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¿Qué Ocurrió Cuando Jesús Dio Gracias?

“Tomó los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud.”(Mateo 15:36)


En las Escrituras existen dos relatos muy similares, que son la alimentación de los cuatro mil y la alimentación de los cinco mil.


Según la Biblia cronológica la primera es la alimentación de los cinco mil y luego más adelante la de los cuatro mil.


En una ocasión escuché a una persona contar un relato sobre una actividad familiar donde ella era la anfitriona. Nos contó que ella había preparado una suculenta cena para sus invitados, pero que se presentaron muchas más personas de las que ella había invitado originalmente. Ella supo de inmediato que los alimentos que había preparado no le darían para alimentar a tanta gente. Pero como conocedora de la verdad antes de servirlos procedió a bendecirlos con el mismo espíritu de gratitud que Jesús había bendecido los panes y los peces. Ella comenzó a servir y con inmensa satisfacción vio como esa cantidad de alimentos dio para todas las personas y sobró.


Ciertamente la emoción y el sentimiento de gratitud que envuelve a la bendición es la energía que logra aumentar la sustancia para satisfacer toda necesidad.


Cuando envolvemos cualquier situación con un verdadero sentimiento de gratitud la ley del aumento entra en acción aumentando el bien de Dios correspondientemente en esa situación.


Eso fue lo que ocurrió con la alimentación de los cinco mil y luego con los cuatro mil y con la anfitriona.


La enseñanza que esto tiene para cada uno de nosotros es que en toda situación en donde haya necesidad de aumento de la sustancia, demos gracias poniendo todo nuestro corazón y sentimiento, porque la bendición de Dios que sigue será más que suficiente para satisfacer nuestra necesidad.


Eso sí; tiene que haber absoluta confianza y fe en el poder de Dios obrando para el bien de todos los concernidos.


Cuando nuestra amiga oró y bendijo los alimentos lo hizo con la plena seguridad de que Dios iba a proveer alimento suficiente para todas aquellas personas.


De igual manera Jesús oró dando gracias a Dios seguro de que Dios iba a proveer para aquella multitud delante de Él y así ocurrió.


Pero hay más, Jesús dio gracias a Dios antes de resucitar a Lázaro. Y decíamos en un mensaje anterior que Jesús dio gracias no porque fuese necesario darle para Dios para que hiciera el milagro, sino que lo hizo para que aquellos que eran testigos de lo que iba a acontecer aprendieran la importancia que tiene para cada uno de nosotros el dar gracias con el corazón para que el milagro ocurra.


No damos gracias para agradar a Dios, sino que damos gracias para armonizarnos con el amor y la misericordia de Dios permitiendo así que fluya el poder de Dios por medio de nosotros hacia el objeto deseado.


En el primer caso, se dio gracias para aumentar la sustancia y en este caso para reanimar y revivir el fluir de la vida en el organismo. Y así ocurrió y el poder de resurrección fluyó a través de Jesús y Lázaro resucitó después de haber estado físicamente muerto por tres días con un cuerpo que había caído en un estado de putrefacción progresiva.


¿Qué lección aprendemos de este incidente? Que todo proceso degenerativo se puede transformar en un proceso regenerativo; que la regeneración orgánica es posible, y que dando gracias con todo nuestro corazón y fe una y otra vez podemos comenzar y reanimar la circulación de la vida y acelerar la restauración de nuestro cuerpo a su estado prístino (original) de perfección orgánica. Jesús lo demostró.


Tú también puedes comenzar un proceso regenerador en tu cuerpo afirmando una y otra vez la palabra de vida, en todos partes de tu cuerpo templo. La ciencia está descubriendo que este método funciona y que toma aproximadamente dos años para obtener resultados significativos.


La cofundadora de nuestro movimiento tardó dos años en curarse de la tuberculosis. Y a medida que practicamos este método lo vamos perfeccionando y también vamos fortaleciendo nuestra fe y confianza en el poder de Dios. Pero esto requiere una disciplina mental y la más firme determinación. Es un hábito que debemos adquirir y realizarlo diariamente.


Siempre alabando y dando gracias a Dios por un cuerpo sano y perfecto.


Una de las cosas más difíciles para el ser humano es controlar sus propios pensamientos, pero con disciplina y determinación, con oración y dedicación se puede lograr. Muchos lo han hecho y tú también puedes lograrlo.


Yo entiendo lo difícil que es para una persona que por años ha tenido una condición de enfermedad o limitación en su cuerpo visualizarse sano, puro y perfecto. Lo entiendo, pero todo proceso de transformación comienza dando un paso a la vez y alabando y dando gracias a Dios en todo momento por el avance que vamos logrando paulatinamente.


