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La Llave de la Paz y Abundancia

“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:19)


Visité a Unity por primera vez, porque me sentía un poco deprimido por una relación de pareja en donde fui engañado.


En Unity encontré consuelo y me repuse, conocí posteriormente a Ruth y cuatro años más tarde me casé en con ella en Unity.


Teníamos muchos sueños y proyectos; queríamos hacer fortuna. Recibimos de parte de la madre de Ruth una donación, o regalo que en aquel tiempo era sustancial. Invertimos gran parte del dinero en un negocio de distribución de ropa y también en un Car Wash.


El negocio de distribución no prosperó y fuimos engañados en lo del Car Wash porque las cosas no se hicieron como se había acordado inicialmente. El inversionista mayor terminó haciendo las cosas a su manera y el negocio fracasó.


Esto nos llevó a tener una vida de ansiedades y preocupaciones financieras. Sin embargo, encontraba en las enseñanzas de Unity cierta esperanza de que nuestra condición de vida mejoraría.


Las palabras de la cita bíblica que amparan este mensaje son del apóstol Pablo a los filipenses y también Jesús nos dice “No temáis manada pequeña porque a vuestro Padre la ha placido daros el Reino.” (Lucas 12:32)

Al igual que yo y mi esposa, muchos han llegado a estas enseñanzas buscando una mejor calidad de vida. Por lo menos yo puedo hablar de mi propia experiencia.


Y a través del estudio, la oración y la práctica de estas verdades espirituales, que no son solo las enseñanzas de Jesús sino también las que he aprendido estudiando los libros de Unity, he podido ir transformando mi vida y consiguiendo una mejor calidad de vida.


Y una de las verdades espirituales que he descubierto es que Dios es un Dios de orden y que si prestamos atención al Espíritu nos vamos transformando en la medida que nuestra mente se abre a aceptar y a incorporar la Presencia de Dios en nuestros pensamientos y asuntos cotidianos; y que cuando hacemos esto le damos paso para que el Espíritu de Dios realice un trabajo transformador dentro de nosotros.


De hecho he visto o mejor, he sentido cómo el Espíritu Santo ha hecho una labor transformadora en mí, siguiendo un proceso místico y ordenado que no me es posible describirles de ninguna manera.


En esos primeros años de matrimonio tuve muchos reveses económicos y vivía muy ansioso lleno de preocupaciones porque mensualmente iba acumulando un déficit sustancial en mis finanzas.


Asistir y escuchar los servicios del ministro me alentaban y me daban un poco de fe. Tomé el curso de Lecciones Acerca de la Verdad pero no pude entender ese libro, y lo solté. Tuvieron que haber pasado por lo menos dos años antes de tomarlo en mis manos nuevamente.


Tomé otros cursos con el ministro y recuerdo uno que sé que muchos de ustedes conocen; Las Leyes Dinámicas de la Prosperidad. Me gustaba mucho el tema ya que una de las razones por las cuales iba a Unity era buscando prosperidad para mi vida.


El libro en inglés que estudiamos en aquella ocasión fue interesante pero no practiqué nada de lo que decía. Eso es como cuando una va a un seminario y recibe ideas que uno nunca las pone en práctica.

Mas adelante vi una versión más nueva del mismo libro y cuando le eché un vistazo noté que la autora había incorporado una cantidad sustancial de testimonios de personas que habían prosperado poniendo en práctica sus enseñanzas.


Seguí estudiando nuevamente el libro en inglés hasta que me encontré con una palabra decía “tithing”. Y les puedo decir que esa palabra inundó mi mente.


Le traje el tema a mi esposa y discutimos el concepto, y dada la condición financiera en que estábamos eso constituía un acto de pura valentía y fe.


Lo primero que hicimos fue diezmar de las ventas de un negocio de distribución que estaba dejando pérdidas, y lo segundo que hicimos fue diezmar de nuestros ingresos personales que no daban para cubrir nuestros gastos ni nuestras responsabilidades económicas.


Y la razón por la cual hicimos todo esto fue porque la autora dijo que el fundamento de la prosperidad descansa en la ley de dar según la expresó con palabras el Maestro Jesucristo.


“Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida darán en vuestro regazo.” (Lucas 6:38) Y ella añadió que la dación sistemática a la obra de Dios en la tierra nos ejercita y nos prepara para cambiar nuestra manera de vivir y nuestra calidad de vida.


También encontré otra cita en el libro de Proverbios 11:25: “El alma generosa será prosperada: el que sacie a otros también él será saciado.”


Entonces decidimos comenzar a dar a la obra de Dios. Las bendiciones de Dios no llegaron de la noche a la mañana, todo fue un proceso ordenado que tomó su tiempo. Una de las primeras bendiciones que llegó a nuestras vidas fue que después de estar buscando durante un tiempo tener un hijo, Ruth quedó embarazada.


A medida que profundizábamos en estas enseñanzas aprendimos posteriormente que la vida se vive de adentro hacia afuera y que la ley de dar a Dios las primicias de nuestros frutos es un acto de fe que comienza dentro de nosotros y va camino hacia afuera a nuestro entorno a hacer una labor que a Dios le interesa.


