a través de las experiencias positivas de la vida tarde o temprano pagaremos por medio de las experiencias negativas de la vida. Pues la ley es inexorable; así como inexorable es el paso del tiempo.


23. Por ejemplo, hay muchas personas que toman prestado con la intención de no pagar. Esta actitud es producto de la ignorancia, y desconocimiento de las leyes de justa acción y de la ley del equilibrio universal.


24. Son personas que todavía creen que pueden conseguir algo a cambio de nada. Y todo esto es error y tiene que ser rectificado. Estas personas buscando salirse con la suya se atan de una manera intangible a todos sus acreedores convirtiéndose en víctimas de sus propias acciones.


25. Pero también tenemos personas que se endeudan porque piensan que no tienen suficiente. Su pensamiento predominante está en lo que les hace falta, porque su consciencia está enfocada en la necesidad. Ven un objeto y aunque sea un capricho automáticamente lo convierten en una necesidad.


26. Lo cual me lleva al próximo punto que es, que otros se endeudan buscando satisfacción personal en lo material. Y lamentablemente nunca estarán satisfechos, solo Dios puede darnos satisfacción en todas las fases de nuestra vida.


27. En general las deudas son producidas por pensamientos de escasez, impaciencia, deseo, codicia. Un pensamiento de deuda produce otro pensamiento de deuda y así sucesivamente en una cadena sin fin. Por eso el remedio es hacer lo opuesto, esto es, comenzar a pensar en abundancia, cultivar la paciencia y la tolerancia, cambiar nuestros deseos adquisitivos para desear el bienestar de los demás y finalmente, borrar todo pensamiento codicioso sustituyéndolos con pensamientos y acciones de dación desinteresada. Todo sentimiento de venganza, de enojo, de condenación hacia nuestros deudores tiene que ser cancelado por medio de la acción purificadora del perdón, todo el tiempo como dijo el Maestro “setenta veces siete.” Y cuando puedas hacer esto, te darás cuenta que no te deben nada, la deuda ha sido perdonada y saldada. Ya no hay más nada que reclamar.


28. Sea cual sea la causa, el equilibrio tiene que ser establecido justamente donde se produjo el desequilibrio y no habrá tregua hasta que se cumpla la deuda.

29. Ahora bien, ¿cómo podemos cancelar o superar la deuda? Para cancelar una deuda tenemos que perdonarla o pagarla.


30. A nivel personal y no necesariamente a nivel institucional, podemos perdonar una deuda si podemos entender sin lugar a dudas que nuestro deudor no es nuestra fuente de provisión. Cuando podemos entender y estar claros de que Dios es nuestra Única e Inagotable Fuente de Provisión y actuamos conforme a esta Verdad sabemos que cuando un canal se cierra otros mayores y mejores se abren. Y lo más probable es que cuando el deudor no paga es porque tiene problemas, así es en la mayoría de los casos. Tenemos que recordar que en Universo está en un equilibrio dinámico y está satisfaciendo toda necesidad conforme a nuestra fe.


31. No te estoy diciendo que no hagas gestiones de cobro, lo que te estoy diciendo es que estés en control de tus emociones y de tus pensamientos, que estés tranquilo, en la seguridad de que Dios sabe lo que tú necesitas y Él proveerá conforme a tu fe.


32. Existen momentos en que se crea un impasse en una relación o en una transacción. En este caso tú y tu deudor o acreedor están halando la soga para sí mismos. En estos casos siempre hay algo envuelto que ambas partes reclaman para sí mismas. El remedio infalible es soltar, para que comience nuevamente el bien a circular. Y podrías pensar: “pero si suelto entonces voy a perder todos mis bienes,” pero no has pensado que mientras te mantienes en el impasse lo más probable es que no estés disfrutando de eso que reclamas como tuyo. Mientras te mantengas en el impasse tus manos están atadas a la soga; entonces el remedio es soltar la soga, abrir tus manos y levantarlas para recibir el bien que Dios tiene preparado para ti que es mucho mayor y mejor de lo que estabas reclamando.


33. En todas nuestras relaciones y en todas nuestras transacciones debe estar presente el elemento de la buena voluntad. Y cuando hay buena voluntad estamos tranquilos, confiados y seguros de que Dios está a cargo y el orden está establecido.


34. Pero, ¿cómo podemos cancelar y superar nuestras deudas?

· Todo tiene su justo precio y debemos pagar el precio de toda deuda. Porque tarde o temprano el universo busca su propio equilibrio y de alguna manera terminaremos pagando el justo precio de lo que debemos.

· Perdona, porque cuando perdonas reestableces equilibrio interno en tus emociones y sentimientos. Comienza siempre perdonándote a ti mismo. Esta es la vía rápida.

· Ponte rápidamente de acuerdo con tu deudor o acreedor, obrando de buena voluntad con todas aquellas personas con las que haces contacto. Usa le regla de oro.

· Transforma tus pensamientos para que en lugar de estar viendo carencia comiences a ver abundancia. Pues escrito está: “De la abundancia del corazón habla la boca.” (Mateo 12:34)

· Y por último, en cuanto a tus finanzas se refiere, no gastes más de lo que tienes para gastar.


35. Meditemos…


36. Dios te bendice porque sabiendo estas cosas las haces.


37. ¡Amén!




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