Sana tus relaciones siguiendo esta guía
“Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela.”(Salmo 34: 14)
1. Como bien ustedes saben en mi mensaje para este mes les informé que este mes lo estamos dedicando al tema de la salud.
2. Y como la salud es un tema tan abarcador, tiene muchas vertientes y una de ellas es sanidad en nuestras relaciones interpersonales.
3. Primeramente tenemos que sanar nuestra relación con nosotros mismos. Sabemos que en nuestro presente estado no regenerado, se nos ha inculcado desde pequeño el concepto del bien y del mal. Son dos polos opuestos y cada cual hala para su lado.
4. Normalmente este antagonismo comienza en nuestra consciencia. Y el resultado de esta lucha interna es ansiedad, inquietud, tensión, indecisión, desconfianza hasta de uno mismo.
5. Pablo expresa esta condición humana cuando dijo: “Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no habita el bien, porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que está en mí.” (Romanos 7:18-20)
6. Se ha dicho que nuestro vecino más cercano es el Cristo que mora en cada uno de nosotros. Esta declaración implica que dentro de nosotros existen dos seres; el ser mortal y el ser crístico.
7. Uno de ellos representa el bien, la paz, y el otro representa la ambición y el egoísmo. Y de alguna manera tiene que haber una reconciliación entre esos dos seres o esos dos aspectos de nuestra identidad. El primer y mayor reto es sanar la relación con nosotros mismos.
8. Una mala relación con nosotros mismos afecta nuestra autoestima. Sabemos que las personas que no tienen una buena relación consigo mismas generalmente tienen una baja autoestima. Y esta condición es notable.
9. Cuando tenemos una baja autoestima proyectamos una imagen pobre de nosotros mismos. De alguna manera hemos opacado la luz interior que hay dentro de nosotros, de alguna manera hemos menospreciado nuestra propia divinidad.
10. Entonces es evidente que es necesario una reconciliación para que tanto nuestro ser crístico y nuestro ser humano funcionen en armonía y paz. De manera que el primer gran paso es nuevamente sanar nuestra relación con nosotros mismos y esto se consigue estableciendo armonía y paz en mente y corazón, lo cual es el segundo paso.
11. Para tener armonía y paz en mente y corazón tenemos que perdonarnos por todos los errores de juicio que hemos cometido en el pasado, por los abusos y maltratos que hayamos cometido con otras personas tanto verbal como físicamente. Este comportamiento produce un sentimiento de culpabilidad, con el cual tenemos que bregar y reconocer que no conocíamos una mejor manera de tratar con la desavenencia y que actuamos de la mejor manera que sabíamos.
12. Pero debemos profundizar más y buscar la raíz que motivó tal comportamiento. Puede haber sido un sentimiento de impaciencia, intolerancia o miedo a perder el control de una situación y sentirnos amenazados por haber visto que han invadido nuestro espacio.
13. Ahora bien, tenemos que aprender a perdonar a todos aquellos que nos han ofendido de palabra o acto. Y la mejor manera de aprender a perdonar es perdonando. Y esto se logra no mirando el mal sino lo bueno en cada persona que nos ofendió.
14. En verdad, la decisión es tuya, tú decides en que te vas a enfocar y a que le vas a dar importancia y atención en tu vida. La decisión es tuya.
15. Tercero. Sé cortés y amable con los demás. Jesús nos ofrece un principio de acción en el trato a los demás como la regla de Oro: “Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos.” (Mateo 7:12)
16. Yo sé que todos ustedes conocen esta regla. De hecho esto no es nada nuevo para nadie en este salón. ¿O lo es? Cuando aplicamos esta regla indiscriminadamente habremos construido relaciones exitosas.
17. Pero ¿qué es lo que queremos que las personas hagan con nosotros?: pues, que nos traten bien, que nos traten con amor y consideración, con respeto, que tengan paciencia con nosotros, que traten de entender nuestro punto de vista.
18. Pues si eso es lo que esperamos de las personas con las que tratamos no debemos hacer menos que esto con ellos.
19. Nuevamente esto requiere un cambio de consciencia y como la vida es consciencia si cambias, cambiará tu vida y mejorarán tus relaciones interpersonales. Y el resultado será sanidad en tus relaciones.
20. El mejor recurso que tenemos para sanar nuestras relaciones es nuestro Cristo morador. A Cristo se le ha dado autoridad para perdonar nuestros errores y poder para sanar toda condición y toda relación. Hay sanidad en Cristo.