La Revda. Georgiana Tree West, ministra ordenada de Unity, quien hizo su transición en el año 1974, dijo lo siguiente: “Visto desde un punto de vista práctico, el diezmo es rendirle cuentas a Dios por lo que recibimos. Es un reconocimiento real de Dios como la fuente de nuestra provisión; sin diezmar el reconocimiento es puramente teórico.”


Cuando nosotros tomamos la decisión de diezmar realmente decidimos rendirle cuentas a Dios por todo lo que recibíamos aunque lo encontrábamos insuficiente para cubrir nuestras necesidades. Realmente nuestra situación financiera era tan crítica y aun así decidimos hacer nuestra parte y probar este principio espiritual.


Yo pensaba que si nuestra situación no mejoraba al menos yo había hecho mi parte; aunque estaba determinado a seguir intentándolo indefinidamente. La verdad es que las cosas no mejoraron de la noche a la mañana, pero tampoco empeoraron.


De hecho habían mejorado porque aunque seguía teniendo un déficit igual estaba dando el diezmo sistemáticamente. No les puedo explicar numéricamente como se hizo pero sé que se hizo.


Surgió una nueva plaza en mi trabajo y me la ofrecieron y luego me ofrecieron la oportunidad de venir a este país como Gerente de Planta. Esta oferta no la acepté de momento y la discutí con Ruth. Vine de visita en varias ocasiones y me abrumó la extrema pobreza que vi en el país. Comparado con Puerto Rico en aquella época la diferencia era abismal, del cielo a la tierra. El país pasaba por una crisis, la crisis del año 90.


Pero soltamos y dejamos ir, pues pensábamos que si nos iba muy mal en dos años estaríamos de regreso en Puerto Rico y aceptamos la oferta y todo comenzó a cambiar. Cerramos el negocio de distribución y se vendió todo el inventario. Aceptamos la pérdida del negocio del Car Wash y este cerró sus puertas para siempre.


Vinimos a vivir al país en medio de la crisis y dentro de esa crisis corroboramos como “Dios obra por sendas misteriosas”. La crisis llegó a su fin y todo volvió a la normalidad. Mi empleo con esa empresa también llegó a su fin. Aun así, seguimos diezmando porque era nuestra responsabilidad y nuestro deber seguir reconociendo a Dios como la fuente de nuestra provisión.


Me abrí y permití que el Espíritu continuara haciendo Su labor en mí y mi vida continuó cambiando y transformándose conforme a la voluntad de Dios siempre para bien. Y Dios me ha dado muchísimo más de lo que necesito para vivir.


Si sacara cuenta de lo que he dado a la obra de Dios desde que comencé a diezmar cosa que nunca haré, sé que sería una cantidad inmensa de dinero. Dinero que nunca me ha hecho falta porque siempre Dios me ha dado mucho más de lo que doy a Su obra.


Mi vida se ha completado. Puedo decir que no me hace falta nada, excepto el seguir laborando para la gloria de Dios.


Mi consciencia sigue transformándose de gloria en gloria según las palabras de Pablo. Esto ha sido un proceso interminable y doy gracias a Dios porque ha sido así.


Puedo decirles con plena seguridad que el diezmo me ha abierto el camino a las riquezas, sí las riquezas materiales pero también a las riquezas espirituales.


La dación sistemática y el reconocimiento sincero de Dios como fuente de mi provisión me han enseñado lo que es la verdadera prosperidad. Es mucho más que dinero, hoy disfruto de una alta calidad de vida, paz mental, una atmósfera de armonía, paz y buena voluntad en mi hogar y en mi entorno y tiempo para el disfrute de la vida.


Pero sobre todas las cosas he aprendido a amar a Dios cada día más y a servir a mi prójimo con alegría.


Afortunadamente muchos de los estudiantes de Unity conocen estas y otras verdades universales. Pero lamentablemente muy pocos las ponen en práctica por miedo al fracaso. A estos últimos les digo que pongan la ley a trabajar para que sean “hacedores de la palabra y no tan solamente oidores engañándoos a vosotros mismos.” (Santiago 1:22)


Pues “el que persevera en la perfecta ley, la de la libertad, no siendo olvidadizo sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace.” (Santiago 1:25 parafraseado) “… porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.” (Romanos 2:13)


Si te sientes que no estás viviendo la vida que deseas, si no estás teniendo una vida de alta calidad, comienza a poner la ley en acción en tu vida y como dice Malaquías” Probadme ahora en esto,… a ver sino abro las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” (Malaquías 3:10)


Y en la medida que te propongas amar a Dios cada día más y a cumplir Su voluntad y a mar a tu prójimo cada día más sirviéndole con alegría y entusiasmo experimentarás la revelación del Espíritu de Dios en tu vida y conocerás profundamente el verdadero significado que encierran estas palabras: “«Cosas que ojo no vio ni oído escuchó ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para lo que lo aman».” (1 Corintios 2:9)


Dios te bendice porque sabiendo estas cosas las haces.


Meditemos…


¡Amén!


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