Madre: Fuente de Amor Divino
“El amor es sufrido, es benigno;… no hace nada indebido, no busca lo suyo… no guarda rencor;… Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…” (1 Corintios 13:4,5, 7,8)
Hoy es un día muy especial y es un día maravilloso, pues estamos celebrando el Día de Las Madres en nuestro país.
A lo largo de las Escrituras encontramos que hubo una cantidad de mujeres que en el desempeño de su rol de madre fueron instrumentales en el desarrollo del pueblo hebreo y su fe en Jehová-Dios y través de Su mediador Jesucristo.
Estas mujeres-madres han sido protagonistas en el desarrollo del judaísmo, el nacimiento del islamismo y del cristianismo.
Algunas de ellas fueron Sara, esposa de Abraham y madre de Isaac; Rebeca, esposa de Isaac y madre de Jacob y Esaú. Lea y Raquel hermanas y esposas de Jacob a quienes Dios bendijo dándoles hijos que llegaron a formar las doce tribus de Israel.
Agar, concibió un hijo de Abraham llamado Ismael, quien fue patriarca de los árabes y precursor del Islamismo.
Jocabed fue la madre biológica de Moisés quien liberó al pueblo hebreo de su cautiverio en Egipto. Ana fue la madre del profeta Samuel quien ungió a los primeros dos reyes de Israel, Saúl y David.
Noemí, “mujer generosa y sabia en sus consejos” fue la suegra que compartió su fe con sus nueras Orpa y Rut. Luego que ambas enviudaran Rut se casó con Booz y dio a luz a Obed quien fue el abuelo paterno del Rey David.
La narración de la historia de Rut “es como un puente tendido en el AT hacia el mensaje del NT, hacia la predicación cristiana de la igualdad de todos los seres humanos ante los ojos de Dios. Es un puente afirmado sobre una base histórica: la genealogía que se inicia en Rut la moabita y que llevará finalmente al nacimiento de Jesucristo.” (Rut p.339)
Ya en el Nuevo Testamento tenemos a Elizabet y María madres de Juan el Bautista y Jesús respectivamente. Juan anuncia la llegada del Mesías, lo bautiza y Éste comienza Su ministerio redentor, que da nacimiento al cristianismo.
Ustedes pueden ver a grandes rasgos cuan importantes han sido estas madres en la evolución del conocimiento acerca de la naturaleza de Dios, de la fe y de nuestra relación con Dios.
Pero a medida que la humanidad sigue evolucionando, los roles sociales y familiares también evolucionan y cambian. Ciertamente el concepto del rol de la madre también ha estado sujeto a cambios.
Cualquiera que sea la condición estoy seguro que cuando pensamos en nuestras madres siempre vienen recuerdos de su trato tierno y amoroso pero también de alguna reprimenda por algo incorrecto que hicimos que hoy por hoy agradecemos porque era lo que nos merecíamos en aquel momento.
Entendemos que fuimos castigados como consecuencia de nuestros propios errores, tal vez perdimos algún grado de libertad porque no supimos usar la libertad que se nos dio correctamente.
Tal vez sabemos que esa reprimenda que recibimos de parte de nuestra madre no fue para hacernos daños sino para corregir una conducta inapropiada de parte nuestra. O sea, que fue para nuestro bien.
Todos y cada uno de nosotros somos almas en camino de perfección, y como tal asumimos roles para perfeccionarnos. El ser madre es un rol sagrado y nada tiene que ver con el sexo de la persona. Al igual que el ser padre tampoco tiene que ver con el sexo de la persona.
El ser padre o madre son roles que se asocian con el sexo por causa de normas y valores sociales.
Nuestros hijos vienen porque Dios nos ha dado la capacidad de engendrar vida, pero esta capacidad ha sido compartida de manera complementaria y naturalmente una parte debe unirse a su complemento para crear un todo capaz de engendrar a un ser humano.
Pero Dios como una Totalidad tiene el poder creador de vida. Las Escrituras dan testimonio de esto.
No obstante, es importante que entendamos que la celebración del Día de las Madres no es exclusiva para aquellas mujeres que han parido. Madres también son las que han adoptado a un hijo por las razones que fueran, sean estas por causa de esterilidad o por amor y compasión.
Pero esto no se queda ahí, estamos hablando también de padres, específicamente hombres que han hecho el rol de madres expresando esa cualidad divina de puro amor que solo se le ha atribuido tradicionalmente a las mujeres.