21. Cuarto. Desarrolla un genuino y sincero deseo de ayudar a otros. Uso la palabra ‘desarrollar’ porque todavía existen una gran cantidad de personas que le importa un bledo lo que le pueda estar pasando a su vecino o a su prójimo.
22. Tengan ustedes presente, que por encima de las responsabilidades que nuestra vida cotidiana nos pueda traer, venimos a este planeta a aprender a amar y a servir a los demás. Esto es ley fundamental.
23. Y esto se convierte en un prerrequisito para poder sanar tus relaciones y así disfrutar de salud en mente, cuerpo y asuntos. De hecho es clave para tu salvación, pues nadie que no haya logrado amar y servir a los demás incondicionalmente podrá salvarse; nadie, absolutamente nadie.
24. Jesús dijo: “Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios.” (Mateo 5:9) Un pacificador es uno que busca activamente la paz y la reconciliación.
25. Quinto. Sé un pacificador. Para ser un pacificador debemos estar en paz con nosotros mismos. Tenemos que pensar en paz sentir la paz y expresar paz.
26. Una de la mejores enseñanzas que nos dio el Maestro para sanar nuestras relaciones fue acerca de la reconciliación con nuestro prójimo. “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano , y entonces vuelve y presenta tu ofrenda. Ponte de acuerdo con tu adversario entre tanto estás con él.” (Mateo 5:23-25)
27. De modo que si estás ante una situación desagradable y conflictiva sé un pacificador, sé un reconciliador. Siempre van a haber discusiones y desacuerdos, pero la actitud que debemos tener siempre debe ser reconciliar nuestras diferencias, Buscar ese punto medio donde pueda haber un espacio libre de interferencias donde cada cual pueda funcionar libremente.
28. Sobre la ira el apóstol Santiago nos exhorta a que seamos tardos para la ira. Él dice: “Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse.” (Santiago 1:19) En palabras sencillas, controla tu temperamento, tranquilízate, respira profundo y no permitas que nada ni nadie perturben la serena paz de tu alma. Sé un emisario de paz.
29. Y recuerda que lo mejor que puedes hacer es ponerte en el lugar de la otra persona y saber que si hubieses sido tú el que está pasando por la crisis lo más probable es que hubieses actuado de la misma manera que tu adversario.
30. Lo más importante no es ganar un argumento, sino ganar un amigo. Recuerda que siempre puedes estar de acuerdo en el desacuerdo. Lo importante es mantener unas relaciones saludables.
31. Sexto: Aprende a valorar y a cultivar tus amistades. Piensa en esto, todos tenemos amigos. Y la mayoría de los amigos los damos por sentado. Existe una gran cantidad de personas que utilizan sus amistades para conseguir favores. Por el contrario, no muchas personas valoran y cultivan sus amistades.
32. Y ¿cómo hacemos esto? Valoramos nuestras amistades cuando le expresamos nuestro aprecio, siendo considerados, respetándolos, y demostrándoles lo mucho que significan para nosotros.
33. Aquí mismo, tú tienes la oportunidad de cultivar o hacer nuevos amigos, amigos que pueden enriquecer tu vida de maneras que nunca habías soñado. Señores, esto no es una utopía, aquí puedes encontrar un gran amigo que puede ayudarte a transitar la carrera de la vida.
34. Una verdadera amistad nunca termina. Serán amigos para siempre. Un verdadero amigo estará contigo en los momentos oscuros y en los grandes momentos luminosos.
35. Si quieres saber lo que es una verdadera amistad, búscate una mascota que te haya seleccionado a ti y aprende de ella lo que es el amor incondicional.
36. Una buena amistad es como el buen vino que mientras más tiempo pasa mejor se pone. Es una relación sana en donde todos podemos desenvolver y desarrollar nuestro potencial espiritual.
37. Entonces esta es tu guía:
1) Sana tu relación contigo mismo
2) Establece paz y armonía en mente y corazón: perdónate
3) Sé cortes y amable con los demás
4) Desarrolla un genuino deseo de ayudar a otros
5) Sé un pacificador, un reconciliador
6) Aprende a valorar y a cultivar tus amistades
38. En fin “Vuelve ahora en amistad con Dios y tendrás paz.” (Job 22:21)
39. Meditemos…
40. Dios te bendice porque sabiendo estas cosas las haces. ¡Amén!