Cruzando el desierto en quietud y confianza
“Hizo salir a su pueblo como ovejas y los llevó por el desierto como a un rebaño. Los guió con seguridad, de modo que no tuvieran temor… a fin de que pongan en Dios su confianza.” (Salmo 78:52,53 7)
1. Hoy día el tema de la inmigración en los Estados Unidos ocupa los titulares de las noticias. Vemos como multitudes de centroamericanos inician viajes con el fin de llegar a los Estados Unidos para mejorar su calidad de vida. La guerra en Siria y la condición social y económica ha causado masivas emigraciones de sus habitantes a todo el resto de Europa.
2. Nuestro vecino país, Haití, ha producido una ola de emigrantes haitianos que llegan a este país por las mismas razones sociales y económicas. Y ciertamente aquí en nuestro país hemos visto cantidad de embarcaciones repletas de personas que van a otras costas en busca de una mejor vida.
3. En todas partes se ve un movimiento migratorio de personas en busca de una vida mejor.
4. Y cuando leo la historia del pueblo hebreo especialmente cuando se encontraba en cautiverio en Egipto, veo como ellos clamaron a Jehová para que los sacara de casa de servidumbre.
5. Y no hay duda que todavía hay muchos países y pueblos con gobiernos totalitarios y opresores restringiendo la libertad que desde el principio Dios nos dio a cada uno de nosotros.
6. Y puedo entender por qué muchos abandonan lo poco o lo mucho que puedan tener en aras de una mejor vida. Una vida en donde ellos se puedan sentir más libres para desarrollar sus talentos y sus habilidades.
7. Por ejemplo, muchos piensan que en tal o cual lugar o país pueden desarrollar más sus talentos y habilidades y alcanzar riquezas para vivir más cómodamente.
8. No te voy a negar que en ciertos casos el medioambiente influye. Por ejemplo, si eres vendedor de neveras el Polo Norte no es el lugar donde puedes desarrollar tus ventas. Pero en términos generales el medioambiente no debe influir en el desarrollo de tus capacidades y talentos de tu habilidad de desarrollarte para alcanzar una mejor calidad de vida.
9. En nuestro país vemos al pobre y al rico viviendo en el mismo vecindario. En un sector vemos casas lujosas y al lado un barrio de mala muerte. Y lo mismo he visto en otros países.
10. Entiendo que las guerras crean condiciones tan extenuantes que obligan a la gente a buscar lugares más propicios. Y eso mismo le ocurrió al pueblo hebreo cuando estuvo en cautiverio y decidieron elevar su clamor a Dios.
11. El Jehová de Israel es el mismo que el Cristo de hoy. Y te sacará de casa de servidumbre si clamas a Él así como sacó a Su pueblo de Egipto. Pero si lees las Escrituras observará que tuvo que pasar una generación para que pudieran entrar en la tierra prometida.
12. Y esto fue así porque esos que salieron de Egipto tenían una conciencia de esclavo aunque en sus corazones anhelaban libertad. Y a medida que viajaron por el desierto y fueron testigos de la gloria de Dios y Su poder sus consciencias fueron cambiando, pero esto no ocurrió de la noche a la mañana, esto fue un proceso que tomó toda una generación.
13. Los que vinieron detrás que habían nacido en el desierto vieron como Dios obraba hendiendo las peñas en el desierto y sacando de ellas grandes corrientes de agua para beber; cómo les dio pan de los cielos y como “hizo llover sobre ellos carne como polvo.” (Salmo 78: 27)
14. Esta nueva generación vio un Dios que los guió con seguridad de modo que no tuvieran temor.
15. Decíamos en el mensaje del domingo pasado que Moisés se mantuvo todo el tiempo como viendo al Invisible.
16. Y aunque no entró a la tierra prometida por algún error de juicio, la nueva generación que confiaba plenamente en Dios liderada por Josué entró y habitó en la tierra de Canaán.
17. Pienso que la nueva generación tenía una consciencia más elevada y no estaba sujeta a los altibajos de la consciencia de los esclavos que salieron de Egipto. La confianza de esta nueva generación era sólida fundamentada en las maravillas que Dios hizo por ellos y delante de ellos durante su peregrinaje por el desierto.
18. Entonces vemos cómo se esforzaron y confiados comenzaron a conquistar esa tierra donde manaba leche y miel.
19. Pero volviendo a nuestra realidad del mundo de hoy, tenemos que aprender de nuestros antepasados. Pues en cierto sentido la historia se repite y esos que salieron de Egipto son hoy día los que dejan sus casas, pues el dicho popular dice: “Pues por su mejoría hasta su casa dejaría.” Pero, ¿qué estamos diciendo? ¿Qué es lo que nos mueve, la confianza en Dios o una mera ilusión? ¿Nos es acaso la vida para muchos una ilusión? Muchos construyen en sus mentes un mundo de ilusiones y se dejan llevar por él. Pero muy pocos construyen su mundo sobre una base sólida de confianza en Dios.
20. Si Dios guió a Su pueblo por el desierto como un rebaño “y los apacentó conforme a la integridad de su corazón” hasta llevarlos a la tierra prometida, ¿qué no hará por ti o por mi hombre de poca fe?
21. Si Dios es Omnipresencia, Omnipotencia y el Bien Absoluto, y Las Escrituras dan testimonio de Sus obras, ¿qué no hará por tu bienestar ahí mismo donde estás?