Hay muchos hogares que por diversas razones han perdido la figura materna y el padre, hombre, ha tenido que asumir el rol de padre-madre. Y muchos de ellos lo han hecho igual o mejor que las mismas mujeres que decidieron abandonar el hogar.
No quiero que nadie tome esto de manera personal, especialmente las mujeres, solo estoy describiendo un escenario que se da en nuestra sociedad, pues si bien esto es cierto no es menos cierto que hoy por hoy la inmensa mayoría de nuestros congregantes en nuestra comunidad espiritual son mujeres, lo que claramente indica que ellas están más interesadas en su desarrollo espiritual que los hombres. Lamentablemente los hombres escasean.
Lo que quiero es exhortarles a que en este día también honremos a aquellos hombres que han realizado exitosamente su rol de padre-madre en la crianza de sus hijos.
Lo que deseo es que vayamos cambiando la norma social de que hoy vamos a honrar solo a las mujeres especialmente las que han llevado a cabo el rol de madres; o sea quiero ir cambiando el paradigma de que hoy se celebra el día de las madres y que este día es exclusivamente para honrar a las mujeres que nos parieron o a las que nos criaron.
Debemos también honrar a esos hombres que se atrevieron a dejar su machismo a un lado y ejercieron su papel de madre con la misma ternura y amor que lo hace una amorosa madre.
A ellos también debemos honrarles y dedicarles este día tan especial.
Permítanme contarles mi historia personal. Por circunstancias de la vida perdí mi madre biológica a la edad de aproximadamente 6 años. Mi padre y yo quedamos solos por espacio de seis años y les puedo decir que él realizó perfectamente su rol de padre-madre así lo sentí y así lo siento todavía.
Durante este tiempo, él conoció a una mujer que tenía casi el mismo nombre que mi madre y el mismo apellido que ella. Y cuando la conocí sentí que fue un ángel enviado por Dios para cuidarnos a los dos. Al cabo de unos meses fui yo el que le pregunté que por qué no se casaba con ella.
Y así él lo hizo y les puedo decir que todo cambió para bien, ella realizó una labor excelente como madre y esposa.
Mi padre partió hace muchos años mi segunda madre todavía vive y a ella también le debo en gran parte lo que soy.
A mi padre y a mi madre, la que me crio, hoy le dedico este día en reconocimiento de su labor conmigo.
Queridos amigos, las bendiciones a menudo vienen disfrazadas detrás de eventos trágicos, y también encubiertas detrás de un evento natural o cotidiano. Pero por eso no dejan de ser bendiciones.
Busca la bendición que hay detrás de esa relación paternal que por alguna razón todavía no has descubierto. Por mala que pueda haber sido una relación en apariencia nunca deja de ser una bendición si podemos lograr desenmascararla.
Volviendo a mi historia, podrías preguntarte ¿Y qué papel desempeño tu madre biológica al irse de tu lado a tan temprana edad?
Cierto es, que no tengo muchos recuerdos de ella pero puedo decirles que sentí su gran amor hacia mí por la manera que me hablaba.
Yo le tenía mucho miedo a los relámpagos y a los truenos, especialmente a esos que sonaban muy fuertes sin avisar, como si fuesen una explosión de repente.
Recuerdo que un día estaba lloviendo mucho y ese día yo estaba durmiendo por la tarde y sonó un trueno tan fuerte que me despertó, y ¡maravilla de maravillas!, lo primero que vi fue a mi mamá recostada de la baranda de mi cama y con su silencio me dijo: —Estoy contigo, no hay nada que temer. Sentí una protección total que recordaré eternamente.
Y a lo largo de mi vida a través de sucesos que me han ocurrido he sentido que mi mamá ha estado ahí como un ángel protector.
Queridos amigos, la Biblia habla acerca de los ángeles, y yo creo en los ángeles literalmente hablando. Y estoy convencido de que ella ha hecho su papel de ángel de la guarda conmigo.
Mis madres han sido una gran bendición para mí. Tal vez no sea tu caso, pero como dije anteriormente, busca la bendición que hay en esa relación, tal vez hay una gran lección que aguarda tu reconocimiento y aceptación.
Ten la valentía y atrévete a amar sin condiciones. Atrévete a perdonar a los que no te perdonan. Atrévete a desarrollar el amor divino y corroborarás por ti mismo que “El amor es sufrido, es benigno;… no hace nada indebido, no busca lo suyo… no guarda rencor;… Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…”
Pero sobre todo descubrirás que el amor hará por ti mucho más que todos los otros dones espirituales.
Dios te bendice porque sabiendo estas cosas las haces.
Meditemos…
¡Amén!