Todas las cosas tienen su propio proceso y podemos acelerar el progreso cuando con una actitud de profunda gratitud damos gracias por la manifestación del bien de Dios.


Pero hay más. En la última cena Jesús tomando el pan lo bendijo y dio gracias, y luego añadió “esto es mi cuerpo, y lo partió y les dio” para que comieran. (Lucas 22:19)


Luego hizo lo mismo con el vino, “tomando la copa dio gracias” (Lucas 22:17) y añadió: “porque esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada para la remisión de los pecados.” (Mateo 26:28)


En este evento se llevó a cabo un proceso que llamamos transubstanciación, que es la conversión de una substancia en otra. Espiritualmente hablando el pan representa substancia, substancia espiritual, el elemento espiritual fundamental para satisfacer toda necesidad.


El vino representa la sangre, la sangre de Jesús se convierte en la sangre de Cristo, la corriente de vida espiritual eterna a la cual Él se refirió cuando le dijo a la mujer samaritana: “el que beba del agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” (Juan 4:14) Sabemos que el agua al igual que la sangre representan vida.


Beber y comer significan apropiarse para hacerlo parte del organismo. Cuando bebieron el vino se apropiaron de la vida espiritual eterna de Cristo y cuando comieron el pan se apropiaron de la substancia que satisface toda necesidad.


Este es un proceso que no muchos comprenden, pero que muchos cristianos aceptan por fe. Lo importante de este evento es que hubo un elemento clave que se dio para que este proceso de transubstanciación se efectuara, y fue el dar gracias a Dios.


Jesús estaba celebrando con sus discípulos el cumplimiento de la misión que Dios había dispuesto para Él, que incluía someterse a una muerte cruel para la remisión de los pecados y para el establecimiento de un nuevo pacto con Dios.


Como resultado de esto Jesús se convirtió en el mediador del nuevo pacto entre Dios y cada uno de nosotros. Y cito: “Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los impuros, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo... limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? Por eso Cristo es mediador de un nuevo pacto.” (Hebreos 9: 13-15)


La enseñanza para nosotros es que podemos cambiar el carácter de cualquier condición que estemos enfrentando con acción de gracias.


Si estamos experimentando una condición de enfermedad podemos comenzar a dar gracias por la corriente sanadora de Cristo fluyendo en nuestro cuerpo.


Si estamos pasando por una situación de estrés e inarmonía podemos comenzar a dar gracias por la armonía y la paz que Jesucristo nos prometió y que solo Dios puede dar.


Si estamos pasando por momentos difíciles de escasez podemos dar gracias por esa Toda Suficiencia en todas las cosas.


Y después haber logrado alcanzar nuestras metas y objetivos demos gracias a Dios reconociéndolo como lo que realmente Él Es, la fuerza que energiza nuestros más íntimos deseos para el logro de nuestros más altos ideales.


El apóstol Pablo dijo: ¡Gracias a Dios por su don inefable! (2 Corintios 9:15) ¿Qué significan estas palabras? La palabra don significa dádiva, y la palabra inefable es algo “que no se puede explicar con palabras”. (DRAE)


Entonces: ¿de qué está hablando Pablo? Pablo está hablando de esa dádiva que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros una dádiva que no se puede expresar con palabras porque es más que palabras, es una realidad espiritual trascendental, somos un triunfo de perfección espiritual transitando por el camino que nos lleva al encuentro con nuestro verdadero ser. Estamos en una búsqueda cuyo propósito es encontrarnos con nosotros mismos, encontrar quién o qué somos realmente.


La inmensa mayoría no tiene la más remota idea de quienes son realmente. Tampoco les interesa mucho. Sus intereses son predominantemente externos.


Pero a medida que vamos alabando y dando gracias a Dios vamos descubriendo las riquezas del reino que yacen en las profundidades de nuestro ser. Seremos más felices porque irradiamos felicidad dondequiera que vamos, seremos más saludables, disfrutando de periodos de salud cada vez más largos y progresaremos en todas las fases de nuestra vida.


Todo esto es posible para ti y mucho más dando gracias a Dios, y todavía pueda ser que te preguntes: ¿quién soy realmente?


Y cuando sepas sencillamente que eres un hijo de Dios, viviendo en la casa de Dios y ayudando a otros a conocer esta gran Verdad no te quedará otra alternativa que alabar y dar gracias a Dios.


Por esto Dios te bendice porque sabiendo estas cosas las haces.


Meditemos…


¡Amén!


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