22. Pero para que Él obre en tu vida tienes que mantenerte como se mantuvo Moisés, como viendo al Invisible a medida que transitas por el desierto de las condiciones inhóspitas de tu vida hacia tu tierra prometida. Tienes que pasar tu desierto en quietud y confianza en Dios.
23. Espiritualmente hablando la tierra prometida es: un estado de gozo y felicidad interior como resultado sentir y vivir en la abundancia de todo el bien que Dios nos provee día a día.
24. Y para esto, ¿es necesario abandonar tu casa? Déjale eso a Dios, no tienes que tomar decisiones aceleradas, y tampoco dejes que tus ilusiones tomen el control de tu vida, no vaya a ser que caigas víctimas de los tiburones y desengaños de la vida.
25. O que te ocurra lo que le ocurrió al Hijo Pródigo que abandonando su casa en busca de la ilusión de una vida mejor cayó tan bajo que tuvo que comer hasta la comida de los cerdos.
26. Cada cual debe buscar su tierra prometida. Tienes que llegar a ella y conquistarla. Y eso lo logramos escuchando el silbo apacible y delicado.
27. Te podrías estar preguntando en este momento: ¿Pero cómo hacemos esto? Amigo mío, el único camino es a través de la oración, la concentración y la meditación en el silencio. Ya sé lo que estás pensando: “ya viene este otra vez con el mismo cuento. Y estoy cansado de oír lo mismo”—dirás. Pero te pregunto: ¿has tratado este método?, ¿has establecido la disciplina de ir diariamente al silencio?
28. Dios está en tu tierra prometida esperando que entres pero a ti te toca transitar el camino y entrar. Y así como Josué se fajó para entrar en la tierra prometida tú te tienes que disciplinar diariamente hasta que puedas entrar en tu tierra prometida. Y entonces ir diariamente y morar en esa tierra prometida, saber que no eres un visitante casual y esporádico sino que eres un ciudadano de ese país, que vives, te mueves y tienes todo tu ser ahí en tu propia tierra prometida.
29. Y ahí en el silencio de tu ser solo Dios debe ser el que te diga:
30. “Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre a la tierra que te mostraré”. Les cuento mi propia historia y mi llegada a este país. Muchos de ustedes conocen esta historia pero hoy la relato para aquellos que no la conocen.
31. Yo también fui un inmigrante que salió de su tierra para a este país con su familia. Recibí señal del Padre de que debía abandonar mi tierra, mi casa y venir con mi familia a vivir en este país. La señal fue contundente y decidimos tomar el avión para venir a residir en este país.
32. Vinimos con un contrato de trabajo por dos años, sin ninguna seguridad de que al que al término del contrato tuviese un trabajo con mi misma compañía en mi país.
33. No conocíamos a nadie, no teníamos familia. Y en lugar de ver una tierra con todas las facilidades y comodidades de mi país de origen me encontré en un país que estaba pasando por una gran crisis económica y social. Fue la crisis del año noventa en donde no había gasolina, ni agua, ni luz; los supermercados estaba inundados de alimentos cuyas fechas de expiración ya habían caducado, en donde no podía conseguir la leche que mi hija recién nacida necesitaba para su sustento y tampoco conocía a un pediatra confiable que pudiera atenderla como era necesario.
34. El medioambiente en el que me movía mostraba muchísimas limitaciones que no existían en mi tierra natal y esto no me ayudaba en nada a tener una perspectiva positiva de mi situación.
35. Sin embargo, Dios proveyó en todas las fases de nuestra vida laboral, familiar, social y espiritual. Yo les puedo decir que Dios me sacó de mi tierra y me guió con seguridad de manera que no tuviéramos temor y pudiéramos poner toda nuestra confianza en Él.
36. Literalmente te puedo decir que pasamos por el aparente desierto en quietud y confianza. Dios se encargó de proveer para todas nuestras necesidades, hasta el más mínimo detalle. Bueno les cuento, que el pediatra que necesitábamos para nuestra hija resultó ser nuestro vecino de al lado.
37. La cuidó como a su propia nieta, la atendió con amor, y ella terminó llamándole abuelito Luis. Pero eso no termina ahí, su toda su práctica profesional él la hizo en Puerto Rico y vino a retirarse a su país. Y conocía al pediatra que nuestra hija tenía en Puerto Rico. ¿No les parece a ustedes que Dios es grande?
38. He pasado por muchos desiertos desde entonces, pero esas experiencias me han ayudado a elevar mi consciencia, a estar más quieto, tranquilo y a elevar cada vez más mi confianza en Dios.
39. Espiritualmente hablando el desierto en la consciencia humana significa [un estado de] aparente carencia de sustancia y vida. En Espíritu y en Verdad los lugares desérticos no existen. Y no existen, porque dondequiera que Dios está, Su provisión inextinguible también está y Dios está presente en todas partes. Por esta razón desde una perspectiva espiritual no existe tal cosa como carencia.
40. Pero cuando confiamos en Dios, nos damos cuenta del poder acelerador de vida, amor y sustancia todo-proveedora que Él representa; los aparentes lugares desérticos que hemos creado en nuestra mente comienzan florecen como las rosas produciendo todo tipo de abundancia y prosperidad. (MBD p. 171)
41. Esto nos pasó a nosotros y puede pasarte a ti si escuchas la voz de Dios y te decides a cruzar tu desierto en quietud y confianza.
42. Meditemos…
43. Dios te bendice porque sabiendo estas cosas las haces. Amén